Los autores del ensayo nunca han visto la
Sindone.
Numerosos
medios en todo el mundo han difundido acríticamente las conclusiones de un
estudio sobre la Sábana Santa de Turín realizado sin examinarla y con una
metodología que ha recibido la crítica severa de los expertos. Entre ellos, Emanuela Marinelli, licenciada en ciencias naturales
y geóloga y especializada desde 1977 en el estudio de la
Sindone, a la que ha consagrado una veintena de libros. En La Nuova Bussola Quotidiana
formula una crítica muy severa al ensayo de Matteo Borrini y Luigi
Garlaschelli: Emanuela Marinelli es una de las expertas más reconocidas a nivel
mundial sobre la Sábana Santa.
En mi
comentario a cuanto afirman Matteo
Borrini y Luigi Garlaschelli
en su artículo "A BPA Approach to the Shroud
of Turin" (Journal of Forensic Science,
2018), hago referencia sólo a su artículo original, sin tomar en consideración
las noticias que han rebotado en los medios de comunicación de manera
descontrolada. Lo primero que quiero aclarar es que estos dos investigadores nunca han formado parte del equipo de
científicos que han estudiado directamente la Síndone. Ni tan siquiera
la han visto de cerca. Y tal vez tampoco de lejos.
El
estudio no es nuevo, ya que se remonta a 2014: lo escriben los mismos autores
en la primera página. Empiezan haciendo referencia a los estudios, también
experimentales, de otros investigadores que antes de ellos se basaron en la
interpretación de las manchas de sangre presentes en la Síndone para
reconstruir la posición del cuerpo clavado en la cruz o las distintas
posiciones que asumió, admitiendo que el crucificado pudo realizar algunos
movimientos para poder respirar. Estos investigadores son: monseñor Giulio Ricci y
los médicos Pierre Barbet,
Frederick T. Zugibe, Matteo
Bevilacqua et al., Gilbert Lavoie, Niels Svensson.
Sin
embargo, los autores de este artículo se olvidan de dar al lector una
información que no es secundaria: estos estudiosos, en su mayor parte médicos, incluso en las distintas
interpretaciones dadas a las manchas de sangre, coinciden en sostener que la
Síndone es la verdadera sábana fúnebre de
Jesús de Nazaret. Por el contrario, Borrini y Garlaschelli están
convencidos de que es falsa, por lo que su intención es demoler de todos los
modos posibles el trabajo realizado por los otros investigadores para, así,
alcanzar su fin: intentar demostrarlo.
PUNTOS
INCOMPRENSIBLES
Proceden
afirmando que los distintos substratos, como también el calor, la humedad y la
circulación del aire, pueden intervenir cuando se intenta recrear el escenario
en el que se formaron dichas manchas. Al no saber qué temperatura hacía en ese
momento, optan de manera arbitraria por
los 22 °C y con la ausencia de corrientes de aire, considerando que
estas variables no influyen en las posiciones y las direcciones de las manchas
de sangre. Pero, ¿no acababan de decir que el
calor, la humedad y la circulación de aire pueden intervenir?
Resaltan
también que los tests han sido llevados a cabo para comprender cómo fluía la
sangre por el cuerpo de un hombre crucificado, y su posible compatibilidad con
la imagen impresa en la Síndone, en lugar
de valorar la forma de la mancha en la tela. Pero, ¿no es por las manchas en la tela por lo que se puede
reconstruir cómo eran las gotas e hilos de sangre que generaron las manchas?
Otra
afirmación de difícil comprensión es la siguiente: "Es
importante subrayar que en ambos brazos hay manchas de sangre en la parte
delantera de los antebrazos". ¿Qué quieren decir? ¿Que el crucificado
estaba colgado de un solo brazo? ¿O que sólo una muñeca estaba clavada y la
otra estaba atada? ¿O que en el otro lado de ambos brazos no había sangre? ¿Por
qué deciden, además, centrarse en el brazo izquierdo en el experimento?
Para los
experimentos han utilizado sangre humana entera, que incluía sustancias
anticoagulantes y conservantes, o bien sangre sintética. Los autores afirman
que actúan del mismo modo. Pero, ¿quién puede garantizar que la sangre de un hombre torturado, golpeado,
deshidratado actúe del mismo modo? Es
decir, una sangre más densa de lo normal, que recorre la piel sudada y sucia de
tierra, que se había pegado durante las caídas.
LA
SANGRE DE BRAZOS Y MUÑECAS
También
suscita gran perplejidad cómo se han llevado a cabo los experimentos.
Para investigar sobre la herida de la muñeca izquierda se puso una mancha circular de sangre sintética en el dorso de la mano de un voluntario y, después, se aplicaron distintos tipos de madera, cada vez durante solo diez segundos. Una situación muy distinta respecto a la de un cuerpo clavado a una cruz durante varias horas. Sacar conclusiones de un experimento de tamaña superficialidad es, como mínimo, imprudente. Y, sin embargo, los autores concluyen arbitrariamente que es difícil distinguir la posición real del clavo en la Síndone.
