Comunicado del arzobispo de
Detroit a sus fieles
Mons. Allen
Henry Vigneron ha escrito a sus fieles una carta en la que asegura que la carta
de Mons. Viganó sobre el encubrimiento del depredador sexual McCarrick puede
ser una oportunidad para la purificación y la reforma de la Iglesia.
(InfoCatólica) El Departamento de
Comunicaciones de la Archidiócesis de Detroit ha publicado la carta del
Arzobispo Vigneron «En medio de esta hora de
dificultad», en respuesta a las revelaciones realizadas por el ex.nuncio
del Vaticano en los Estados Unidos.
COMUNICADO DEL
ARZOBISPO
La declaración del Arzobispo Viganò, el ex embajador del Vaticano en los Estados Unidos, es otro desafío intimidante para nuestra
confianza en la fiabilidad del liderazgo de la Iglesia, en un verano de
devastadoras noticias sobre abuso sexual y la infidelidad del clero. En medio
de esta hora de dificultad, ofrezco dos palabras de consejo: una sobre la
verdad y la otra sobre la esperanza.
Acerca de la verdad: el Señor nos asegura que «la
verdad nos hará libres» (Jn 8,
32). No tenemos nada que temer al enfrentar directamente las acusaciones hechas
por el Arzobispo Viganò. Me uno a los sacerdotes y al pueblo de la
Archidiócesis de Detroit para orar por el triunfo de la verdad y la
transparencia, y rezar para que llegue pronto. Tanto si las afirmaciones del
Arzobispo son confirmadas o son probadas como infundadas, la verdad que salga a
la luz nos mostrará el camino seguro
hacia la purificación y la reforma de la Iglesia.
«Sobre la
esperanza: al ascender al Padre, Jesús prometió que estaría con nosotros
siempre, hasta el final del mundo (ver Mt 28:20). Cristo no nos ha abandonado en este tiempo de crisis. Al
resucitar, Él es el Señor de toda la historia. Y en estas pruebas, Él busca restaurar la vitalidad de su Iglesia. Debemos
responder con abandono a sus planes, discernir la gracia que nos ofrece en este
momento y aceptarla voluntariamente sin importar el costo. Si
respondemos con esperanza, el Señor nos llevará a un nuevo lugar desde el cual
podemos salir a desatar el Evangelio con un nuevo poder y una nueva fortaleza.
Finalmente, somos siervos de
Cristo. Confiamos en Él. Él nos fortalecerá y transformará nuestra debilidad en
poder para avanzar en su Reino y para la salvación de las almas.
Nuestra Señora,
Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros.
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