San
Gregorio I, del siglo VI, fue uno de los Papas más importantes que tuvo la
Iglesia. Fue el primer monje benedictino que accedió al pontificado. Y cuenta
la tradición que las autoridades debieron conducirlo por la fuerza a la
ordenación de Papal. Porque él quería seguir siendo monje en el monasterio de
San Andrés, que el mismo había fundado.
Nombrado doctor de la Iglesia, fue el Papa que nos
legó la estructura de la Iglesia en la época medieval.
Y estableció
la supremacía de Roma sobre los
patriarcados de Oriente.
Nos dejó para el futuro la mayor expresión
artística de la Iglesia, el canto gregoriano.
Y una de las devociones más extendidas para orar
por las almas del purgatorio.
No debemos
confundirlo con el Papa Gregorio XIII,
que promulgó el calendario gregoriano en 1582. Su fiesta es el 3 de septiembre y es el santo patrón de los coros,
los estudiosos, los cantantes, los músicos, protector contra la gota y la
peste.
CÓMO
FUE LA HISTORIA DE SAN GREGORIO MAGNO
Fue un Papa que vivió entre el año 540 y el 604, el
primer monje benedictino en llegar al pontificado.
Declarado doctor de la Iglesia y una de las figuras más importantes que tuvo la institución. Porque
fue fundamental en la consolidación de
la doctrina, organización, disciplina y liturgia de la Iglesia. Provenía de una familia muy rica que
tenía cuantiosas propiedades, que luego fueron donadas por Gregorio a la
Iglesia para construir monasterios. Uno de ellos, el monasterio de San Andrés, fue en el que vivió San Gregorio
antes de ser Papa. También su familia
era muy devota, ya que su madre Silvia ha sido declarada Santa, al igual
que dos de sus tías paternas, Tarsilla y Emiliana. De modo que Gregorio había
recibido una gran influencia religiosa en su infancia. Se dice que era insuperable en Roma en retórica y
dialéctica. De joven hizo estudios jurídicos y a los 30 años ya se lo
podía ver con un alto cargo de prefecto en Roma. Sin embargo le gustaba meditar las escrituras y conversar
sobre religión. Hasta que en el
año 574 decidió abandonar todo y convertirse en monje. Su propiedad en una de
las colinas de Roma la convirtió en un monasterio dedicado a San Andrés,
que seguiría la regla de San Benito.
Él declaró que los tres años en que vivió solamente
como monje en el monasterio fue la etapa más feliz de su vida.
Sin embargo
sus biógrafos dicen que la austeridad
con que llevaba su vida y las penitencias mellaron su salud de ahí en
adelante. El Papa Pelagio II lo llama
asistirlo como diácono en el año 578 y luego en el año 579 es enviado
cómo embajador permanente a la corte de Bizancio, donde permanece 6 años contra
su voluntad. Luego regresa a Roma y a su monasterio en San Andrés y más
adelante es nombrado abad del mismo. Dedicándose a proyectar el alcance del
monasterio para producir monjes destacados. La fama de Gregorio era fuerte en Roma y no tuvo más remedio que
aceptar el cargo de consejero y ayudante de Pelagio II. En los años 589 y 590 la situación de Italia era un desastre por
unas inmensas inundaciones, pestes que mataron a gran parte de la población y
una economía paralizada. Y para colmo muere
el Papa Pelagio II. El pueblo
Romano y el clero eligieron a Gregorio, en ese momento abad del
monasterio de San Andrés, como el futuro Papa. Pero él se negó a aceptarlo e
incluso habló con el emperador para que
no confirmara su elección. Él quería seguir su vida monástica. Mientras
tanto su fama seguía creciendo, porque llamó
al pueblo romano a una gran procesión para terminar con las pestes.
Y hay una leyenda que dice que luego de esto fue
visto el Arcángel San Miguel en la cima del Monte Sant Ángelo envainando su
espada, como señal de la terminación de la plaga.
Finalmente
el emperador confirma su elección como Papa Gregorio I y tuvo que ser capturado y llevado a la
Basílica de San Pedro para ordenarlo Papa el 3 de septiembre del 590. A pesar de sus impresionantes logros como
Papa nunca se sintió a gusto con el cargo, porque añoraba su vida
monacal. Pero su actividad al frente del pontificado fue quizás una de las más eficaces en la historia. Porque
sistematizó la Iglesia en todos sus aspectos, su primera publicación fue destinada a establecer cómo debería ser y
comportarse un Obispo. Ordenó el usufructo y el rendimiento de las
propiedades de la Iglesia y puso las bases para distribuir dineros en
caridades. Estableció la doctrina de la
supremacía de Roma frente a los patriarcas de Oriente y fue un gran
luchador contra los herejes, cismáticos y paganos. Según los estudiosos San
Gregorio Magno sentó las bases del
catolicismo medieval y por eso algunos lo llaman el padre de la cristiandad. Se
lo dibuja habitualmente con una paloma, porque hay una leyenda que dice
que un pájaro le cantaba al oído mientras él escribía. Y otra leyenda dice que
cuando le dictaba las homilías a su secretario un pájaro metía su pico en la
boca cuando estaba callado y volaba cuando comenzaba a hablar. La importancia
de este Papa la vemos en dos legados impresionantes, el canto gregoriano y las
misas gregorianas.
