Santa Claus y el
cristianismo están muy relacionados entre sí, es un Santo que gastó su fortuna
en obras de caridad, nacido en Asia menor, fue sacerdote y Obispo de Myra
(Turquía hoy en día), la iglesia celebra su santoral el 6 de diciembre de cada
año.
Acostumbramos regalar a los
niños algún detalle en su nombre
(Catholic.net) Es muy común, en estas fechas
decembrinas, ver por todos lados la imagen de un hombre regordete, de cabello,
bigote y larga barba blanca, vistiendo un atuendo en colores rojo y blanco que
genera ternura. Por supuesto que me refiero a Santa Claus, famoso personaje que
inmediatamente es relacionado por niños y adultos con el tiempo de la Navidad y
la recepción de regalos.
Con frecuencia, se puede
encontrar en muchos espacios públicos a Santa Claus sentado en una silla
recibiendo a muchos niños que ansiosos esperan para entregarle su carta de regalos
y se toman la foto del recuerdo. Y es que, aún en muchos países, se tiene la
tradición de que, en Nochebuena, es Santa quien trae a los niños que se han
portado bien los regalos de navidad. Pero ¿De dónde
viene este personaje? ¿Tiene relación
con lo que celebramos nosotros los cristianos?
En realidad, Santa Claus y el cristianismo están muy
relacionados entre sí. El nombre de este personaje procede de «Sinter Klaas» que es la manera en que en Holanda
se refieren a San Nicolás de Bari.
Este Santo nació en Patara en
Licea al Sur de Asia Menor. Cuando todavía era muy pequeño, sus padres
fallecieron heredándole una gran fortuna que al tiempo decidió dirigirlo a obras de caridad. Él era muy conocido porque
siempre ayudaba a los niños pobres de su ciudad. Tenía un gran sentido del humor y era muy generoso con todo aquel que
acudía por su ayuda. Al tiempo decidió consagrarse sacerdote y a los
años se convirtió en obispo de Myra en lo que hoy es Turquía.
Falleció en el año 350 d.c. y
sus restos reposan ahora en Bari, Italia. Lugar donde se erigió una gran
iglesia que recibe muchos peregrinos que los veneran. La Iglesia lo recuerda cada 6 de diciembre.
La caridad y generosidad de
este hombre ha forjado muchas tradiciones, entre ellas, la que algunos países
de Europa, acostumbran un día previo a su fiesta regalar en su nombre algún
detalle a los niños de su ciudad, entre muchas otras.
El ejemplo de San Nicolás es
digno de imitar. Nos enseña a siempre dar
con generosidad, no dando lo que nos sobra, sino de aquello que más nos hace
falta. Nos impulsa a desprendernos de lo mucho que tenemos para darlo a
quienes más lo necesitan y todo, de forma discreta y de corazón.
Este tiempo de Navidad es un
tiempo ideal para seguir el ejemplo de San Nicolás o Santa Claus, como mejor te
guste. Si en nuestras manos está poder hacer la diferencia en la Navidad de
muchos que nos necesitan, no sólo de forma material sino también con nuestra
compañía y sincera escucha, no lo pensemos y seamos más Santa Claus en el
mundo, uno real de carne y hueso.
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