Para el
fluir de la sangre a lo largo del antebrazo, observan que no hay diferencia
entre un brazo doblado a 90° y uno recto: todo depende de la posición del
antebrazo respecto al terreno. ¡Vaya descubrimiento! Sin
embargo, no se dan cuenta de que la sangre, al fluir, tiene un modo de proceder
distinto en los dos brazos del Hombre de la Síndone: el
brazo derecho estaba, efectivamente, doblado a 90° en la cruz, tal como afirmó
Mons. Ricci tras su reconstrucción, mientras que el derecho estaba más
extendido.
Reconstrucción científica de la crucifixión realizada sobre madera por
monseñor Giulio Ricci según los datos de la Sábana Santa. Se encuentra en la iglesia
de Santa María de las Nieves, en Canino (Viterbo, Italia).
Excluyen
que la crucifixión ocurriese en un único palo vertical, y sobre esto podemos
estar de acuerdo. Sin embargo, concluyen: "Considerando
estos resultados, la huella en la Síndone no corresponde a la tradicional
imagen artística de un crucificado con los brazos extendidos en el
travesaño". Para empezar, hay que decir que no todos los artistas
han representado la crucifixión con los brazos extendidos en el travesaño. Y
segundo, si esta era la "imagen artística tradicional", ¿por qué el falsario
medieval habría realizado una Síndone distinta de lo que se creía en esa
época?
Excluyen
que la sangre bajara a lo largo de los antebrazos mientras el cuerpo estaba en
posición supina, y también sobre esto podemos estar de acuerdo, porque está
claro que la sangre manaba durante la
crucifixión, no después de la muerte.
Sobre la
evolución distinta de las manchas de sangre en la muñeca y a lo largo del
antebrazo, concluyen que "no pudieron tener
lugar en el mismo momento y con el cuerpo en la misma posición, sino que son el
resultado de dos hechos desconocidos distintos". ¿Hechos desconocidos? ¿No
han oído hablar nunca del clavado de las muñecas al patibulum -el
madero horizontal de la cruz, que se realizaba en el suelo- y de la sucesiva
elevación sobre el madero horizontal del patibulum, con el condenado
colgando? ¿Y de los posibles movimientos
de la víctima en la cruz para respirar?
LA
PRUEBA DEL MANIQUÍ
Respecto
a la herida del costado, admiten que se hizo con el cuerpo en posición
vertical, pero en su experimento consiguen obtener que de la herida salgan sólo
algunos hilillos que manan independientemente, mientras que en la Síndone se
observa una gran mancha llena de sangre. Vale la pena describir este
experimento: Garlaschelli
utilizó un busto de maniquí, de esos que son blancos, sin cabeza y que se
utilizan en las tiendas para exponer vestimenta,
y con una empuñadura de madera presionó sobre el lado derecho una esponja
empapada de sangre sintética. Esto es todo. Y con esta burda ocurrencia
los autores pretenden sacar conclusiones científicas respecto al cuerpo de un
hombre que murió a causa de la rotura del corazón con el consiguiente
hemopericardio, elevada acumulación de sangre bajo presión que, cuando se
incide el tórax, sale a chorro dividida en sus dos componentes (sangre y
suero).
La misma escena con el maniquí y la esponja se
repite para juzgar la cantidad de sangre en la zona lumbar, sin considerar la
cantidad de sangre que realmente salió y la verosímil presencia de una cuerda
que ataba un paño alrededor de la cadera. Me ha parecido ver uno de los "extravagantes experimentos" de
Garlaschelli, en el papel del profesor Alchemist, como por ejemplo este: “El postulado del pepino”.
¡Qué no haría Garlaschelli para concluir precipitada y arbitrariamente
que la Síndone es falsa! Por otra
parte, hace tiempo que explicó cómo y
para quién trabaja: "El químico italiano se ha
beneficiado de las subvenciones de una asociación de ateos y agnósticos [el
comité italiano para el control de las afirmaciones sobre lo paranormal]. Pero
subraya que esto no invalida sus conclusiones: «El
dinero no tiene olor. Lo que se ha hecho, ha sido hecho científicamente. Si la
Iglesia (católica) quiere financiarme en un futuro, seré su hombre», ha añadido
Garlaschelli”.
Han
pasado casi nueve años desde esta desconcertante pero sincera afirmación, y si
Garlaschelli sigue afirmando que la Síndone es falsa, quiere decir que no ha
encontrado, en la otra parte, a nadie dispuesto a financiarlo.
Traducción de Elena Faccia Serrano.
ReL
No hay comentarios:
Publicar un comentario