Durante la Audiencia General de este 16 de enero en
el Aula Pablo Vi, el Papa Francisco afirmó que “Dios te busca, aunque si tú no
lo buscas. Dios te ama, aunque si tú te has olvidado de Él”.
El Santo Padre continuó con su serie de catequesis
sobre la oración del Padre Nuestro que se centró en la palabra “Abba, Padre” y
animó a llamar a Dios “papá”, y a tener un “corazón de niño”.
“No se trata solo de usar un símbolo -en este caso
la figura del padre- para atar al misterio de Dios; se trata en cambio de
tener, por así decir, todo el mundo de Jesús derramado en el propio corazón”, dijo.
Decir “Abba” -explicó el Papa- es “algo mucho más íntimo, más conmovedor que simplemente
llamar a Dios ‘Padre’… esta expresión evoca afecto, calor, algo que se proyecta
en el contexto de la edad infantil: la imagen de un niño completamente envuelto
en el abrazo de un padre que siente infinita ternura por él”. Por ello,
señaló que “para
rezar bien es necesario llegar a tener un corazón de niño”.
Refiriéndose al pasaje bíblico de la Carta de San Pablo a los Romanos,
el Santo Padre recordó que “no hemos recibido un
espíritu de esclavos para caer en el miedo, sino que hemos recibido el Espíritu
que nos hace hijos adoptivos”.
De este modo, el Papa remarcó que “el
cristiano no considera más a Dios como un tirano a temer, no tiene más miedo,
sino que siente florecer en su corazón la confianza en Él: puede hablar con el
Creador llamándolo ‘Padre’”.
En este sentido, Francisco recordó también la parábola del padre
misericordioso relatada en el capítulo 15 del Evangelio de San Lucas, para
invitar a imaginar la “oración pronunciada por el
hijo pródigo, después de haber experimentado el abrazo de su padre que lo había
esperado mucho tiempo, un padre que no recuerda las palabras ofensivas que él
le había dicho, un padre que ahora le da a entender sencillamente cuánto lo
extrañaba”.
El Papa preguntó: “¿Es posible que Tú, oh
Dios, conozcas solo el amor? ¿Tú no conoces el odio? Y Dios respondería: ‘Yo
conozco solo el amor’. ¿En donde en ti hay venganza, reclamo de justicia, el
enojo por tu honor herido? Dios respondería: ‘Yo conozco solo amor’”, afirmó.
Explicó que “el padre de aquella parábola,
en sus modos de actuar, recuerda mucho el ánimo de una madre. Son sobretodo las
madres a disculpar a sus hijos, a cubrirlos, a no interrumpir la empatía con
ellos, a continuar a quererlo, incluso cuando ellos no merecerían nada”.
“Puede ser que nosotros también pasemos por caminos
lejos de Dios, como le sucedió al hijo pródigo; o caer en una soledad que nos
hace sentir abandonados por el mundo; o, nuevamente, equivocarnos y estar
paralizados por un sentimiento de culpa. En esos momentos difíciles, todavía podemos encontrar la fuerza para rezar,
a partir de la palabra ‘padre’, pero dicha con un sentido tierno de un niño
‘Abba’, papá.”, exhortó.
El Señor “no ocultará su rostro a nosotros;
recuerden bien, quizás alguno ha dicho de si cosas feas, cosas que no sabe cómo
resolver, tanta amargura, por haber hecho algo. Él no ocultará su rostro. En el
silencio te dirá que jamás te ha perdido de vista, me he quedado siempre. No se
olviden nunca de decir padre”, concluyó.
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI
Prensa
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