Celebrada en Campo
Santa María La Antigua por Mons. José Domingo Ulloa.
Por: Mons. José Domingo Ulloa | Fuente: Jornada Mundial de la Juventud Panamá 2019
Permítanme en primer lugar saludar a los que son los protagonistas de
este evento. Queridos peregrinos que han venido de más de 140 países y juntos
soñar que un mundo y una Iglesia nueva es posible.
Gracias queridos jóvenes porque ustedes en frente de todas las
dificultades han sabido saltar los escollos y se han querido reunir en este
pequeño pueblo, en esta pequeña iglesia, que podemos decir desde hoy se
convierte en la capital de la juventud.
Hablar de jóvenes es hablar de esperanza porque solo el cambio en el
mundo, solo el cambio en la Iglesia vendrá de la mano de ustedes, queridos
jóvenes.
Queridos jóvenes:
Nuestro gozo es inmenso ante la presencia de todos ustedes. PANAMÁ hoy los recibe con el corazón y los brazos
abiertos. Gracias por aceptar el llamado de encontrarnos en este pequeño país,
en el que la fe llegó de la mano de la Virgen María, bajo la advocación de
Santa María la Antigua. Un país que ha hecho su mejor esfuerzo para que cada
uno de ustedes tengan un encuentro con Jesucristo: Camino,
Verdad y Vida.
SOMOS LA PRIMERA DIÓCESIS EN TIERRA FIRME, y desde aquí un 9 de
septiembre de 1513 se irradió el evangelio al resto del continente americano,
siempre bajo el amparo de María, la Madre. Ella siempre nos ha acompañado, por
eso no es extraño que ese encuentro con Jesucristo en esta Jornada Mundial de
la Juventud, sea María quien nos ha animado y nos seguirá animando para la
celebración de este evento histórico, que viviremos todos unidos: los jóvenes
cronológicos y los que contamos con más de 60 años porque nos sentimos jóvenes.
Solo dejamos de ser jóvenes cuando dejamos de soñar.
Damos gracias a Dios, por ser la sede de la primera Jornada Mundial de
la juventud donde María -“la estrella de la
evangelización”- ha sido propuesta por el Papa Francisco a ustedes como
modelo de valentía y coraje. Ella, la joven, estuvo disponible para cumplir con
el proyecto de Dios, para el que le había elegido y cuya respuesta es el lema
de esta Jornada Mundial de la Juventud: “He aquí la
sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
Hoy podemos decir todo nosotros: GRACIAS PAPA
FRANCISCO, por confiar y darnos la oportunidad de hacer una Jornada para
la juventud de las periferias existenciales y geográficas. Anhelamos que sea un
bálsamo para la difícil situación con la que conviven sin esperanzas mucha de
nuestra juventud, especialmente la juventud indígena y afrodescendiente, la
juventud que migra por la casi nula respuesta de sus países de origen, que los
lanzan a cifrar sus esperanzas en otros países, exponiéndolos al narcotráfico,
la trata humana, la delincuencia y tantos otros males sociales.
Para la Iglesia, como para otras comunidades de fe en nuestro país, pero
particularmente en comunión del Secretariado del Episcopado de América Central,
que comprenden todos los obispos de Centroamérica, ustedes son muy importantes.
Por ustedes toda una maquinaria humana se organizó para hacer posible que
puedan tener las condiciones mínimas necesarias para que vivan su peregrinación
en este pequeño istmo.
Ustedes queridos peregrinos de distintos países de nuestro planeta
tierra, encontrarán en Panamá un pedacito del mundo entero. Nuestra historia de
servicio, de ser punto de encuentro, de unidad en la diversidad, sin distinción
de credo, raza, edad, sexo, nos convierten en una nación bendecida.
Gracias a vuestra presencia este país es desde ahora junto a ustedes la
capital de la juventud del mundo, en el que con el cálido calor humano, y
también del clima para esta época, crean las condiciones propicias para que
puedan convivir entre sus pares compartiendo sueños, esperanzas y proyectos,
que por la fuerza del Espíritu Santo, los comprometan a hacer la revolución del
amor, que no será fácil, pero tampoco imposible si la confianza, como María, la
colocamos en Dios.
¿QUÉ PAÍS ENCONTRARÁN
LOS PEREGRINOS?
Una muestra de lo que vivirán los peregrinos en esta semana lo han
tenido quienes han tenido la experiencia de días en las diócesis tanto en
Panamá como en Costa Rica. Nuestro pueblo está preparado para recibirlos, para
compartir sus tradiciones, la riqueza multiétnica y pluricultural, pero muy
especialmente este istmo centroamericano está para compartir la alegría de la
fe en un Dios, que está actuando entre nosotros, en nuestra historia personal y
comunitaria.
En las parroquias y en los hogares de acogida se ha tenido la
preparación necesaria para dar lo mejor de lo nuestro, el cariño, la cercanía,
la fraternidad, el adoptarlos como verdadera familia, la familia de Dios.
