El Centro Católico Multimedial (CCM) publicó su informe “Evaluación del sexenio 2012-2018”, que evidencia la
creciente violencia contra los sacerdotes en México.
En sus 18 páginas, el informe detalla los casos de los 26 sacerdotes
asesinados en México en los últimos seis años y de los dos presbíteros que
permanecen desaparecidos; la mayoría de los cuales permanece sin aclaración
legal.
Además, se toman en cuenta cinco intentos frustrados de secuestros
contra sacerdotes y la explosión que ocurrió en el exterior de la sede de la
Conferencia del Episcopado Mexicano en Ciudad de México, en la madrugada del 25
de julio de 2017.
En diálogo con ACI Prensa, el P. Omar Sotelo, director del CCM, es
categórico al señalar que “México por 10 años es
uno de los países más peligrosos para ejercer el sacerdocio”.
“Este año
en América Latina se asesinaron, si no me equivoco, 14 sacerdotes. Siete de
ellos en México”.
En los 10 años que el CCM elabora y publica sus informes, los episodios
de violencia solo han aumentado.
El sacerdote explicó que al principio el informe era escueto. “Pero empezamos a ver que la situación de criminalidad,
ataques u hostigamiento contra ministros de la Iglesia estaban aumentando, así
que quisimos hacer las investigaciones más exhaustivas”, señaló.
Actualmente, el informe del CCM es consultado por organismos
internacionales e incluso por el Departamento de Estado de Estados Unidos.
“Nosotros buscábamos llamar la atención de la
opinión pública nacional e internacional”, indicó,
pues “era una información que estaba pasando desapercibida incluso al
interior de la Iglesia”.
“Aún hoy, terminando el sexenio, sigue habiendo
mucho hermetismo, escepticismo por parte de algunas autoridades a nivel
civil, a nivel judicial, pero también a nivel de la propia Iglesia, sobre por
qué se está dando esto”, lamentó.
“Es un fenómeno que nunca antes en la historia de
México había ocurrido”, añadió.
El informe aborda también las causas de los ataques contra los
sacerdotes mexicanos.
Para el P. Sotelo, si bien hay una situación de violencia generalizada
en el país, con más de 24 mil homicidios solo en 2018, los crímenes contra
presbíteros es “una situación complicada”.
“El ataque a los ministros de culto es mucho más
peligroso”, advirtió, pues si bien “no podemos hablar de una persecución religiosa como tal,
sí es un hostigamiento directo porque el sacerdote es un estabilizador social”.
“Cuando en las comunidades se atenta, se ataca, se
hostiga, se desaparece, se asesina y se difama a un ministro de culto, no solo se asesina a una persona, se atenta
contra una institución, la que estabiliza una comunidad, que da
seguridad, que presta servicios no solo espirituales sino sanitarias, de
derechos humanos, educativos, formativos, etc.”, indicó.
Una vez asesinado o desaparecido el sacerdote, y desestabilizada la
comunidad y la institución, las poblaciones quedan a merced de “un ambiente de terror, una cultura de terror, de silencio,
de corrupción. Así trabaja el crimen organizado”, explicó.
Para el P. Sotelo los asesinatos de sacerdotes en México “no son producto de la violencia organizada. La violencia organizada es producto
precisamente de la desaparición, de la desestabilización de la sociedad,
en donde autoridades morales, como los sacerdotes o líderes de opinión como los
periodistas, se han desplazado, y dejan el camino para que el crimen organizado
crezca”.
El sacerdote mexicano destacó la importancia de “dar
a conocer que este fenómeno no es algo pasajero, producto de la simple
violencia doméstica”, como tampoco se trata de “crímenes
de bajo impacto”.
Es necesario, dijo, “poner en su verdadera
dimensión lo que está pasando”.
Los fieles también tienen un papel clave para hacer frente a la
violencia contra los sacerdotes, explicó, pues deben saber que la vida de la
parroquia no es solo los domingos, sino “siempre y
en todo momento”.
“Tenemos
que hacer visibles estas situaciones. Darlas a conocer, denunciarlas y
acompañar también la vida de la parroquia”, señaló.
POR DAVID RAMOS
| ACI Prensa
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