miércoles, 16 de enero de 2019

«NADIE ME DA ALTERNATIVAS REALES A LA OPCIÓN BENEDICTINA; SÓLO DEJARLO TODO IGUAL O HACER POLÍTICA»


Rod Dreher explica cómo debe reorientarse la Iglesia: sexualidad, educación y comunidad.

Rod Dreher está presentando en España y otros países europeos su libro La Opción Benedictina, que anima a crear comunidades cristianas fuertes

El periodista norteamericano Rod Dreher está presentando en distintas ciudades de España su libro La opción benedictina (Ed. Encuentro). La tesis central de este libro, que provoca muchos debates, es que la sociedad occidental ha caído ya en un estado de barbarie y paganismo, con una hostilidad a la religión no muy distinta a la de un régimen comunista del siglo XX o a la caída del Imperio Romano bajo los bárbaros.

En esa circunstancia, la Iglesia, cada vez más débil, debe centrarse en una serie de cosas para crear entornos cristianos en los que poder educar a los hijos y protegerlos del adoctrinamiento anticristiano, a la vez que se prepara para alumbrar una nueva cultura, como hicieron los monasterios benedictinos, que de las ruinas de Roma empezaron a construir la Edad Media cristiana. La "opción benedictina" es crear comunidades e incluso toda una cultura paralela. Dreher ha conversado con ReL acerca de su tesis en el Espacio Encuentro de Madrid. 
- ¿Qué es lo que no entienden los que critican La opción benedictina?
- Ellos dicen que lo que yo pido es que los cristianos se escondan en catacumbas. Pero yo no pido eso. Los laicos cristianos no somos monjes, pero para mantenernos como cristianos en el mundo vamos a necesitar más tiempo dedicado a Dios, más Escritura, más contemplación, más oración y vivir en comunidad. No se trata de elegir entre salir del mundo o dedicarse al mundo, no; necesitamos ambas cosas. También nuestro Señor, antes de ir a predicar a la gente, se preparaba ayunando y orando. Al final, ese es el modelo que propongo.
- ¿Qué diferencia ve entre cómo se acoge esta propuesta en EEUU y en Europa?
- Yo escribí el libro pensando en lectores cristianos norteamericanos y ha sido una gran sorpresa para mí descubrir el interés que tiene para tantos europeos. Ya está traducido a 9 idiomas. Por lo que estoy viendo, la inmensa mayoría de mis lectores en Europa tienen unos 40 años o menos, y veo que a ellos no tengo que convencerles de la tesis central, de que se ha hundido la civilización cristiana. Ya lo saben, lo viven, están convencidos. En cambio, en Estados Unidos aún tengo que dedicar bastante tiempo a convencer de que esa es nuestra situación, que las cosas no son como antes. Lo que veo es que los católicos jóvenes en Europa están emocionados, con ganas de hacer cosas, de iniciar cosas nuevas, y eso me da esperanza. Un español me dijo: "aquí solemos ir 10 o 20 años por detrás de EEUU en casi todo", pero quizá en esto los españoles y europeos se nos adelanten.
- La oración, una sexualidad ortodoxa, la educación de los jóvenes... del 1 al 10, ¿qué es más importante?
- La oración debe ser el fundamento de todo lo que hagamos. Los que pierden a Dios primero pierden la capacidad de orar. Del 1 al 10, a la oración hay que darle un 10.
- ¿Y la sexualidad?
- Es que defender la ortodoxia de la Iglesia sobre la sexualidad, y ayudar a vivirla, es más importante de lo que piensa la gente. La revolución sexual es la revolución tecnológica aplicada al cuerpo. La Biblia nos enseña que nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo, por lo que debemos someterlos a la palabra del Señor. En mi propia conversión, mi mayor obstáculo era que no quería renunciar a mi libertad sexual. Yo quería ser cristiano... pero no en lo sexual. Finalmente, me armé un lío tan grande en mi vida que supe que definitivamente necesitaba a Dios, que iba a amar a Dios más que a mí mismo. Y vi que la ortodoxia cristiana en materia sexual va muy ligada a la cultura cristiana, que necesitamos esa sexualidad para crear una cultura que sea cristiana. En Estados Unidos, el colapso del cristianismo y la mayor amenaza a la libertad religiosa vienen de la revolución sexual y de la ideología de genero, la última versión de la revolución sexual. No podemos ignorar las enseñanzas claras de la Iglesia sólo porque nos parezcan difíciles de vivir.
