lunes, 1 de octubre de 2018

OBJECIONES A LA 2ª VÍA DE SANTO TOMÁS


Teníamos pendiente continuar con el análisis de las 5 Vías para demostrar la existencia de Dios, de Santo Tomás de Aquino. En particular, nos quedó en el tintero revisar algunas respuestas comunes a la 2ª vía.
“OYE, PERO ESTO ES LO MISMO QUE LA 1A VÍA”
Hay un parecido evidente en la estructura con que Santo Tomás explica las dos primeras vías. Comienza con un dato empírico verificable (que existe el cambio, o un orden de causas eficientes), luego establece que ese dato se explica por una serie de entes, para luego descartar que esa cadena pueda extenderse infinitamente. Esa estructura ha llevado a que muchos crean que se trata del mismo argumento, que se nos “pasa gato por liebre” al presentar dos argumentos que en realidad no es más que lo mismo con diferentes palabras. Richard Dawkins lo dice así: “Las tres primeras [pruebas de Tomás de Aquino] son solo formas distintas de decir lo mismo y pueden ser consideradas en conjunto” (El Espejismo de Dios, Cap. 3, R. Dawkins, Espasa Calpe 2007)
Es cierto que hay parecidos, pero solo una lectura superficial llevaría a concluir que hablan de lo mismo. La 1ª y la 2ª vía se parecen entre sí tanto como una rueda y una pizza: ambas pueden tener la misma forma, pero a nadie se le ocurriría ponerle una pizza a un carro o darle un mordisco a una rueda.
El punto de partida es diferente para ambas demostraciones (la realidad del cambio en la 1a, las cadenas causales en la ) y discurren también en terrenos filosóficos diferentes (Las paradojas de la escuela eleática, por un lado; y las cuatro causas de Aristóteles, por otro), y por lo mismo es evidente que no son el mismo argumento.
Encuentro fascinante que el marco filosófico de ambas vías no sea religioso, ni siquiera tiene que ver con la teología natural. La doctrina del acto y la potencia resuelve el problema del cambio planteado por Parménides. La teoría de las cuatro causas nace para entender la realidad física. A primera vista, ninguna de las dos tiene nada que ver con Dios o la espiritualidad.
“LA CAUSA EFICIENTE NO EXISTE, NO LA PUEDES VER NI TOCAR”
El filósofo inglés David Hume (1711-1776) es famoso por haber negado que exista tal cosa como la causalidad. Según Hume, solo adquirimos verdadero conocimiento a través de los sentidos, y todo los demás que creemos que existe, pero no podemos percibir son meros hábitos de nuestra mente. Cosas como la causalidad, el espacio, el tiempo o las matemáticas, son meras ilusiones que nos simplifican la vida, pero que no corresponden a nada real, fuera de la mente.
Quien esté desesperado por refutar la 2ª Vía de Santo Tomás podría negar la causalidad, pero es una victoria pírrica. Junto con negar a Dios se acaba por destruir la posibilidad de desarrollar la tecnología y la ciencia, todo nuestro conocimiento de la realidad, incluso la mera posibilidad de comunicarnos, de exponer un argumento y de intentar refutarlo.
En cierta forma, lo de Hume se parece a la paradoja de Aquiles y la Tortuga: suena interesante, pero resulta contraria a la experiencia más común y básica. Negar la causalidad puede ser sugerente como experimento mental, pero nadie podría tomárselo en serio. Sin ir más lejos, quien habla o escribe confía en que las palabras reflejan sus ideas, y eso demuestra que la causalidad está operando en nuestra comunicación.
Por eso, porque todos percibimos y usamos la cadena de causas eficientes que existen en la realidad, ese es un punto de partida válido para la 2ª Vía. Después de todo, una demostración siempre parte de un dato indudable de la experiencia común a todas las personas. En la 1a Vía ese dato era el movimiento, que es evidente a los sentidos y por eso santo Tomás la llama “la más evidente". En la 2ª Vía, es el “orden de causas eficientes", que no percibimos por los sentidos, pero que forma parte de la experiencia de todos, incluso a la de Hume.
