He sido capaz de contenerme y
frenar mi intención inicial de encabezar estas líneas con algo así como esto: “Cuando el futuro va de culo”. Aprovecho la ocasión de encontrarme con una
noticia tan hilarante como la siguiente para ir más al fondo y ser un poco críticos
con estas cosas. ¿Y cuál es la noticia en cuestión?
Que, tal como explican algunos medios de comunicación, se empieza a
difundir una nueva técnica de adivinación que el lector ya puede adivinar
–valga la redundancia–: la rumpología, o el arte de escudriñar ahí donde la espalda
pierde su casto nombre para conocer el pasado y el futuro de una persona.
La etimología de este
neologismo, vertido directamente del término rumpology, mezcla la
palabra inglesa rump –trasero– y la
griega logía –estudio–. Por mi parte,
y ya que estamos en algo que es todo menos serio, habría preferido una
denominación más clásica: gluteomancia. Que procede
del griego gloutós –nalga– y manteía
–adivinación–, y que propongo a nuestros académicos por si la cosa se
populariza. De forma que entrara en el amplio catálogo de las “mancias” o formas
diversas de predicción del futuro. Un catálogo, por cierto, bien surtido de
variedades: desde la conocida quiromancia
(la lectura de la mano) hasta la oniromancia (adivinación a través de los sueños), pasando por
cosas tan dispares como la aeromancia,
alectromancia, aleuromancia, alfitomancia, alomancia, belomancia… y varias decenas más que describe en orden
alfabético Manuel Guerra en su Diccionario enciclopédico de las sectas.
Veamos ahora de dónde ha
salido este nuevo saber esotérico. Algo a tener muy en cuenta es que hay una
celebridad de por medio. Y ya sabemos que cuando hablamos de un famoso, la cosa
más banal que pueda hacer es magnificada por los medios –y sus consumidores– y
difundida a todo el mundo. La celebridad en esta ocasión es Jackie Stallone, la madre del actor
norteamericano Sylvester Stallone.
Cuando uno hace una búsqueda rápida por Internet, enseguida observa que a su
nombre está asociada la “profesión” de
astróloga. Hasta he encontrado unas declaraciones entrecomilladas,
puestas en boca de su hijo más popular, que dice de su progenitora que “ha predicho con éxito todos los eventos importantes de
mi vida a través de su asombroso dominio del antiguo arte de la astrología”. ¿Qué mejor publicidad que ésta?
Esta señora, entre otros datos curiosos que ofrece su biografía, parece
que encontró muy pronto su “don” de la
adivinación a través de las estrellas. Un vidente amigo de la familia le dijo
que “tenía una misión en la vida”. Tiempo después supo reconocer que esto suponía
para ella una llamada “a ser una vidente y
astróloga mundialmente famosa”. Sí, lo de mundial lo dice ella
solita, no es cosa mía. Estudió durante 15 años para llegar a serlo,
aprendiendo de importantes “profesionales” del
ramo.
Y para “demostrarnos” su pericia, nada mejor que un listado de
predicciones aplastantes –que, por cierto, no podemos comprobar, con lo fácil
que sería demostrarlas documentalmente en su página oficial de Internet–: la
caída del Muro de Berlín, los problemas de la Familia Real (como no hay en los
EE.UU., entendemos que será la británica), el éxito de su hijo actor, el desenlace
del polémico juicio a O.J. Simpson,
las victorias electorales de Tony Blair
y George W. Bush (el último con
el número de votos de diferencia) y los detalles de los coches y número de
víctimas de no sé qué francotiradores de Washington.
Pero lo que nos interesa es la
rumpología famosa. Los artículos que
se han publicado estos días resumen el tema diciendo que este “saber” se basa en la observación del tamaño,
forma y detalles de las posaderas de la persona que hace la consulta esotérica,
y que sus defensores alegan que se remonta a la Antigüedad. Vamos a ver lo que
dice la página oficial de nuestra amiga Jackie Stallone. Afirma que “la lectura de nalgas es un arte que se ha practicado en
Babilonia, India, Grecia y Roma” y
pretende fundamentarlo con varias afirmaciones vagas y sin citas documentales
serias. Define la rumpología como “el arte de leer las líneas, grietas, hoyuelos y arrugas
del trasero para adivinar el carácter individual, obtener una comprensión de lo
que ha ocurrido en el pasado y conseguir una predicción del futuro”.
