viernes, 14 de septiembre de 2018

¿QUÉ DECIR DE LAS MONJAS Y DE LAS RELIGIOSAS?


El varón y la mujer tienen ambos una alma que deben salvar, por ello las formas religiosas son a menudo masculinas y femeninas. Los fundadores han previsto, en efecto, las dos ramas, con la obligación de la clausura de los hombres hacia las mujeres y de las mujeres hacia los hombres. Los monasterios y los conventos son masculinos o son femeninos, nunca mixtos. Al menos ciertos ambientes de los monasterios o de los conventos no son accesibles a personas del otro sexo.

Por eso las rejas y los tornos en los monasterios y en los conventos del pasado. Todavía ahora persisten en ciertas localidades, pero la tendencia común va hacia la abolición de todo ello, lo cual es considerado anticuado y no comprensible ya en un mundo descristianizado y laicista.
El hábito de las monjas y de las religiosas podía durar incluso toda la vida. A menudo derivaba del vestido que marcaba el estilo popular de la localidad donde había nacido la Orden, pero después aquél hábito, que no hace al monje o a la monja, pero lo distingue, ha seguido la ley de la evolución y del cambio.
El día en que las religiosas de la caridad de San Vicente de Paúl cambiaron su hábito por primera vez, en una parroquia donde estuve, fui por la mañana a la iglesia a decir la Santa Misa. Los fieles no las reconocieron y decían: “Pero ¿dónde están las religiosas?”. En otra iglesia, en cambio, dos religiosas – de otra congregación – entraron con el velo y otras dos sin el velo y con permanente. Una señora tuvo el valor de apostrofarlas y les dijo: “¿Acaso se han vuelto locas?”. Pero las religiosas se rieron burlonamente.
¡Alabado sea Jesucristo!
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 ¿QUÉ DECIR DE LAS CONGREGACIONES ECLESIALES?
 “Congregavit nos in unum Christi Amor”. Este es el motivo por el que han surgido, en tiempos diversos, las congregaciones religiosas. Y son muchísimas y muy diferentes, difundidas por toda la tierra, así como está difundida la Iglesia por todas partes. Sólo consultando el anuario pontificio es posible cuáles y cuántas son. Diferentes entre ellas, pero fundamentalmente idénticas, las congregaciones religiosas han surgido como don de Dios para la Iglesia. Pero si las puertas de los infiernos no prevalecerán contra la Iglesia, no está dicho que los poderes infernales no prevalezcan contra las congregaciones en particular. 

En el momento en que viene a menos la fidelidad al carisma del fundador, la congregación religiosa, la particular, ya no tiene motivo para existir y, aunque continuara existiendo formalmente, resulta prácticamente inexistente y extinguida. “Cessent jurgia maligna, cessent lites”. En el interior de una congregación religiosa no son admitidos altercados, sino puntos de vista diferentes, por lo demás superables y nunca de gravedad relevante. 

¿Por qué no hallar un punto de encuentro? Porque ya no se es capaz de quererse. En este punto se excluye el mandamiento de la caridad querido por el Señor Jesús, se excluye cualquier punto de encuentro y falta lo esencial a unos y otros. Cristo perdonó y amó incluso a sus enemigos y como Él hizo deberíamos poder hacer nosotros. Por esto nos reconocerán que somos todavía discípulos suyos, si tenemos amor los unos por los otros, como el Divino Maestro nos ha enseñado. 
¡Alabado sea Jesucristo! 
Praesbyter senior
(Traducido por Marianus el eremita / Adelante la Fe)

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