EL
CANTO GREGORIANO
La recopilación e instauración en la Iglesia Católica del canto
gregoriano se adjudica a Gregorio Magno, y por eso lleva su nombre.
Este canto se usó en la Iglesia Católica para los
ritos litúrgicos de la misa y los oficios, como canto requerido, hasta la
primera mitad del siglo XX, cuando el Concilio Vaticano II dictara que la misa
debía ser ofrecida en el lenguaje vernáculo.
El abandono del latín también significó el abandono de la música sacra
gregoriana, porque el
canto gregoriano se desarrolló y se consolidó para el idioma latín.
El canto gregoriano es el nombre que se le da a una
tradición de cánticos llanos y con una línea melódica llamada monofonía, qué
fue evolucionando con distintas modalidades y nombres desde el Antiguo
Testamento.
Los judíos usaban himnos, salmos y respuestas a sus oraciones con una entonación
cantada. Incluso hay evidencias en el
Nuevo Testamento que Jesucristo y los discípulos cantaban, y seguramente
el canto que utilizaban era lo que hoy llamamos gregoriano. En el Nuevo
Testamento menciona Mateo 26: 30, que al terminar la última cena, Jesús y los
discípulos cantaron himnos y luego salieron para el Monte de los Olivos. La primera peregrina a Tierra Santa de
la que tenemos conocimiento, la monja Etheria, relató en el año 385 que los
cristianos usaban música para los himnos, salmos y respuestas. Y la música
disponible en ese momento era el canto llano.
Los estudiosos dicen que en realidad lo que hizo
Gregorio Magno fue la compilación de distintos tipos de cantos para ordenar las
celebraciones.
Juan el
diácono, biógrafo de San Gregorio Magno, sostiene que el Papa compiló un antifonario de diversos retazos. Una síntesis
del canto romano, del canto galicano, del canto ambrosiano y otros. Y se conocen dos libros escritos por él
de compilaciones de cánticos: Antiphonarium y Graduale Romanum. Su objetivo era
organizar las diversas tradiciones
en un sistema ordenado para la liturgia occidental de la Iglesia. Y además creó academias de canto. Él entonces
dio el puntapié inicial para consolidar este tipo de canto como base de la
liturgia, lo que luego fue más
claramente desarrollado en Europa occidental y central en los siglos IX y X. Esto
se adjudica al Papa Gregorio II, cuyo pontificado fue en el año 715 al
año 731. Ahí se fue consolidando como el estilo de música coral típica de las órdenes religiosas y monásticas. Más
allá de las sofisticaciones, como los cantos melismáticos, el canto
gregoriano silábico es una música vocal
en qué las frases y las palabras se silabean cantando en un solo tono. Puede
ser tan simple como hablar cantando o increíblemente avanzado y
complicado, cómo se puede oír en algunos coros gregorianos. A pesar que la
música en las misas actuales utiliza melodías y ritmos de género popular, el canto de misa por excelencia sigue siendo
el gregoriano. Incluso en las grandes celebraciones de las parroquias los sacerdotes mismos mechan pequeñas frases
cantadas en gregoriano y piden una respuesta al pueblo también cantada
en gregoriano.
LAS
MISAS GREGORIANAS
Otra cosa que se adjudica a San Gregorio Magno son
las misas gregorianas, destinadas a ofrecer oraciones por las almas del
purgatorio, para acortar su pasaje allí.
