El doctor Van Meter advierte de los
peligros de las terapias hormonales.
El doctor Quentin Van Meter ha tratado a niños con
disforia de género en su consulta.
La
ofensiva transgénero que se está produciendo en todo el mundo occidental a
través de leyes impulsadas por el lobby LGTB tiene una especial atención en blindar a los menores de edad, incluso
quitando la potestad a los padres para decidir. Para ello, estas
normativas permiten los tratamientos hormonales y los bloqueadores de pubertad
para los menores que dicen ser trans.
Sin
embargo, los políticos que están
legislando no están teniendo en cuenta más opinión que la de los propios
impulsores de la ley, obviando las advertencias que han realizado muchos
médicos sobre esta dinámica de hormonar a los niños con disforia de género.
AUGURA
UNA "OLEADA DE SUICIDIOS"
Es el
caso del endocrino infantil estadounidense Quentin Van Meter. Son los médicos de esta especialidad los que
tienen que recetar los tratamientos hormonales, pero sin embargo este doctor augura una “oleada
de suicidios” en el futuro entre los niños a los que ahora
los médicos les han afirmado como transexuales y les han ofrecido todos estos
tratamientos.
El doctor
Van Meter compara la situación actual con el experimento que el doctor John Money, inventor de la ideología
de género, hizo con dos bebés gemelos, Bruce
y Brian Reimer, a los que utilizó como cobayas humanas y que acabó con
el suicidio de ambos (Puede conocer mejor este caso, aquí).
Considera
que la “horrible
tragedia” de estos gemelos, uno de los cuales fue mutilado, puede
repetirse con esta oleada de médicos que “ciegamente”
están recetando bloqueadores de la pubertad y cirugías de reasignación
de sexo a niños con disforía.
¿UN
ESTADO NORMAL DE SALUD?
En un
artículo en Catholic Leader,
el doctor Van Meter afirma que los médicos de las casi 50 clínicas de género en
los Estados Unidos que tratan a niños con disforia de género, aunque bien
intencionados, ven la transgenderismo
como "un estado normal de salud"
que puede tratarse con terapias hormonales o quirúrgicas, saltándose la
pubertad.
Recuerda
también que en Australia, los niños ya no necesitan solicitar a un juez que se
someta a la terapia hormonal. El niño más joven que accedió a los bloqueadores
de la pubertad en Australia tenía 10 años. En su opinión, muchas clínicas de género
en los EEUU trabajan con niños pequeños que corren el riesgo de suicidarse debido a problemas psicológicos profundos
que se presentan como disforia de género.
En su
trayectoria profesional ha tratado con niños y jóvenes con conflictos con su
identidad sexual y está convencido de que los niños necesitaban asesoramiento
continuo e intensivo en lugar de terapias hormonales dañinas. "No he visto a ningún
paciente transgénero que no haya tenido una cantidad significativa de problemas
psicológicos ocultos”.
LOS
ESTUDIOS DEL PSICÓLOGO ZUCKER
Este
endocrino recomienda más estudios como el que llevó en Toronto el psicólogo
Kenneth Zucker, que trató a niños con disforia de género durante más de 20 años
y vio que la gran mayoría fue capaz de “curar” las
heridas psicológicas.
Traducido
en cifras: sólo el dos por ciento de
los niños y el 10 por ciento de las niñas persistieron en su condición
transgénero tras las consultas.
Pero lo
que alerta este endocrino es que ahora "estamos
presionando para que sean el 100 por ciento de los niños, no el dos o el diez
por ciento, y lo que vamos a ver en
veinte o treinta años a partir de ahora es una ola de suicidios que nunca hemos
experimentado”.
LOS
RIESGOS DE LOS TRATAMIENTOS HORMONALES
El doctor
Van Meter recuerda que los niños que toman estos tipos de hormonas son
propensos a enfermedades
tromboembólicas, derrames cerebrales, algunas enfermedades cardíacas e
incluso cánceres que tiene relación con las hormonas que se introducen en el
cuerpo.
Este
médico aclaró que este no era el deber del cuidado que los pediatras se
comprometieron cuando llevaron a cabo sus estudios de medicina. "Usted convierte al niño
en un adulto que está enfermo por el resto de su vida", dijo Van
Meter.
“Gente de ciencia, abran los ojos y simplemente miren: este es un
conjunto de estándares que no se aplica al resto de la ciencia médica”, alerta el médico, que denuncia la cantidad de nuños
que tendrán grandes alteraciones físicas.
"Me duele mucho el corazón ver que esto sucede, no puedo callarme”, sentencia.
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