La vida de un sacerdote
exorcista es una lucha constante contra la acción del demonio en la que la
oración es el medio
fundamental de combate.
¿Qué reza un
exorcista? Así
respondió a ACI Prensa en 2017 el P. Doriam Rocha Vergara, uno de los
sacerdotes más jóvenes del mundo dedicado a este ministerio y que tiene en su
haber más de 300 exorcismos realizados en poco más de 7 años.
El sacerdote de 37 años, Párroco
de la iglesia La Inmaculada Concepción en la diócesis colombiana de Valledupar,
contó que, en general, “recibo muchos ataques. Los días que no hago exorcismos
duermo bien y vivo bien. Sin embargo, los días que tengo sesiones son noches
difíciles. Primero, siento una pesadez física y mucho sueño. Enseguida tengo que ir al Santísimo.
Me cargo de tal manera que me pongo a la defensiva, el rostro se me desfigura
como si tuviera rabia, me quedo sin voz”.
P. Doriam Rocha
Vergara. @Diodevalledupar
pic.twitter.com/8sgfJX4mQ7
—
Diego López Marina (@diego_lopezm) 9 de noviembre
de 2017
Ante la acción del demonio que
obra tentando, provocando cambios de ánimo, enfermedad e incluso moviendo
objetos, el sacerdote explicó que a veces le toca hacer “autoexorcismos”, que
son oraciones que rezan los exorcistas para protegerse.
“Me toca utilizar
los sacramentales, cuidarme de no recibir nada que me manden de la calle. En
las noches no puedo dormir, me da taquicardias, se encienden las luces y otra
cantidad de cosas”, continuó.
El P. Rocha nació el 14 de agosto
de 1980 en el pueblo de María Angola, ubicado en el departamento del Cesar.
Estudió el curso de liberación y exorcismo en el Pontificio Ateneo Regina
Apostolorum en Roma, Italia, y luego hizo una especialización en ángeles y
demonios.
“Los exorcistas que
conozco realizan un exorcismo por semana. Yo los tengo permanentemente debido
al sufrimiento de la gente”, relata.
“Si me preguntan
¿qué me llevó a ser sacerdote? Yo respondo: el ver sufrimiento de la gente. Yo
no podría dormir tranquilo sabiendo que un alma se está perdiendo y el demonio
está destruyéndola”, sostuvo.
SU
VIDA ESPIRITUAL
El presbítero asegura que no ve
televisión en su cuarto, no tiene computadora, no bebe alcohol ni consume
tabaco, y que las vestiduras clericales lo ayudan siempre en su misión porque “un sacerdote no
solo debe serlo, sino también parecerlo, como dice el dicho”.
El exorcista de Valledupar se
levanta a las 4:00 a.m. e inmediatamente reza un Rosario, a las 5:00 a.m. lleva
una rutina de ejercicio. A las 6:00 a.m. reza el oficio solo o en compañía de
otros sacerdotes; a las 6:30 a.m. reza laudes e inmediatamente después celebra
la Eucaristía.
“No hay ningún solo día en mi vida que no
celebre la Eucaristía, con el pueblo o solo. Al lado de mi cuarto tengo
una capilla, un oratorio donde está el Santísimo y la presencia de la Santísima
Virgen María”, precisó.
Luego del desayuno, el presbítero
se dedica atender a las personas, “que pueden ser
entre 14 y 20 diariamente”.
“A las 12:00 p.m.
rezo el Ángelus, a las 3:00 p.m. rezo la coronilla de la Divina Misericordia, a
las 5:00 p.m. rezo las vísperas y a las 6:00 p.m. celebro la Misa de nuevo.
Luego de eso estoy con las comunidades. Al finalizar rezo el Rosario
nuevamente. Puedo rezar entre 3 a 4
rosarios diarios. Luego, voy directo al Santísimo Sacramento”, indicó.
El P. Rocha especificó que esa
rutina sucede en un día normal, “porque los jueves
hay exposición al Santísimo tanto en la mañana como en la tarde”.
“Cuando yo no puedo
dormir en mi cuarto, duermo en el Santísimo. Antes de dormir cada día rezo las
completas”, concluyó.
UN
LLAMADO
El sacerdote considera que Dios
le ha concedido un don especial: cuando era un seminarista, él oraba y “la gente caía y se liberaba”. “A mí me daba miedo,
primero que le vayan a decir al obispo, y segundo que no sabía que pasaba. Dios
me había concedido el don de la sanación y la liberación”, aseguró.
Después de ese suceso, el
entonces aspirante el sacerdocio habló con un exorcista que le aseguró que Dios
le estaba mostrando lo que quería para su vida.
“Empecé a leer
libros y prepararme. Luego, nombraron un exorcista oficial en mi diócesis. Le
dije al Obispo la experiencia que había tenido en el pueblo y me dijo que lo primero que tenía que hacer era una
carrera de santidad: que ayude al padre, al exorcista y haga carrera en
santidad. Hace 7 años me concedió la gracia de ser exorcista y pertenezca a la
Asociación Mundial de Exorcistas”, relató el presbítero.
El P. Doriam dijo que, a los 30
años, se sentía muy joven para dedicarse al ministerio del exorcismo pero que,
si el Obispo le concedía esa facultad, entonces debía hacerlo: “si Dios quiere que sea instrumento de gracia, un
instrumento de paz y de salvación, para liberar y ayudar a tanta gente, allí
donde muchos de mis hermanos sacerdotes no creen, allí estaré”.
Para concluir, el sacerdote dijo
que un buen exorcista necesita concentrarse en cinco aspectos: lo primero, “que sea humilde y que reconozca que no tiene ningún
poder y todo viene de Dios. Segundo, que sea obediente a su Iglesia, a su obispo,
a sus superiores. Tercero, que en su vida haya orden, vida de gracia, vida de
oración, vida de santidad. Cuarto, que en su vida haya disciplina para comer,
hablar, hacer los quehaceres cotidianos. Por último, el servicio que se presta.
Si uno se dedica a la cura de almas, cúrate tú primero, no vaya a ser que curar
la de muchos te terminas perdiendo”.
POR
DIEGO LÓPEZ
MARINA | ACI Prensa
No hay comentarios:
Publicar un comentario