DISPONIBILIDAD A LA
ESCUCHA DE DIOS
En estos días, queridos jóvenes de la JMJ, ustedes tendrán la
oportunidad de estar en las catequesis con obispos de distintos países;
contarán con una formación interesante; el Parque del Perdón, con estos lugares
para la confesión; reconciliarse con Dios; el Festival de la Juventud en el que
la variedad del talento de los distintos países ofrecen unas posibilidades para
alimentar el espíritu. Y sobre todo, hemos venido para encontrarnos con Jesús,
Jesús Eucaristía, alimento espiritual para desde ahí enfrentar los desafíos de
la vida.
Queridos jóvenes, este encuentro de ustedes jóvenes con Jesucristo debe
llevarlos a la confrontación consigo mismos y con el adoctrinamiento del
sistema de anti valores que impera sustentado en la búsqueda de una falsa
felicidad, que es tan fugaz que los lleva a experimentar desesperadamente con
tantas cosas que les dañan la mente y el espíritu y que al final no lograr
llenar el vacío existencial.
Jóvenes: El llamado sigue vigente, perenne, intenso, pleno de una
ternura que solo sabe comunicar Jesús. Quizá como Iglesia no hemos podido
transmitirles esto con la claridad suficiente, porque a veces, queridos
jóvenes, los adultos no pensamos como ustedes, pensamos que los jóvenes no
quieren escuchar, que son sordos y están vacíos. Sin embargo la realidad es
otra. Les hace falta orientación, acompañamiento, y pero sobre todo que los
puedan escuchar.
Sabemos que ustedes no se dejan impresionar fácilmente. Gracias queridos
jóvenes porque con ustedes no funcionan las frases hechas, los discursos teatrales
o los slogans diseñados para afiebrar sus emociones. Sabemos que al igual que
en los tiempos de Jesús, ustedes queridos jóvenes buscan testigos, referentes
llenos de contenido y experiencia; con un camino recorrido a pie, adultos con
kilometraje, y no un Dios aprendido e intelectualizado; ustedes buscan de quien
les muestre con su vida a Dios, y no quien les hable de Él.
JÓVENES VERDADEROS
PROTAGONISTAS DE LA JMJ
Queridos jóvenes, ustedes son y no me canso de repetirlo, los
protagonistas de esta Jornada Mundial. En la Iglesia estamos en espera de esta
primavera juvenil. Confiamos en ustedes, esperamos mucho de ustedes, porque
estamos plenamente convencidos, que los verdaderos protagonistas para los
cambios y las transformaciones que requiere la humanidad y la Iglesia están en
sus manos, en sus capacidades y en su visión de un mundo mejor.
Para asumir este gran desafío deben prepararse en conciencia, conociendo
su historia personal, familiar, social y cultural, pero sobre todo su historia
de fe. Solo así, de la mano de los abuelos y los mayores, podrán transformar
con la alegría del evangelio aquellas situaciones de injusticia y de inequidad,
que hieren a la sociedad.
En los ojos de María, cada joven puede redescubrir la belleza del
discernimiento; en su corazón puede experimentar la ternura de la intimidad y
la valentía del testimonio y de la misión.
Por ello, esta JMJ se le ha confiado
a María. Confiar en María no es solo pedirle que nos ayude o pedirle su
intercesión en todo; es también actuar como Ella. Imitemos su disponibilidad a
servir, como lo hizo con su prima Isabel. ¿Estemos
dispuestos a que una espada nos atraviese el corazón como le pasó a María, al
vivir la pasión de su Hijo y esperar pacientemente su gozosa Resurrección?
En la Iglesia, durante la preparación de la Jornada, hemos visto y
descubierto jóvenes capaces de darse en la entrega por los demás. Han ido
emergiendo los talentos y liderazgos juveniles que han sostenido la
organización de esta Jornada, han dado a tiempo y destiempo. Esta es una
valiosa muestra que sí, ustedes los jóvenes, pueden asumir proyectos
impensables.
VISIBLES JUVENTUD
INDÍGENAS Y AFRODESCENDIENTES
Una maravillosa experiencia también se ha tenido con los jóvenes
indígenas y afrodescendientes. Han tenido sus encuentros previos a la Jornada
Mundial, para abordar sus realidades específicas.
Esto marca un hito en las Jornadas y la Jornada Mundial de la Juventud
en esta región no podía ser sin visibilizar su situación, porque representan un
significativo número de la población del continente, que vive en situación de
exclusión y discriminación, que los ubica en la marginalidad y la pobreza.
En el Foro de los afrodescendientes, líderes juveniles de diversas
religiones e ideologías han mostrado su capacidad de generar juntos respuestas
a su situación de discriminación y exclusión demandando políticas públicas en
el marco de la justicia, la educación, el trabajo, y la reivindicación de la
mujer desde su cultura y la etnicidad, no solo en los espacios sociales sino
también en lo religiosos.