- ¿Y la educación?
- La educación es esencial porque es la forma en que pasamos nuestra cultura a otras generaciones. Con ella formamos las mentes y corazones de los jóvenes. Pero en varios lugares las escuelas adoctrinan ya en ideología de género, incluso en escuelas católicas. Las escuelas mundanas hoy entrenan a los chavales para ser buenos conformistas y consumistas. Pero el cristianismo tiene una más visión más profunda y elevada del hombre. No podemos fiarnos ya de muchas escuelas supuestamente católicas. He oído historias de católicos españoles que descubren cosas indignantes en las escuelas de sus hijos, cosas que les enfadan. Lo mismo en EEUU. Así que necesitamos crear escuelas clásicas, y para eso quizá necesitemos cierto ecumenismo, unirnos entre varios para rescatar lo esencial.
- En su libro también habla de los empleos de un cristiano...
- Los cristianos de Occidente somos demasiado individualistas y debemos aprender a apoyarnos. En EEUU y en otros países vamos a ver a cristianos que perderán su trabajo en medicina, leyes, enseñanza u otros campos cuando rechacen aceptar el aborto, el matrimonio gay, la ideología de género... Debemos ayudar a esos cristianos que pierden sus trabajos, crear un espacio de apoyo. Hay cristianos que no quieren creerlo, pero ya ha pasado: los casos con pasteleros, floristas, etc... Muchos cristianos prefieren hacer como que no lo ven porque les asusta cómo puede afectarles. Pero hay que afrontarlo.
- Los que critican la "opción benedictina", ¿qué alternativas proponen?
- No veo que me den alternativas realistas. Algunos se limitan a decir: 'todo va bien, no hay problema alguno, no cambiemos nada'. Pero las estadísticas muestran que los jóvenes se alejan de la Iglesia, la dejan. Otros dicen: 'hay que esforzarse más en política, Trump nos ayudará mucho, con los republicanos lograremos mucho... No, es demasiado tarde. Es cierto que debemos votar y apoyar a quien nos ayude a proteger la libertad religiosa, pero es autoengañarse pensar que eso será suficiente. Esas libertades son necesarias, pero no suficientes. Yo no veo más alternativa que la opción benedictina. Si alguien tiene otra, que me la diga, que yo también tengo hijos y quiero lo mejor para ellos. Quiero prepararlos para ser cristianos bajo una cultura abrumadoramente hostil a lo cristiano y sus virtudes.
- En España tenemos un 8% de jóvenes católicos practicantes, un 12% si contamos los que van a misa un par de veces al mes. ¿Qué hacer?
- Hablando con jóvenes cristianos en España o Italia lo que veo es que que quieren verdadero catolicismo y se quejan que ni los curas ni los obispos están de su lado. Esos jóvenes son la clave. No quieren ser progresistas que rezan, quieren profundizar en la experiencia de oración. Al final, si intentas contentar a todos no contentas a nadie y nadie te va a responder.
- Hay movimientos y realidades eclesiales que dicen que con evangelizar por amistad personal ya basta...
- No sé mucho de las nuevas comunidades y nuevos movimientos católicos. Escribí el libro pensando tanto en católicos como ortodoxos y protestantes. Creo que los nuevos movimientos tendrán un papel importante. Y también que no hay forma realista de evangelizar excepto por contacto personal y a través de la belleza.

»Benedicto XVI dijo que los dos argumentos más importantes son los santos y las artes, el bien y la belleza hechos algo concreto. Eso abre la puerta al encuentro con la Verdad que es Jesucristo, en esta época en que la verdad ya no se ve posible. La compasión, el amor, una vida que cambia con la belleza, puede acercar a Dios. Esto siempre será personal. Por otra parte, la gente está desesperadamente sola y en la comunidad puede encontrar sanación y hermosura. En Italia conocí una comunidad de familias muy sana y hermosa, los Tipi Loschi. Los vi y pensé: "todos deberían tener algo así, tan lleno de amor y de luz de Cristo". Una comunidad debe ser eso, un buen ejemplo.

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