Pero no queda ahí la cosa, y
Jackie pone algo de su propia cosecha a esta supuesta sabiduría ancestral, ya
que “ha descubierto que las nalgas izquierda y
derecha revelan el pasado y el futuro de una persona, respectivamente. La nalga
derecha representa el hemisferio cerebral izquierdo, mientras que la izquierda
representa el derecho. Algo similar a la quiromancia, donde la palma izquierda
de la mano representa el pasado, y la derecha, el futuro. Un informe del
trasero hecho por Jacqueline Stallone puede decirte si vas ‘de culo hacia
atrás’ o con ojos abiertos al futuro”.
Incluso va más allá al
considerar que lo más importante se encuentra en la fisura que divide los
glúteos: “es más que un signo publicitario para
fontaneros, adolescentes e inconformistas. Tiene un significado real…
representa la división entre el ying y el yang, el bien y el mal, la luz y las
tinieblas”. Cuando más nos
adentramos en la lectura, mejor vemos que su lenguaje desenfadado refleja lo
estrafalario e inverosímil del tema. Como ejemplo, señala las características
propias de los culos de abogados, banqueros, policías o políticos, y concluye
interpelando al lector: “¿Has mirado en el
espejo recientemente al tuyo?”.
La técnica ha cambiado.
Nuestra amiga rumpóloga explica que en la Antigüedad la persona tenía que
embadurnarse el trasero de henna (o, como se ha dicho siempre por estas
tierras, alheña) y sentarse sobre un papiro para dejar su huella glútea. Sin
embargo, “la tecnología moderna ha ayudado a
introducir el antiguo arte de la rumpología en el siglo XXI. Gracias a la
fotografía digital puedes hacer una fotografía precisa de tus nalgas, una
imagen positiva, imprimirla y enviarla a Jacqueline para que te haga una
lectura. Ella analizará los detalles de tu trasero, tanto de sus hemisferios
izquierdo y derecho como de la fisura, y te enviará un informe de varias
páginas”. No contenta con esto, presenta varias fotografías para
decirle al lector: “como puedes ver, cada
trasero tiene indicadores de personalidad obvios y ocultos. ¿Qué dice tu culo
de ti? Haz el pedido ahora de tu carta y haz que Jacqueline Stallone te cuente
lo que está oculto a la vista”.
Es lo más fácil del mundo: en
la web de esta señora aparece el formulario que hay que rellenar para solicitarle
un informe que cuenta con varias tarifas, según el “trabajo”
que le lleve. Un informe total
cuesta la módica cantidad de 600 dólares. Sin embargo, si uno solamente
quiere conocer su pasado –recuerden, el que nos muestra el glúteo izquierdo–
tiene que pagar 300 dólares, al igual que el cliente al que sólo le interese su
futuro –con la lectura consiguiente del glúteo derecho–. Hasta aquí, las
matemáticas van bien.
Además, hay otra opción
parcial: el que únicamente quiera conocer su personalidad y tendencias, deberá
abonar 250 dólares por el informe sobre la fisura que separa ambos cachetes. Se
puede pagar con tarjeta de crédito, por supuesto, y uno respira tranquilo al
saber que “tu información se mantiene
estrictamente confidencial y tu fotografía se te devolverá con el informe en el
plazo de 21 días”. Aunque no
sabemos si los titulares de los traseros que aparecen en la página web dieron
su autorización para posar para todo el mundo.
Más de uno se habrá reído de
lo lindo al leer estas líneas. La cosa no es para menos. Pero lo interesante
sería conocer el flujo de clientes que tiene. Porque mucho me temo que los habrá. Hace unos días nos enterábamos de cómo un matrimonio
español fue estafado por unos “videntes” que
les hicieron introducir 40.000 euros en un bote y, tras realizar unos “rezos” sobre él, les dijeron que esperaran un mes
para volver a abrirlo, y así se solucionarían todos sus problemas. Cuando
transcurrieron los 30 días y abrieron el recipiente, lo que habían desaparecido
no eran sus problemas, sino sus euros.
Sigue habiendo gente que pone
su confianza en estos fraudes. Y, volviendo a las mancias, da igual que busquen
en las estrellas, en las líneas de la mano, en los posos de café o en la forma
del trasero. Seguirá habiendo personas
que se aprovechen de las debilidades y problemas ajenos, y circularán
–me temo– fotografías de culos en dirección a California, donde vive la “célebre rumpóloga”, con billete de ida y vuelta
para desvelar el pasado, el presente y el futuro.
Luis Santamaría del Río
Secretaría RIES
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