Es una
práctica de ofrecer 30 misas
consecutivas por una persona fallecida, que se convirtió en una
tradición en los monasterios benedictinos. Esta práctica no tiene nada que ver con el canto gregoriano ni
tampoco con las misas en el Rito tridentino en latín; son misas comunes,
celebradas de la manera habitual en que la celebra el sacerdote que oficia. ¿Cuál es la historia que está detrás de las misas
gregorianas? En el monasterio de San Andrés en que San Gregorio Magno
había sido Abad, había un monje llamado
Justus, que ejercía la medicina. En una oportunidad había aceptado tres monedas de oro y las
había conservado, faltando al voto de pobreza. Pero luego se arrepintió y fue tal su dolor por el
pecado que enfermó, y se lo contó a un laico amigo, también dedicado a
la medicina, llamado Copiosus. Cuando los monjes buscaban un medicamento para
Justus encontraron el oro. San Gregorio Magno, ya siendo Papa, se enteró
el caso y llamó al nuevo Abad ordenándole la pena de confinamiento solitario para Justus, a pesar que estaba
gravemente enfermo. Al poco tiempo
Justus murió y lo hizo sepultar fuera del cementerio en un basural,
enterrando sus tres monedas con él, para inculcar en sus religiosos el horror
al pecado. Y pidió al resto de los monjes que repitieran las palabras de San
Pedro a Simón el Mago “que
tu dinero perezca contigo”. Sin embargo a los pocos
días Gregorio recapacitó que quizás había sido demasiado poco caritativo y
encargó al Abad que celebrará 30 misas seguidas, sin faltar un solo día, por el
alma de Justus, para librarlo del purgatorio.
Cuando terminaron las 30 misas, el amigo de Justus,
Copiosus, tuvo una visión de él, qué le dijo “acabo de recibir el perdón de
la comunión y la liberación del purgatorio debido a las misas que me han
dicho”.
Todos en el
monasterio comprendieron el poder de las 30 millas consecutivas y comprobaron lo que dice el Concilio de
Trento: “El Santo Sacrificio de la Misa, el Sacrificio
Perpetuo, es el mayor de todos los sufragios para las Almas Santas”. Y
así, bautizaron a esta devoción cómo
misas gregorianas en honor del Papa Gregorio I qué lo había instituido. Esta historia sucedió en el año 590 y es narrada por el propio San Gregorio en
sus Diálogos.
La Iglesia Católica considera esta devoción como “una creencia piadosa y razonable para los fieles”. Y en una publicación
del 24 de febrero de 1967 la Sagrada Congregación para el Culto Divino dice,
que esta devoción no requiere que sea
el mismo sacerdote que celebre todas las misas, ni que se celebren en el mismo
altar. E incluso si no se puede, por una causa mayor, realizar la
devoción los 30 días consecutivos, la
Iglesia ha dispuesto que se conserven los frutos del sufragio y que la práctica
sea completada obligatoriamente por el sacerdote lo más pronto posible;
pero no es necesario comenzar de vuelta con la serie de 30 misas. Esta devoción
de 30 misas es ofrecida a los fieles
por diversos monasterios en el mundo, Incluso se puede pedir online, y
es una fuente de ingresos para los monjes, porque generalmente tiene un costo
asociado. Y se ha transformado en una costumbre, que cuando muere alguien, su nombre es puesto por 30 días en el
cuaderno de las intenciones que lee el sacerdote en la misa diaria de las
parroquias.
También existe una variante que es la misa
gregoriana en un altar privilegiado, en el que basta una sola misa para que el
alma del difunto se ha liberada del purgatorio.
Esto fue
avalado por el Papa León XIII que
declaró que era “piadoso y legal” sostener la creencia de que con una sola misa se
podía obtener el beneficio de las 30 misas en un altar privilegiado. El primer altar privilegiado fue el utilizado
por San Gregorio para la misa cuando era abad en el monasterio de San
Andrés. Y luego ese privilegio fue
extendido a otros altares, Comenzando por Roma y siguiendo por otros
lugares. La práctica de las misas
gregorianas supone que el alma pudiera estar en el purgatorio,
reconociendo que pocas personas mueren y van directamente al cielo. Y entonces también reconoce el infinito poder
intercesor de las misas para obtener indulgencias plenarias, en nombre
del difunto, y así liberarlo del purgatorio.
Fuentes:
- http://www.newadvent.org/cathen/06780a.htm
- http://www.abbaziamontecassino.org/abbey/index.php/en/legacy/saint-benedict-life-montecassino/39-legacy/life-of-saint-benedict/20-dialogues-saint-gregory-the-great-montecassino
- https://en.wikipedia.org/wiki/Gregorian_chant
- https://www.musicoutfitters.com/gregorianchants.htm
- http://www.medieval.org/emfaq/misc/gregorian.html
- https://www.americamagazine.org/arts-culture/2018/03/07/brief-history-gregorian-chant
- https://spiritualray.com/the-history-of-gregorian-chant
- http://www.newadvent.org/cathen/06779a.htm
- https://en.wikipedia.org/wiki/Gregorian_Masses
- https://www.sign.org/articles/gregorian-masses-offered
- https://www.traditioninaction.org/religious/d014rp30Gregorian_Somerville.html
- http://www.ewtn.com/library/liturgy/zlitur267.htm
- https://www.oracionesydevocionescatolicas.com/nine_prayers_saint
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