martes, 25 de septiembre de 2018

EL BUEN PASTOR


¡PUEBLO MÍO, HEREDAD MÍA, ESTAD PREPARADOS CON VUESTRAS LÁMPARAS ENCENDIDAS CON LA ORACIÓN, PORQUE EL DÍA GRANDE Y TERRIBLE DEL SEÑOR SE ACERCA!

SEPTIEMBRE 24 2018 1:35 P.M.

LLAMADO URGENTE DE DIOS PADRE A SU PUEBLO FIEL. MENSAJE ENOCH

Mi paz sea con vosotros, Pueblo mío, Heredad mía.

Mi pequeño instrumento, el tiempo de mi Misericordia está por consumirse ya, sólo falta mi Aviso y Milagro, para que mi Misericordia de paso a mi Justicia. A medida que se va agotando mi Misericordia, también se va manifestando mi Justicia; todos elementos de mi creación que están en calma con la llegada de mi Justicia, comenzarán a despertar. La furia de la naturaleza y la conmoción del universo están por comenzar, cuando mi Misericordia de paso a mi Justicia, sabréis habitantes de la tierra que han llegado los días de la gran tribulación.

Todo por el momento está en tensa calma y esto hace que muchos sigan creyendo que no pasará nada. Mi creación se agita en algunos lugares, como un llamado a la humanidad para que se prepare; pero no, esta humanidad no le presta atención a las señales y signos que a diario se dan. Mi creación se estremece, mi tierra se agrieta y se abre en muchos lugares y del cielo grandes señales se manifiestan, pero a esta humanidad todo le parece normal. Muy pronto todo se desencadenará y ahí si van a entrar en pánico y a darse golpes de pecho y va a hacer muy tarde para muchos.

Humanidad ingrata y pecadora, mis días de Justicia Divina están llegando; ¿quién podrá resistir los días de mi Justa Ira? ¡Sólo aquellos que escuchan mi voz y ponen en práctica mis Preceptos, serán los únicos que podrán resistir el paso de mi Justicia! De nuevo os digo, ¡volved a Mí, antes de que se desate mi Justa Ira; porque en el tiempo de mi Justicia, ya no os escucharé! No os hagáis los sordos, prestadle atención a mis llamados porque ellos serán vuestra salvación mañana; no os hagáis los ciegos, prestadle atención a las señales y signos que el cielo y la creación os están dando, porque ellos os anuncian que este mundo que conocéis está por pasar. No sigáis dejando vuestra conversión para el último momento, porque os recuerdo que no vais a tener tiempo; dejad vuestra terquedad y cuanto antes volved a Mí. Os estoy hablando como Padre, escuchadme; atended a mis llamados porque como Padre no quiero vuestra muerte, sino que viváis eternamente.

Humanidad de dura cerviz, entended que como Padre me duele ver perderse a mis criaturas, y más a vosotros que sois lo más amado creado por MÍ. Si supierais humanidad ingrata de la tribulación que está por llegar, de seguro que lo dejaríais todo y me buscaríais con sincero corazón. La tribulación que está por llegar nunca antes se ha visto en la tierra; os digo que toda la creación y el universo estarán en conmoción; habrá escasez de todo, tragedias e infortunios se desatarán en cadena; virus y enfermedades crearán pandemias, plagas y pestes, diezmarán gran parte de la humanidad. Los hombres enloquecerán y el hambre hará perder la cabeza a muchos, hasta el punto de que muchas madres se comerán a sus hijos. (Lamentaciones de Jeremías 4, 10)

El dios dinero, rodará por el suelo y ya no servirá de nada; ya no les dará seguridad a los hombres ni les brindará alimento y protección. La soberbia y prepotencia de muchos que se sentían seguros con sus riquezas, caerá junto con su ídolo; la inmensa mayoría de la humanidad enloquecerá y los ricos y potentados, verán caer sus fortunas como castillos de arena. Sólo los que tengan puesta su fe y confianza en el Señor, podrán sobrevivir a aquellos días de gran tribulación que están por comenzar.

Pueblo mío, Heredad mía, estad preparados con vuestras lámparas encendidas con la oración, porque el día grande y terrible del Señor se acerca. Que no os pase como las doncellas necias que se quedaron por fuera del banquete por no tener aceite en sus lámparas. Vosotros permaneced despiertos y vigilantes, porque vuestro Amo se acerca y muy pronto tocará a la puerta de vuestra alma.

Quedad en mi Paz, Pueblo mío, Heredad mía.

Vuestro Padre, Yahvé, Señor de la Creación.

Dad a conocer mis mensajes en todos los confines de la tierra.

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