Ana Beatriz lo tuvo claro desde el principio:
«Nunca mataré a mi hija para salvarme»
¿Qué debe hacer una madre embarazada cuya enfermedad requiere un tratamiento potencialmente peligroso para la
vida de su hijo en camino?
Es una
cuestión perfectamente clara
para el magisterio de la Iglesia, que ha tenido una concreción muy reciente
(2009) por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe,
recogiendo la afirmación de Pío XII
en 1951: "Si la salvación de la vida de la
futura madre, independientemente de su estado de embarazo, requiriera
urgentemente una intervención quirúrgica, u otro tratamiento terapéutico, que
tendría como consecuencia accesoria, de
ningún modo querida ni pretendida, pero inevitable, la muerte del feto,
un acto así ya no podría considerarse un atentado directo contra la
vida inocente. En estas condiciones, la
operación podría ser considerada lícita, al igual que otras
intervenciones médicas similares, siempre que se trate de un bien de elevado
valor —como es la vida— y que no sea posible postergarla tras el nacimiento del
niño, ni recurrir a otro remedio eficaz".
Que no es
lo mismo, por supuesto, como afirma el mismo documento, que "una intervención que directamente provoca la muerte
del feto, llamada en ocasiones de manera inapropiada aborto 'terapéutico', que nunca puede ser lícito, pues constituye
el asesinato directo de un ser humano inocente".
A la
joven brasileña Ana Beatriz Frecceiro
Schmidt le propusieron esto último y se negó, pero también se negó a lo
primero, anteponiendo a su curación que el embarazo llegara a su término y su
hija viviese.
RENUNCIA
AL ABORTO Y SE SALVA A SÍ MISMA Y A SU HIJA
Desde
Brasil llega una historia que recuerda, a grandes rasgos, la de Chiara Corbella, la joven romana que renunció a que se tratara el
tumor que tenía en la lengua para proteger al hijo que llevaba en su
seno de los efectos de la radioterapia y quimioterapia. También Ana Beatriz Frecceiro Schmidt,
empleada de banco de 32 años, ha elegido la vida a pesar de los consejos de los
médicos, que la animaban a abortar. El 19 de junio de 2017, la joven, mientras
amamantaba a su hijo, de 9 meses, se dio cuenta de que tenía un bulto en el pecho. Las pruebas
médicas confirmaron lo peor: era cáncer.
Un descubrimiento que resultó aún más amargo por el hecho que Ana Beatriz
acababa de saber que estaba embarazada
de su tercer hijo.
LA
VIDA ANTES QUE NADA
Tras el
diagnóstico, los médicos le aconsejaron interrumpir el embarazo, pero Ana
Beatriz fue inamovible: "He decidido seguir adelante con el embarazo, porque
soy contraria al aborto, creo en la vida, en el amor". La
fuerza de ánimo que la distingue y la esperanza que encontró en la fe llevaron
a la joven a tranquilizar a todos, a ella misma, a sus familiares y amigos,
afirmando que era la mejor decisión. La joven madre explicó así su decisión: "Nunca
sacrificaría la vida de mi hija para salvar la mía. Pienso que todas las
vidas tienen el mismo valor y no mataría a mi hija para salvarme. No podría
vivir con ello".
LA
LUCHA CONTRA EL CÁNCER
Hace
exactamente un año, Ana Beatriz sufrió una mastectomia total del pecho izquierdo. La intervención hizo
posible también la extirpación del tumor. "He
matado a lo que había intentado matarme", dijo, recordando en su
perfil de las redes sociales ese día. Un día de fiesta, vivido con una sonrisa
al despertarse de la anestesia y preocupándose primero de todo por la salud de
la hija que llevaba en su vientre. Ana Beatriz optó por el tratamiento más arriesgado, pero al final lo consiguió. Su
valentía ha prevalecido sobre el cáncer. "Les
he dicho a todos -cuenta-, o viviremos juntas o moriremos juntas, pero que
nunca me separaría de ella, sacrificándola, matándola para salvarme. Así, he
combatido por las dos y ambas hemos sobrevivido".
EL
DON DEL EMBARAZO
La
operación fue especialmente dura para el físico de Ana Beatriz, que no pudo tomar analgésicos ni
antiinflamatorios para no comprometer la vida de la pequeña que llevaba
en su vientre. Ana Beatriz ha contado cómo, en esos momentos difíciles, consideraba su embarazo un don de Dios.
De hecho, al tratarse de un tumor de tipo hormonal, el embarazo hizo que se
desarrollara más rápidamente, permitiendo así identificarlo antes. "Si no hubiera estado embarazada -cuenta la joven
brasileña-, lo habría descubierto cuando ya hubiera metástasis".
EL
PAPEL DE LA FE
En la
decisión de Ana Beatriz ha influido claramente y con mucha fuerza su fe: "Soy
cristiana -ha confesado-, y estoy segura que ha sido mi fe en Dios lo que me ha
mantenido de pie. Nunca he perdido la fe, nunca me he desesperado y
nunca he pensado que mi hija o yo podríamos morir". Encomendarse
plenamente al Señor y poner la vida antes de cualquier otra cosa: de este modo,
esta mujer de 32 años ha conseguido no perder nunca la esperanza durante la
difícil experiencia que ha tenido que afrontar: "Tengo
una fe fuerte en Dios y en la vida. Sé
que Dios tiene un fin para mi vida y la de mi hija, sé que ha sido un don de
Dios para mí. Durante todo este tiempo, este periodo difícil que he
vivido, sabía que Dios estaba conmigo, sosteniéndome, sosteniéndonos".
LA
PRIMERA NIÑA
Los
esfuerzos de Ana Beatriz fueron premiados y a las 3.40 del 24 de enero nació Louise, la primera niña después de dos
varones. La pequeña, 3.790 gramos de amor, ha sido acogida con gran
alegría por una madre ejemplar que quiso dar inmediatamente gracias al Señor
por las gracias recibidas. "Dios es
verdaderamente perfecto y maravilloso", escribió en Facebook
después del parto, publicando la primera foto sosteniendo en brazos a la que ha
definido como "su pequeña guerrera", y
junto a su marido Jonathan.
Hoy
Louise tiene casi 7 meses y goza de óptima salud, juega feliz con sus hermanos,
su padre y con esa madre que la ha
deseado tanto y que ha luchado duramente para que naciera. Hoy, Ana
Beatriz publica fotos en las redes sociales yendo al peluquero y prometiendo
que será la última vez que se corta el pelo, esperando poder lucir pronto su
rubia melena, desaparecida hace un año. "He
tenido cáncer -ha sentenciado esta madre brasileña en una entrevista a Aci
Digital-, pero él no me ha tenido". Ella ahora tiene a Louise y una
familia feliz.
Traducción de Elena Faccia Serrano.
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