Al
término de una conferencia dada en el mes de julio, en Polonia, por
Monseñor Pozzo (Comisión Pontificia “Ecclesia Dei”),
éste último respondió algunas preguntas de los presentes. A partir de éstas, el
Padre Jean-Michel Gleize, de la FSSPX, elaboró el siguiente análisis.
La
situación actual de la Fraternidad San Pío X en la Iglesia fue uno de los temas
que salieron a relucir en el contexto de los comentarios de Monseñor Pozzo
sobre la liturgia, (en la séptima pregunta que se le realizó):
¿La decisión del Papa Francisco de conceder a los sacerdotes de la FSSPX
la potestad de dar la absolución sacramental puede ser tomada como una forma de
animar a los fieles a acudir con los sacerdotes de la FSSPX para otros
sacramentos?
La
respuesta de Monseñor Pozzo fue muy clara:
No, no creo que deba interpretarse de ese modo; no es un incentivo para
que los fieles busquen a los sacerdotes de la Fraternidad. El papa explicó sus
motivos para esta decisión en el decreto. Le preocupa la salvación espiritual
de los fieles de la FSSPX. Es por esto que le concedió validez y licitud, aún
después del Año Santo, a la absolución sacramental de los pecados y a la
extremaunción de los enfermos, para el bien de las almas. Suprema lex
salus animarum. Ésta fue también la razón para la Carta sobre los Matrimonios,
donde se concedió a los sacerdotes de la FSSPX la posibilidad de celebrar
matrimonios válidos con la debida forma canónica, por el bien de las almas, y,
ciertamente, con miras a la reconciliación. Sin embargo, los sacerdotes y obispos
de la Fraternidad San Pío X ejercen su ministerio ilícita e ilegítimamente. No
están excomulgados, desde luego, ya no lo están; la excomunión ya fue
levantada, por lo que no son cismáticos formales – es absolutamente falso
afirmar que la FSSPX es cismática desde un punto de vista formal y canónico –
ya no hay cisma puesto que ya no están excomulgados; eso es más que evidente.
Pero sí están en una situación irregular, y mientras no tengan un
reconocimiento canónico, no ejercen su ministerio legítimamente, excepto en lo
que respecta a las confesiones y los matrimonios, es decir, lo que el Papa les
concedió. Tenemos que ser muy claros en este punto. La necesidad de un
reconocimiento canónico no es solamente un acto notarial y formal. La Iglesia
es una estructura visible y es esencial que el clero tenga un reconocimiento
canónico de la Santa Sede. Ésta es otra verdad de la realidad de la Iglesia, y
ellos deben admitirla.
LA FSSPX NO ES CISMÁTICA
Hay que
destacar dos puntos de esta respuesta. El primero: “Es
absolutamente falso afirmar que la FSSPX es cismática desde un punto de vista
formal y canónico”.
¿Podemos tomar esto como una negación a los comentarios hechos por el Cardenal Burke el año pasado,
en su conferencia del 15 de julio de 2017, en Merdford? En todo caso, Monseñor Pozzo fue muy claro al despejar cualquier duda
sobre las acusaciones de cisma contra la Fraternidad San Pío X.
La razón
para afirmar esto es que la excomunión de los obispos y sacerdotes de la FSSPX
fue levantada, lo cual plantea la cuestión de las consecuencias exactas de esta
excomunión. Basándonos en las respuestas enviadas por la Santa Sede a Monseñor
Brunner, obispo de Sion (Suiza), en 1997, los obispos consagrados por Monseñor
Lefebvre en 1988 fueron excomulgados por razón de la consagración hecha sin un
mandato papal. La excomunión también afectó a todos aquellos que se adhirieran
formalmente al movimiento cismático inaugurado con estas consagraciones episcopales.
En su
Carta a los Obispos, del 10 de marzo de 2009, Benedicto XVI declara haber
levantado la excomunión en la que incurrieron los cuatros obispos consagrados
en 1988 por Monseñor Marcel Lefebvre, ni más ni menos. Es lógico pensar que
también, y por medio del mismo acto, levantó la excomunión resultante de la
adherencia formal a un estado de cisma, considerando que los cuatro obispos ya
habían expresado suficientemente “su
reconocimiento, en principio, al Papa y a su autoridad como Pastor, aunque con
algunas reservas en lo tocante a la obediencia hacia su autoridad doctrinal y a
la autoridad del Concilio.” La respuesta de Monseñor Pozzo, que
mencionamos arriba, confirma precisamente esta interpretación.
UNA SITUACIÓN INADECUADA
El
segundo punto: la situación de los sacerdotes de la FSSPX sigue siendo
inadecuada a los ojos de la Santa Sede, pues estos no cuentan con un
reconocimiento canónico, el cual es indispensable para cualquiera que desee
ejercer un ministerio legítimo en la Iglesia. Por lo tanto, los favores que les
han sido concedidos por el Papa Francisco son sólo excepciones, por el bien
espiritual (salvación) de los fieles que recurren a estos sacerdotes.
A los
ojos de Roma, el ministerio de los sacerdotes de la FSSPX no es legítimo fuera
de las condiciones establecidas por el Papa (para los sacramentos de penitencia
y extremaunción, y la delegación concedida para la celebración de matrimonios).
Por
tanto, Monseñor Pozzo admite que Roma sigue sin reconocer el estado de
necesidad que autoriza a los sacerdotes de la Tradición trabajar por la
salvación de las almas, a pesar de la ausencia de un reconocimiento oficial de
las autoridades conciliares.
Pero si
la Fraternidad no es cismática, ¿por qué Roma sigue
considerando irregular su situación? La explicación a esta pregunta fue
dada por Monseñor Pozzo en su respuesta a la pregunta anterior (la sexta
pregunta): El problema se terminará cuando la
Fraternidad San Pío X se adhiera a la declaración doctrinal aprobada por el
Papa Francisco y presentada por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Por
consiguiente, el problema es, ante todo, un problema doctrinal. A los ojos de
Roma, el reconocimiento canónico depende de la resolución de este problema.
Hemos de ser muy claros también en este
punto. Definitivamente.
— Padre Jean-Michel Gleize, sacerdote
de la Fraternidad San Pío X
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