domingo, 23 de diciembre de 2018

«ESTE AÑO EN UN MUNDO TURBULENTO LA BARCA DE LA IGLESIA HA SIDO EMBESTIDA POR TORMENTAS Y HURACANES»


Duro discurso del Papa Francisco ante la Curia con los casos de abusos como gran preocupación.
Como cada año el Papa Francisco reunió a sus colaboradores de la Curia Romana para felicitarles la Navidad y hacer un balance del año que termina. Tal y como se preveía, en sus palabras estuvieron muy presentes los graves escándalos de abusos que han saltado durante este 2018 en distintas partes del mundo cometidos por algunos miembros de la Iglesia y que tanto daño han provocado.

“En este mundo turbulento, este año el barco de la Iglesia ha vivido y vive tiempos difíciles, y ha sido golpeado por tormentas y huracanes”, aseguró el Papa al inicio de su discurso a la Curia. Y aunque el tema de la inmigración y la persecución a los cristianos fueron tratados por el Pontífice fue el de los abusos el que más centró su atención.

"NO TEMEN A DIOS NI A SU JUICIO"
El Papa Francisco denunció que “hoy hay ‘ungidos del Señor’, hombres consagrados, que abusan de los débiles, valiéndose de su poder moral y de la persuasión. Cometen abominaciones y siguen ejerciendo su ministerio como si nada hubiera sucedido; no temen a Dios ni a su juicio, solo temen ser descubiertos y desenmascarados. Ministros que desgarran el cuerpo de la Iglesia, causando escándalo y desacreditando la misión salvífica de la Iglesia y los sacrificios de muchos de sus hermanos”.

Resaltó además que los crímenes cometidos por las personas consagradas tienen aún un tinte más oscuro de “infidelidad y vergüenza” porque además “deforman el rostro de la Iglesia socavando su credibilidad”.

LLEVAR A LOS ABUSADORES A LA JUSTICIA
"Está claro que, ante estas abominaciones, la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes", dijo el Papa. Además, insistió en que la Iglesia no intentará nunca encubrir o subestimar ningún caso.

Francisco recordó que en el pasado es “innegable” que algunos responsables ya fuera por incredulidad, falta de preparación o inexperiencia, “debemos juzgar el pasado con la hermenéutica del pasado”, trataron muchos casos sin la debida seriedad o preparación. “Esto nunca debe volver a suceder. Esta es la elección y decisión de toda la Iglesia”, sentenció.

También se dirigió a los autores de estos crímenes. “A los que abusan de los menores, me gustaría decirles: convertíos y entregaos a la justicia humana, y preparaos para la justicia divina, recordando las palabras de Cristo: ‘Al que escandalice a uno de estos mis pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen una piedra de molino al cuello y lo arrojasen al fondo del mar’. ¡Ay del mundo por los escándalos! Es inevitable que sucedan escándalos, pero ¡ay del hombre por el que viene el escándalo!”.

LA IMPORTANCIA DEL ENCUENTRO DE FEBRERO
El Papa recordó el encuentro que tendrá con todos los presidentes de las conferencias episcopales del mundo en febrero para abordar esta crisis de los abusos. “La Iglesia reiterará su firme voluntad de continuar, con toda su fuerza, en el camino de la purificación. La Iglesia se cuestionará a sí misma, también utilizando expertos, sobre cómo proteger a los niños; como evitar estos casos, cómo tratar y reintegrar a las víctimas, cómo fortalecer la formación en los seminarios. Intentaremos convertir los errores cometidos en oportunidades para erradicar ese flagelo no sólo del cuerpo de la Iglesia sino también del de la sociedad”.

“De hecho, si esta grave calamidad ha golpeado a algunos ministros consagrados, uno se pregunta: ¿cómo podría ser de profundo en nuestras sociedades y en nuestras familias? Por lo tanto, la Iglesia no se limitará a cuidarse a sí misma, sino que intentará enfrentar este mal que causa la muerte lenta de tantas personas, en el nivel moral, psicológico y humano”, añadió el Papa.

El Pontífice también quiso hablar de otra “aflicción”, la “infidelidad” de que aquellos que “traicionan su vocación, su juramento, su misión, su consagración a Dios y a la Iglesia; aquellos que se esconden detrás de buenas intenciones para apuñalar a sus hermanos y sembrar discordia, división y el desconcierto; personas que siempre encuentran justificaciones, incluso lógicas, incluso espirituales, para continuar caminando sin problemas el camino de la perdición”.

EL DRAMA DE LA INMIGRACIÓN Y LA PERSECUCIÓN
Otras aflicciones que citó el Papa fueron el drama de los inmigrantes y la nueva era de mártires. Sobre el primero de los asuntos clamó: “¡Cuántos inmigrantes, obligados a abandonar su tierra natal y arriesgar sus vidas se encuentran con la muerte, o los que sobreviven, encuentran las puertas cerradas y a sus hermanos en la humanidad comprometidos con las conquistas políticas y el poder! ¡Cuánto miedo y prejuicio!”.

También habló de la “nueva era de mártires”. “Parece que la persecución cruel y atroz del imperio romano no tiene fin. Los nuevos Nerones nacen continuamente para oprimir a los creyentes, solo por su fe en Cristo. Los nuevos grupos extremistas se están multiplicando, apuntando a iglesias, lugares de culto, ministros y simples. ¡Cuántos cristianos todavía viven hoy bajo el peso de la persecución, la marginación, la discriminación y la injusticia en muchas partes del mundo! Sin embargo, continúan valientemente abrazando la muerte para no negar a Cristo. ¡Qué difícil es hoy vivir la fe libremente en muchas partes del mundo donde faltan la libertad religiosa y la libertad de conciencia!”, afirmó.

J. Lozano / ReL

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