martes, 15 de enero de 2019

ESTA BIEN QUE ME ENOJE CON MI CÓNYUGE?


 “Se llevó las manos a la cabeza y con una mirada profunda y un rostro desencajado me dijo….
·         La verdad es que estoy que exploto y casi quisiera matarlo si pudiera. Mi enojo es increíblemente grande y luego de explotar, tengo que ir a pedirle perdón a Dios, porque sé que no me debo enojar”.
·         Le dije: ¿Y por qué no te debes enojar?
Me miró como si hubiese dicho una mala palabra y me dijo con energía:
·         “Pastor, Porque es pecado y Dios no quiere que yo me enoje.
·         ¿Estás segura de lo que acabas de decir? Le pregunté y ella me contestó: Claro que si, la Biblia lo dice.
·         Le dije: ¿Qué tal si saltamos la barda del enojo?. Y comencé a platicarle lo que hoy quiero compartir contigo.
Caminaremos por el sendero que nos ayudará a descubrir lo que podemos lograr si decidimos ir más allá del enojo y el rencor en nuestro matrimonio.

Encontraremos que no es fácil ir más allá del perdón pero con la ayuda del Señor lo lograremos.
Veamos algunas cosas que no podemos perder de vista:
• El enojo no es malo en sí, es la forma como los expresamos, porque el enojo es una emoción y las emociones son un regalo de Dios a la humanidad.
El enojo sin resolver es considerado la mayor enfermedad matrimonial. Por eso muchos matrimonios están camino al divorcio, por no saber manejar estas situaciones internas.
El enojo mal manejado produce distancia, sabotaje y finalmente divorcio.
Hay un maravilloso poder en el perdón y la confesión para remediar el enojo.
“Cuando te inunde una enorme alegría, no prometas nada a nadie. Cuando te domine un gran enojo, no contestes ninguna carta. Proverbio chino
ENOJO SIN RESOLVER ES LA PEOR ENFERMEDAD MATRIMONIAL.

La Biblia claramente dice:
«Si se enojan, no pequen.» No dejen que el sol se ponga estando aún enojados, ni den cabida al diablo. Efesios 4:26-27.

La Biblia autoriza la expresión del enojo, porque: Enojo es una emoción común y estamos expuestos a ello cada día-

No podemos evitar no enojarnos y no deberíamos tratar de no enojarnos, ni negar o suprimir esa emoción.

No es pecaminoso enojarnos y Dios espera que nos enojemos. Porque es una emoción, un regalo dado por Dios al ser humano y la Biblia nos habla de la ira de Dios. Esta emoción es la convergencia de Temor, Frustración y sentimientos heridos. Algunas veces el temor o la frustración se expresan a través del temor o cuando hemos sido heridos. Es un mecanismo de defensa instalado por Dios en el ser humano.

El enojo llega a ser pecaminoso si perdemos el control y lo seguimos alimentando o adoptamos una conducta vengativa hacia la persona que nos hirió. Entonces, nuestra reacción es el inicio del problema, no es en sí el enojo. Por ello la Biblia no nos impide enojarnos, pero si examinar nuestras reacciones al enojo.

Alguien lo dijo de esta manera: No me daña lo que la gente me hace, sino como reacciono a lo que le gente me hace”.

