sábado, 9 de febrero de 2019

EL CARDENAL MÜLLER PUBLICA UNA «DECLARACIÓN DE FE» ANTE LA CRECIENTE CONFUSIÓN SOBRE LA DOCTRINA DE LA IGLESIA


«Ocultar las verdades de fe es el peor engaño»
El Cardenal Gerhard Müller ha emitido una «Declaración de fe: ¡No se turbe vuestro corazón!», una profesión de fe, en la que apela a los que tienen responsabilidad en la Iglesia a cumplir con su obligación de guiar a las personas a la salvación frente a la «creciente confusión» sobre la doctrina de la Iglesia.
(InfoCatólica) En una profesión pública de fe, de cuatro páginas publicada en varios idiomas el 8 de febrero, y cuyo título está tomado del Evangelio de Juan «¡No se turbe vuestro corazón!», el prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina del la Fe reafirma muchas enseñanzas clave de la fe, recordando al clero y a los laicos que depende de los «pastores» el «guiar a los que se les ha confiado por el camino de la salvación».
«Hoy en día muchos cristianos ya no son conscientes ni siquiera de las enseñanzas básicas de la fe», se lamenta el cardenal alemán, «por lo que existe un peligro creciente de apartarse del camino que lleva a la vida eterna».
La intención del cardenal fue divulgar la profesión de fe el 10 de febrero. Esa fecha es la víspera del aniversario del anuncio del Papa Benedicto en 2013 de que renunciaría. Sin embargo, un sitio web polaco rompió el embargo y, por lo tanto, el documento se publicó en varios idiomas ayer noche.
Escrito en respuesta a las solicitudes de «muchos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos», la profesión de fe del cardenal llega mientras la Iglesia espera la cumbre del Vaticano del 21 al 24 de febrero sobre abuso sexual del clero, y siguiendo  declaraciones y documentos doctrinales que muchos fieles practicantes han encontrado, a veces, confusos, desorientadores e inconsistentes con la enseñanza de la Iglesia.
«Muchos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos de la Iglesia Católica, me han pedido dar testimonio público de la verdad de la Revelación»
El Cardenal Müller recuerda que el «propósito» de la Iglesia es llevar a la humanidad a Jesucristo y subraya la importancia del Catecismo de la Iglesia Católica como un «norma segura para la doctrina de la fe» que se escribió para contrarrestar una «dictadura» del relativismo.
Luego procede a citar copiosamente el Catecismo, intercalando pasajes con comentarios sobre lo que ve como una crisis de confusión y desorientación en la Iglesia.
El cardenal alemán exhorta a los fieles a «combatir» con «clara determinación» una «recaída en antiguas herejías», que consideran a Jesucristo como «solo un buen hombre, un hermano y amigo, un profeta o un moralista».
Destaca que la Iglesia, fundada por Cristo como «signo visible e instrumento de salvación», no se «refleja a sí misma, sino a la luz de Cristo que brilla en su rostro».
«La Iglesia no es una asociación fundada por el hombre cuya estructura es votada por sus miembros a voluntad. Es de origen divino», explica.
Subraya que la mediación de la fe está «está indisolublemente ligada a la credibilidad humana de sus mensajeros, que en algunos casos han abandonado a los que les fueron confiados, los han perturbado y han dañado gravemente su fe».
Cita las Sagradas Escrituras, advirtiendo contra aquellos «que no escuchan la verdad y siguen sus propios deseos, que adulan a los oídos porque no pueden soportar la sana enseñanza».
El Cardenal Müller, que fue Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe con Benedicto XVI y con el Papa Francisco de 2012 a 2017, reafirma que si la Sagrada Comunión se recibe de manera indigna, como la de algunas personas divorciadas y casadas de nuevo o las que no están en plena comunión con la Iglesia, no serán llevados a la salvación.
Subraya el mandamiento de la Iglesia de confesarse al menos una vez al año, explica la imposibilidad de ordenar a las mujeres al sacerdocio y advierte que una persona que muera en pecado mortal sin arrepentimiento se separará para siempre de Dios. La ley moral, dice, es una «verdad liberadora» y el camino de la salvación que «no puede ser relativizado».
El cardenal reprende a los obispos que «prefieren ser políticos» en lugar de proclamar el Evangelio, diciendo que hace que muchos se pregunten cuál es la naturaleza del propósito de la Iglesia.
También recuerda a los fieles el juicio final, la «puerta estrecha» del cielo y la «terrible posibilidad» de que una persona que se opone a Dios hasta el final de su vida «se condene de inmediato y por siempre».
OCULTAR LAS VERDADES DE FE ES EL PEOR ENGAÑO
Respondiendo a la crítica de que muchos pastores y obispos no están enseñando las duras verdades de la fe, el Cardenal Müller advierte que guardar silencio, sobre estas verdades es «el mayor engaño», como se advierte vigorosamente en el Catecismo.
«Representa la prueba final de la Iglesia y lleva a la gente a un engaño religioso de mentiras, al 'precio de su apostasía de la verdad'; es el engaño del Anticristo» dice, citando nuevamente el Catecismo y haciendo eco de lo que dijo el año pasado el Cardenal holandés Willem Eijk durante la controversia sobre la Sagrada Comunión para los esposos protestantes.
«Él engañará a los que se pierden por toda clase de injusticia, porque se han cerrado al amor de la verdad por la cual debían ser salvados» agrega el cardenal Müller, citando la segunda carta de San Pablo a los tesalonicenses.
Cierra su profesión recordando que todos los fieles deben «recordar estas verdades fundamentales adhiriéndonos a lo que nosotros mismos hemos recibido».
Y citando la segunda carta de San Pablo a Timoteo, llama a los obispos y sacerdotes a
«proclamar la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas. Tú, en cambio, pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos, realiza la función de evangelizador, desempeña a la perfección tu ministerio»
El cardenal Müller concluye con una oración a María, la Madre de Dios, pidiendo que «nos implore la gracia de aferrarnos a la verdad de Jesucristo sin vacilar».

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