Durante el Ángelus celebrado este domingo 25 de noviembre, último
domingo del año litúrgico y Solemnidad de Cristo Rey del Universo, el Papa
Francisco afirmó que Jesús quiere convertirse en nuestro Rey, pero no en un Rey
de este mundo, sino un Rey “que de un sentido nuevo
a nuestra vida”.
“Un Rey que, con su palabra, con su ejemplo y con
su vida inmolada en la Cruz, nos ha salvado de la muerte, ha indicado el camino
al hombre perdido, ha dado luz nueva a nuestra existencia marcada por la duda,
por el miedo y por la prueba de cada día”.
El Santo Padre insistió en que “no debemos
olvidar que el reino de Jesús no es de este mundo. Él dará un sentido nuevo a
nuestra vida, en ocasiones sometida a dura prueba también por nuestros errores
y nuestros pecados”.
La única condición es “que no sigamos las
lógicas del mundo y de sus ‘reyes’”.
El Pontífice realizó esta reflexión a partir del Evangelio de Juan
correspondiente a este domingo, en el que se narra cómo Pilato juzga a Jesús
después de que los soldados del Sanedrín lo detuvieran en Getsemaní.
El procurador romano le pregunta: “¿Eres tú
el Rey de los judíos?”. En su respuesta, Jesús primero aclara que su Reino “no
es de este mundo”, y después confirma: “Sí, como dices, soy Rey”.
Francisco explicó este misterioso pasaje evangélico: “Es evidente a lo largo de toda su vida que Jesús no
tiene ambiciones políticas”. Prueba de ello es que “tras la multiplicación de los panes, la gente,
entusiasmada por el milagro, quería proclamarlo rey para que derrotara al poder
romana y restableciese el reino de Israel”.
“Pero, para Jesús, el Reino es otra cosa y no se
alcanza con revueltas, con violencia y con la fuerza de las armas”. Por ese motivo, cuando el pueblo pretendió nombrarlo rey, “se retiró a la montaña a rezar”.
Es precisamente en esa concepción del Reino divino donde reside la
explicación a la siguiente frase, también de difícil interpretación, que dice a
Pilato: “Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente
habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es
de aquí”.
De esta manera, “Jesús quiere hacer entender
que por encima del poder político hay otro mucho más grande que no se obtiene
con medios humanos. Él vino a la tierra para ejercer este poder, que es el
amor, dando testimonio de la verdad”.
“Se trata de la verdad divina que, en definitiva,
es el mensaje esencial del Evangelio: ‘Dios es amor’ y quiere establecer en el
mundo su reino de amor, de justicia y de paz. Este es el Reino del que Jesús es
Rey, y que se extiende hasta el final de los tiempos”.
Por el contrario, el Papa puso de relieve que “la
historia enseña que los reinos fundados sobre el poder de las armas y sobre la
prevaricación son frágiles y antes o después terminan quebrando. Pero el Reino
de Dios se fundamenta sobre el amor y se radica en los corazones, ofreciendo a
quien lo acoge paz, libertad y plenitud de vida”.
“Todos nosotros queremos, paz, queremos, libertad,
queremos plenitud. ¿Cómo se consigue? Basta con que dejes que el amor de Dios
se radique en el corazón y tendrán paz, libertad y plenitud”, concluyó el Papa.
Redacción ACI
Prensa
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