A Rodrigo Amorim, flamante diputado de
Bolsonaro “ex-militar” (como siempre los caratulan los diarios progres) se le
escapó una verdad.
Hombre que “desprecia la ideología de género, asegura que las
mujeres y los hombres no son iguales y reprueba la homosexualidad” (periodismo dixit)
dijo el día de Reyes al referirse a la Aldea Maracaná (un predio de 14.300
mtrs. cuadrados ocupado en Río de Janeiro por los “pueblos originarios"):
“A quien le gusten los indios, que se vaya a
Bolivia, que además de ser comunista sigue presidida por un indio“.
¿Acaso dijo
alguna mentira? ¿No es que el mismo Evo Morales se jacta de su
“indianeidad"? ¿O se ofendería alguien por que se le dijese: “si te gustan
las polacas vete a Polonia?".
El mundo progre se rasgó las
vestiduras, claro; tanto que algunos clamaron que lo denunciarían ante la ONU
por “racismo de estado". Sí, como lo leyeron…
Ser “indio”
ni es ni debería ser un insulto, mucho menos cuando algunos hacen gala
de su “indianeidad", como es el caso
del indicientísimo vicepresidente del “Estado
Plurinacional de Bolivia", Álvaro García Linera, quien hace apenas unos días dijo contra
la opinión de la inmensa mayoría del pueblo hermano de Bolivia:
“Confío en la Pachamama para hallar gas, porque Cristo
no existe, no creo en él y menos en la Virgen de Copacabana”.
Claro que lo dijo en
castellano y desde un helicóptero, no en quechua o a pata pelada nomás… Porque
hay indios de todos los colores…
Que
no te la cuenten…
P. Javier
Olivera Ravasi
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