“La risa nos mantiene más razonables que el enojo”. Duque de Levis

En el matrimonio encontramos mucho deterioro en las relaciones por no saber reaccionar a aquello que ha disparado nuestro enojo. La mayoría de matrimonios desesperadamente dan estos cuatro destructivos pasos en medio del enojo.
1.- Aislamiento del cónyuge. Creemos que el aislamiento es la mejor arma, pero en realidad lo que hace es complicar el ambiente, ya que aumenta la brecha de separación. Una cosa es decir: ¡Dame tiempo, necesito procesar todo y cuando crea conveniente reanudamos el diálogo!, lo cual es válido y otra es simplemente aislarnos.
2.- Incremento y apasionamiento de las disputas. Nos cuesta manejar las emociones y dejamos que la pasión, el fuego y las chispas quemen las buenas relaciones y en cenizas jamás podremos resolver los conflictos.
3.- Disminuir o agredir verbalmente al cónyuge. Ya hemos hablado anteriormente del abuso verbal, pero necesitamos comprender que en los momentos de conflicto debemos concentrarnos en los hechos, sin agredir a la persona. Podemos decir cosas como estas: “Me molesta cuando dice tal cosa” y otra cosa es decir: “Es que tú eres un o una…”. En este segundo caso estaríamos agrediendo a la persona y eso distorsiona absolutamente toda la imagen de lo que venimos confrontando.
4.- Creencias negativas y venenosas hacia el cónyuge. El peor paso que crearía un desajuste doloroso, es permitir en medio del conflicto que creencias negativas y llenas de veneno contaminen nuestro pensamiento. Todos somos humanos y por consiguiente con defectos en nuestra vida. Si en medio del enojo me concentró sólo en lo negativo del cónyuge, el abismo entre los dos se acrecentará.

“Abre el ojo y te ahorrarás el enojo” Anónimo.

Cuando no resolvemos nuestro enojo en el matrimonio o familia eso produce efectos en por lo menos 4 áreas básicas en la familia:
Espiritual: Cuando permanezco enojado eso extingue la luz de Dios en nuestra vida y empezamos a caminar en tinieblas.
“El que afirma que está en la luz, pero odia a su hermano, todavía está en la oscuridad. El que ama a su hermano permanece en la luz, y no hay nada en su vida que lo haga tropezar. Pero el que odia a su hermano está en la oscuridad y en ella vive, y no sabe a dónde va porque la oscuridad no lo deja ver”. 1 Juan 2:9-11.
Yo no puedo desligar mi vida espiritual de la vida relacional con mi familia. La Vida Cristiana se caracteriza por ser tanto Vertical (Relación con Dios), como horizontal (Relación con los demás).
Emocional: El enojo crece en hostilidad, explosividad y amargura. Sabemos por experiencia propia, por la experiencia con la familia o con amigos que la hostilidad y el resentimiento terminan afectando nuestras emociones. Somos seres integrales. No podemos fraccionarnos.
Física: Enojo incrementa el riesgo de un ataque al corazón, depresión y otras enfermedades. La misma ciencia médica ha hablado del efecto que sobre el cuerpo se ejerce el mantener conflictos sin resolver. Nuestros huesos se secan, usando la expresión bíblica.
Relaciones: Enojo hace que la intimidad sea un peligro y por ello nos mantiene distantes. Cuando nos alejamos del otro, el ambiente en las relaciones se enfría y terminamos en el matrimonio y en la familia como si estuviésemos en un congelador. Las relaciones entre los seres humanos son vitales, no son experiencias periféricas, sino medulares.
Lo más triste en materia de familia es que enojo sin resolver a lo largo del tiempo, produce un Fruto Terrible: La epidemia del divorcio moderno.
El enojo pasa de generación en generación. Cuántos grados de enojo sin resolver entre una pareja se traspasan a los hijos, ya sea de ellos hacia uno de los padres o entre los hermanos.

Investigadores sugieren que un 80 % de la segunda generación de divorcios son influidos directamente por el enojo sin resolver en el divorcio de sus padres. Esa epidemia necesitamos detenerla inmediatamente. No hay vacuna o medicina de farmacia para eso, pero si hay medicina o antibiótico a la luz de Dios y esas medicinas son el diálogo de gente madura y el perdón.

CÓMO SALTAR LA BARDA DEL ENOJO.

Si queremos comenzar a practicar en el matrimonio y en la familia la habilidad y destreza de saltar la barda del enojo, sin anular la capacidad dada por Dios para enojarnos necesitamos comenzar a tratar los síntomas.

“Enojo raramente se expresa sin un argumento, pero raramente ese argumento es bueno” Halifax.

Síntomas que indican que es necesaria una acción restauradora en el matrimonio por causa del enojo:
El Primer síntoma se nota cuando usted o su cónyuge se cierran y no quiere hablar ni comunicarse con el otro. Esa luz roja no se puede ignorar. Así como usted no ignoraría una luz roja en el tablero de su carro de la misma manera es necesario detener el auto de nuestro matrimonio e indagar donde esta lo errado que enciende esa luz roja.

El Segundo síntoma se nota cuando la tranquilidad marital es perturbada. Cuando no se siente seguro de compartir sentimientos o expresar necesidad con el cónyuge. Ignorar, ser indiferente o peor insensible no mejorará nada, sino que lo complicará.

Con madurez, decisión, compasión y sensibilidad necesitaremos comenzar a dar los pasos necesarios para saltar la barda del enojo y así no sentirnos acorralados en nuestra relación de matrimonio y familia.

“El enojo no hace que nada sea mejor, a excepción de la espalda del gato cuando hace un arco” Anónimo.

Cuando usted hiere a su cónyuge, confiéselo con humildad y repare el daño. El orgullo humano se levanta para impedirnos reconocer, lo cierto de todo, es que al fallar en lo profundo de nuestro ser sabemos que hemos hecho mal.

Sea gentilUn comportamiento suave echa fuera el enojo del cónyuge. La gentileza así como el enojo es una expresión dada por Dios. Podemos estar enojados sin tener que perder la gentileza.
• Tome toda la responsabilidad que le corresponde en el conflicto y no puntualice las faltas del otro. Si usted cree que su cónyuge tiene el 90 % de responsabilidad en el conflicto, recuerde que usted es 100 % responsable de su 10 %, hágase responsable de ese 10 %. Si nos quedamos esperando que sea el otro el que asuma responsabilidad por su 90 % quizás esperaremos toda la vida, pero cuando asumimos nuestra responsabilidad por el 10 %, ese 10 % puede generar un milagro.
• Cuando su cónyuge lo hiera, decida perdonarlo y suéltelo en manos del Señor. El Perdón es el poder milagroso del Señor en acción. Por eso Jesús dijo en el Calvario: Padre, Perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Al soltarlo en manos del Señor, usted también se libera de los efectos corrosivos del enojo y la amargura que envenenan su vida.
• No deje que Satanás tome ventaja y le cobre usted y a su matrimonio. Actué rápidamente y repare la relación rota. Un descuido en esto de manejar correcto el enojo, podría iniciar una infección que podría agangrenar la relación del matrimonio. Mantener el enojo y rehusar perdonar es cómo comprar veneno para matar la rata, matarla y luego vivir con la hediondez el resto de la vida.
• Podemos con la ayuda del Señor saltar la barda del enojo y crecer como individuos. Crecimiento personal no está aislado de la relación con otros. Los conflictos en el matrimonio son como los obstáculos en la pista de carrera de los matrimonios. Los obstáculos nos ayudan a desarrollar músculos emocionales y espirituales que nos permitirán llegar a la meta como campeones de la vida.

PREGUNTAS DE REFLEXIÓN:
1.- ¿Cuándo fue la última vez que usted estuvo enojado y cómo manejo en esa ocasión el enojo? ¿Lo manejo bien o mal? Si lo hizo mal, ¿qué hizo para reparar el daño?
2.- ¿Cuál es la médula de los pasajes Efesios 4:26-27 y 1 Juan 2:9-11 y cómo aplicarías estos versos a tu vida hoy para crecer en gracia y madurez?
3.- Escriba los nombres de personas a quienes usted necesita, confesar sus faltas porque fueron heridos con sus acciones y ¿cómo cree que podría acercarse a ellos?
4.- Escriba para su uso personal los nombres de las personas a quien usted necesita perdonar porque ellos le hirieron.

Dr. Serafín Contreras Galeano.

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