jueves, 3 de enero de 2019

MI EXPERIENCIA CON LA CARIDAD


¡Me enseñaron tanto!

Talentos Trabajando

Por: Valeria Macedo Menchaca | Fuente: Catholic.net
Talentos Trabajando es el nuevo proyecto de Catholic.net, donde invitamos a todos los talentos jóvenes a compartir con nosotros, a través de las letras, su experiencia de Dios. Cada miércoles estaremos publicando en esta sección un artículo nuevo.

Desde el verano me habían invitado  a participar en el “Apostolado de la Nueva Evangelización, ANE” y hasta  este periodo vacacional  pude asistir. Este proyecto consiste en dar de comer a gente que desvalida que vive en la calle y con en total pobreza.

Fue  un día, me hubiese gustado ir más pero los voluntarios  han aprovechado  estos días para tomarse un descanso.

El jueves 21 me citaron  a las 8am pues el camino sería largo para llegar al comedor en el que nos tocaría participar. Iba muy animada pues,  además mis padres me encargaron con una amiga de la familia que además de ser voluntaria en este apostolado también  participa en los apostolados del Regnum Christi.  El camino para llegar al comedor, nos tomó 40 minutos,  durante este tiempo iba imaginándome como seria a donde iba a ir, si me podría gustar o no. Tenía un poco de nervios pues a las únicas que conocía era a Tere con quien iba y allá nos encontraríamos con Nayelli, otra amiga de la familia.

Era indispensable llevar  un mandil y muchas ganas de trabajar. Entramos al lugar,  era un terreno que lo cubría un  piso de cemento  y el techo era una  lona de color azul.  Hay alrededor de 15 mesas rectangulares, las cuales son de lámina y las sillas de plástico.

Las mesas tenían  manteles de color rojo con tela cuadriculada, tal vez eran rojos por lo que se iba a celebrar ese día.  Como era una comida especial se les coloco a la mitad una maceta chiquita de Nochebuena.  Se les haría el festejo por Navidad.

 Al entrar nos dirigimos a un lugar de ese terreno que esta acondicionado como cocina y ahí estaban ya 10 personas, entre los encargados de esa sede y Nayelli.  Ahí me dijeron que me pusiera de inmediato el mandil, me lavara las manos y empezara a picar las manzanas.   Al final no supe ni cuantas manzanas corte, pero lo que si supe que eran 20 kilos.  Tere con quien iba le toco poner la crema, las nueces, etc. Los demás estaban cocinando la pasta, el lomo, etc. Muchas de las personas que iban ese día a cocinar llevaban a sus hijos, niños   que oscilan de entre los 3 y 14 años de edad.

Mientras sus mamas cocinaban ellos jugaban entre las mesas, el trabajo de ellos todavía no empezaba.

Al finalizar la ensalada, me fui con los niños a organizar la pastorela que les íbamos a presentar a las personas de la calle, ellos son los   invitados  cada semana. El comedor funciona los jueves y es cuando tienen oportunidad de comer en un plato, en una mesa y algo caliente la gente que vive en la calle.

Para la pastorela que se iba a presentar a los invitados, me toco preparar  y repartir los personajes entre los niños que habían asistido para acompañar a sus mamas, quienes semana tras semana son voluntarias en el apostolado. Había que  escoger a  María y  quien seria José. La ensayamos un par de veces,  tomamos un par de prendas prestadas para hacer la vestimenta de los “actores” y listo.

Ya eran las 11am cuando  se abrió el comedor para recibir a nuestros invitados, gente de la calle que no tienen un hogar, no cuentan con familia que se preocupe por ellos. Su casa es una banqueta, el bajo puente de una de las tantas avenidas de la ciudad de México o alguna alcantarilla. En muchas ocasiones el último alimento que tuvieron estas personas, fue el de la semana pasada cuando acudieron aquí a este comedor.

Entraron y comenzó la pastorela que se había organizado una hora antes, nuestros invitados estaban divertidos, aplaudían, se reían y alguno que otro también aprovecho para dormir. Seguramente ellos, los que se quedaron dormidos, se sintieron en un lugar seguro, en lugar un poco más cómodo de donde normalmente duermen y porque no hasta más cálido.

Al finalizar la obra  se quito el escenario y se preparo todo para colocar el altar.  Durante la obra había un sacerdote confesando  y me dio mucha alegría ver eso,  pues muchos de los indigentes  se formaron.   Es impresionante  ver la humildad  con la que las personas se acercaron al sacramento de la confesión, pues tal vez no prepararon a detalle su confesión, pero sí creo que cuando estaban ahí en el confesionario  entraron con el corazón en la mano.  ¡Me enseñaron tanto!

Comenzó la misa, no pude  estar presente pues tuve que salir  para apoyar  a los voluntarios quienes estaban empezando a servir la comida.  La ración de comida,  era la ensalada, lomo y pasta,  un bolillo y un refresco de gas. No pueden repetir pues la comida es escasa, si sobra se les sigue repartiendo a los que están o a las que van llegando.

Termino la misa y otros voluntarios comienzan a separar a los invitados por edades, los van acomodando en las mesas. Comen y durante este tiempo se les invita a colaborar  con los voluntarios para que se laven los platos y se limpien las mesas al finalizar la comida.

Afuera del comedor quedan muchas personas que ya no alcanzaron a entrar, pues llegaron tarde o simplemente ya no hubo  posibilidad de que entraran. Es sumamente triste ver cómo la gente se pelea por comer y en cuantas ocasiones no valoramos lo que tenemos en la mesa o en nuestra casa.

Terminamos de limpiar el comedor y regresamos a nuestra casa.  Muchos de los que se quedaron afuera nos preguntaban si nos había sobrado comida, era difícil decirles que ya no había.

Fue una experiencia con mucho aprendizaje,  fue la primera vez que iba pero me quedo con las ganas de regresar nuevamente. Será hasta el próximo periodo vacacional, pero creo que la mejor forma de ayudar en este momento a los voluntarios de este apostolado es compartir mi experiencia para que mucha gente los conozca y los puedan ayudar. Se necesitan muchos recursos para poderles dar de comer a más gente, se necesitan muchas manos para cocinar y muchas empresas para que los apoyen.  Este apostolado además de hacer una obra de misericordia ayuda a evangelizar a más personas.

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