“EL UNIVERSO NO NECESITA UNA CAUSA”
Al leer en la 2ª Vía de una “serie de causas eficientes", tendemos a pensar en el efecto dominó, una larga cadena de causas y efectos que viene avanzando desde el origen del universo hasta nuestros días. La “causa eficiente primera” de Santo Tomás sería un ente que mucho tiempo atrás botó el primero dominó, por así decirlo, antes del big bang y el inicio del universo. Tendría sentido, entonces, objetar que existe la causalidad en nuestro día a día, no puede decirse lo mismo universo en su conjunto. Si el universo surgió espontáneamente, sin necesidad de una causa, o si existió siempre, Dios no es necesario. O si Dios no tiene causa, el universo tampoco necesita de una.
Sin embargo, Santo Tomás no está pensando un efecto dominó que viene avanzando desde el big bang hasta nuestros días. Al contrario, para efectos de este argumento, es indispensable pensar en la causa eficiente como simultánea al efecto. Entenderlo de otra forma implica que todavía no hemos comprendido cuál es la causa eficiente de un fenómeno.
¿La fuerza del lápiz es la causa eficiente de que caiga una gran baldosa? Es claro que no, el resultado provocado no guarda ninguna relación con la fuerza del lápiz. La causa eficiente de una baldosa cayendo con gran fuerza es la gravedad, operando al mismo tiempo de producirse fenómeno.
Insisto: La causa eficiente es simultánea con su efecto. En el ejemplo clásico del jarrón, su causa eficiente es el alfarero, pero no en cualquier momento, sino específicamente cuando él lo modeló, cuando sus manos se ahuecaron sobre la arcilla para darle forma. El alfarero puede perder las manos después, o carecer de los conocimientos para hacerlo antes. Nada de eso cambia el hecho de que él es la causa eficiente del jarrón, porque lo es al momento de fabricarlo.
Al comprender que causa y efecto son simultáneos, se hace evidente que la cadena de causas eficientes en la 2ª Vía es actual y presente, y no se extiende hacia el pasado. Por lo tanto, no necesitamos especular si Dios intervino en el big bang. En lo que a Santo Tomás respecta, el universo puede haber existido por siempre, y eso en nada afecta la validez de este argumento.
“NO PUEDES DESCARTAR QUE EXISTAN EVENTOS NO CAUSALES”
El universo es un lugar grande y extraño, lleno de fenómenos únicos que no podemos siquiera imaginar. En nuestra experiencia cotidiana existe la causalidad, pero es perfectamente posible que haya eventos no causales en alguna lejana galaxia, o al interior de un agujero negro. Los creyentes están demasiado ansiosos de poner a Dios en todas aquellas partes donde parece faltar una explicación, las lluvias, los terremotos, y eso ocurre en este caso.
Es cierto que a veces tendemos a caer en el “dios de los vacíos", pero es un error, y no lo que hace santo Tomás en la 2ª Vía. Él se toma el tiempo de explicar que un “evento sin causa” no es solo algo poco común, pero que podría ocurrir en algún rincón del universo. Al contrario, un “evento sin causa” es un concepto contradictorio en sí mismo, algo tan imposible como intentar pensar en un círculo cuadrado.
Sin embargo, no encontramos, ni es posible, que algo sea causa eficiente de sí mismo, pues sería anterior a sí mismo, cosa imposible.
De nuevo, el concepto de “anterior” empleado aquí no se refiere al tiempo, sino al lugar del ente en la cadena causal. No solo es poco común que algo sea causa de sí mismo, es simplemente imposible. Lo otro sería sostener que existe la magia, y que las cosas surgen sin razón de la nada (y no, el vacío cuántico no tiene nada de nada), pero eso es ya nos lleva a otro plano de la realidad.
Bueno, eso por ahora. Espero haber despejado algunos errores comunes acerca de la 2ª Vía, y pronto poder seguir con la 3ª.
Pato Acevedo

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