Los jóvenes indígenas realizaron su Encuentro Mundial, donde también
enfocaron en la memoria viva de sus pueblos, en la lucha por mantener armonía
con la Madre Tierra desde la riqueza de sus culturas a la luz de Laudato Si’.
La importancia de su participación activa en la construcción de un mundo
posible. Y para la juventud indígena ha sido muy alentador el mensaje del Papa
Francisco.
UNA HERRAMIENTA DE FORMACIÓN: DOCAT
En el acompañamiento de la formación de nuestra juventud, estamos proponiéndoles
el aprendizaje de la Doctrina Social de la Iglesia, a través de una herramienta
tecnológica, que fortalecerá el liderazgo juvenil.
Este es el sueño del Papa Francisco que también queremos sea asumido por
ustedes jóvenes peregrinos, especialmente en la región centroamericana, porque
una manera de enfrentar las adversidades desde la fe, es conociendo el
pensamiento social de la Iglesia, para hacer realidad la revolución del amor y
de la justicia.
El regalo del Papa a los jóvenes centroamericanos es el DOCAT Libro y DOCAT App que será entregado durante la Jornada
Mundial y es una oportunidad para que puedan asumir responsablemente su
protagonismo.
SANTOS PARA
TRANSFORMAR LA REALIDAD
En la exhortación apostólica sobre “El
llamado a la santidad en el mundo actual”, el Papa Francisco destaca que
la santidad tiene sus riesgos, desafíos y oportunidades. Porque a cada uno de
nosotros, el Señor nos eligió «para que fuésemos
santos e irreprochables ante él por el amor» (Ef 1,4)”.
Y ser santo no es tener rostros, como dice el Papa Francisco, de
estampitas que compramos por ahí. No, queridos hermanos y queridos jóvenes.
Todos podemos ser santos: Aun cuando podamos pensar
que nuestra existencia no tiene un gran valor por los pecados cometidos.
El Papa nos dice que para ser santo hay que ir contracorriente; hay que
saber llorar, es salir de la lógica “del pare de
sufrir”, que nos hace gastar “muchas
energías para escapar de las circunstancias donde se hace presente el
sufrimiento". El ser santo nos hace salir de la corrupción
espiritual y material, de todo aquello que nos causa mal y ofende a Dios.
Un santo defiende a los indefensos: al no
nacido, pero también al nacido en miseria; defiende a los migrantes, busca la
justicia; ora, vive y ama a la comunidad; es alegre y tiene sentido del humor;
lucha siempre, sale de la mediocridad, vive la misericordia de Dios y la
comparte con el prójimo.
Ser santo, queridos jóvenes, no es un mito, es una realidad. Y para eso
hemos peregrinado, para ser santos. El testimonio de vida de santos y santas de
la JMJ son una prueba de ello: San Martín de Porres, Santa Rosa de Lima, San Juan Diego,
San José Sánchez del Río, San Juan Bosco, Beata Sor María Romero Meneses, Juan
Pablo II y sobre todo San Óscar Arnulfo
Romero. Todos ellos nos muestran que es posible la vida de santidad, en
todas las culturas y etnias, sin diferencia de sexo, ni de edad. La entrega
generosa de sus vidas por Dios y el prójimo les hizo llegar a la santidad.
No tengamos miedo queridos jóvenes, tengamos el coraje de ser santos en
el mundo de hoy, con esto no renuncian a su juventud o su alegría; todo lo
contrario, mostrarán, como lo están haciendo durante este tiempo, al mundo que
es posible ser santo y ser feliz con tan poco, porque Jesucristo, la razón de
nuestra felicidad, ya nos ganó la vida eterna, con su Resurrección.
Queridos jóvenes que se han preparado para la Jornada Mundial de la
Juventud, los invito para que estén dispuestos a vivir desde este momento con
la humildad y disponibilidad de creyentes esta histórica experiencia en este
istmo panameño, donde hace más de 500 años llegó la fe. Esperamos que hoy
podamos decir al concluir la JMJ que hemos
enviado al mundo esos nuevos discípulos de Jesucristo para irradiar en toda la
tierra la alegría del evangelio. El evangelio de la misericordia y el amor de
Dios.
Durante estos días la ciudad Panamá será una gran “Casa de oración y de promoción cristiana”. La
palabra de Dios resonará en todos los momentos y por todas las esquinas de
Panamá.
Todo está preparado para vivir la fiesta del amor de Dios en medio de
nosotros. Pero no olviden que quien nos va a llevar de su mano será María, y el
papa Francisco como vicario de Jesucristo, nos afianzará y confirmará en la fe.
Nuevamente queridos jóvenes, bienvenidos a este
país y como dice el Papa Francisco, sigan armando lío y sigan poniendo
nerviosos a cada uno de nosotros los adultos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario