Detrás de la figura
de un líder espiritual veterano y encantador se escondía una siniestra organización de trata de
personas, con casos de esclavitud y hasta abusos sexuales reiterados
confirmados por testimonios de algunas de las víctimas. Ese supuesto asesor
espiritual era al mismo tiempo uno de los directivos de la cooperativa que
administraba el hotel que oficiaba como su templo personal.
La pesquisa que desentrañó
este grupo delictivo derivó la semana pasada en un allanamiento de un
establecimiento céntrico en Mar del Plata (Argentina), según informa Darío
Palavecino en La Nación. El personal de la Policía Federal que comandó el
operativo pudo detener allí al cabecilla, su esposa, dos cómplices (uno de
ellos venezolano) y comunicar al juez Santiago Inchausti, al frente de la
investigación judicial, un dato adicional y sorprendente: en poder de los
acusados encontraron armas de guerra
cortas y largas y cientos de municiones, además de importantes sumas de
dinero en moneda nacional y dólares. Por eso, ahora intentan establecer qué
vínculo puede existir entre ese arsenal y las supuestas creencias seguidas en
esa organización.
Las identidades de los primeros
imputados no trascendieron. Se pudo conocer que el líder tiene 71 años y desde
la década del 70 está enrolado en estas prácticas que unos vinculan con
cuestiones religiosas y otros con variantes del yoga. “Desde una forma de vida diferente lograba captarlos con
mecanismos sutiles que no permiten percibir la situación de sometimiento en que
caían”, explicó a La Nación una
alta fuente de la investigación.
ASÍ SE INICIÓ LA INVESTIGACIÓN
La puerta de entrada a esta
causa judicial fue un mensaje enviado a la Procuraduría de Trata y Explotación
de Personas (Protex) que anticipaba lo que ocurría en las instalaciones del City Hotel, de Diagonal Alberdi al 2500,
a cinco cuadras de la municipalidad y otras tantas de las playas de Punta
Iglesia. En principio, tomó intervención la Justicia provincial, pero los
primeros indicios permitieron evidenciar casos de trata, esclavitud y reducción a servidumbre, por lo que
se dejó todo en manos del fuero federal.
A la fecha se tomó una decena de testimonios de mujeres que reconocen no sólo sometimientos, sino también abusos
sexuales reiterados. “Hay al menos un
caso muy categórico con una situación que se repitió durante más de 30 años”, confió a La
Nación un investigador con acceso
al expediente que, al menos por estos días, permanece bajo secreto de sumario.
La causa que tramita el juez
Inchausti y en la que colabora la Fiscalía Federal N°2, a cargo de Nicolás
Czizik, promete más novedades a corto plazo. Por un lado se busca identificar a más víctimas de este
grupo. Los cuatro detenidos hasta el momento se negaron a declarar y
seguirán tras las rejas.
El gurú era al mismo tiempo
uno de los conductores de la cooperativa que explota el hotel, que hasta
mediados de la semana pasada tuvo un funcionamiento normal. De hecho, el allanamiento
se realizó con un cuidado especial, dado que había en esas instalaciones
huéspedes ajenos a la investigación.
PODER DE FUEGO
A los sometimientos y abusos
confirmados desde los testimonios se suman las hipótesis a trabajar ante la
cantidad de armas que acopiaban los sospechosos. ¿Vínculos con narcotráfico? “Es una
de tantas opciones que se analizan”, confió
un investigador sobre un abanico de opciones relacionadas con otras variantes
delictivas.
“El
poder de fuego que tenían es similar al que podemos encontrar en bandas que
comercializan y trafican drogas”, aseguró el secretario de Seguridad de la Nación, Eugenio Burzaco, al
referirse a este caso que se viene investigando desde hace más de cuatro meses.
El juez estableció prioritario el cuidado y asistencia de las
víctimas, tanto que se aguarda que algunas de ellas estén en mejores
condiciones anímicas para afrontar los interrogatorios previstos en el marco de
la causa judicial. Todas están bajo
tratamiento de un cuerpo especializado de médicos, psicólogos y
psiquiatras.
ASÍ SOMETÍAN A SUS VÍCTIMAS
Se da por hecho que desde una oferta de clases y asesoramiento en
variantes de yoga se acercaba a la gente y luego se procuraba establecer
vínculos fuertes con el líder. “Terminaban
haciendo a voluntad y hasta agradecían a su líder”, comentaron los investigadores. El supuesto
beneficio espiritual era punto de partida de varios ramales delictivos en ese
hotel: explotación laboral, esclavitud, maltratos y graves abusos sexuales. En su mayoría se trata de mujeres de escasos
recursos y a las que, ante cualquier intento de negativa, se las
amenazaba con hacerles perder los pocos bienes que pudieran tener.
La Justicia acusó a los cuatro
detenidos por trata de personas,
reducción de la servidumbre, tenencia de armas de guerra y abuso sexual
agravado. En casi cincuenta años
de actividad esta agrupación, o al menos el derrotero de su cabecilla,
alternó escalas en Argentina y Venezuela. Se advirtió que también tuvo
presencia en Buenos Aires y que durante los últimos siete años se estableció en
Mar del Plata, lo que no quita que desde sus anteriores destinos lo hayan
acompañado varias de sus víctimas.
A pesar de que las primeras
versiones sostenían que algunas víctimas habían tenido hijos en cautiverio, el
comisario Gustavo Acero le confirmó a TN que, por ahora, no tenían
información para respaldar esa teoría.
NIEGAN LA EXCARCELACIÓN
El juez federal Santiago
Inchausti negó el pasado 6 de julio la petición de excarcelación que realizaron
los cuatro detenidos. La Capital pudo confirmar de fuentes oficiales que el
magistrado basó su decisión en que existe riesgo de fuga de los acusados ya que
a los cuatro detenidos –tres hombres y una mujer– se les imputan los graves
delitos ya señalados. Ante esta decisión, los imputados quedaron a disposición
del Servicio Penitenciario Federal.
En este momento, la
investigación se concentra en la toma de declaraciones de las víctimas. Por
ahora se presentaron ante la justicia
diez testimonios. Seis son de personas que habían integrado la secta:
entre ellas, una mujer que contó haber
sido abusada sexualmente por sus integrantes. “Es un caso muy grave y hay un expreso cuidado en preservar a las
víctimas”, confió un
investigador.
Los otros cuatro testimonios
son de personas que fueron halladas durante el allanamiento realizado en el
Hotel City. “En algunos casos no se sentían víctimas. Pero sus testimonios
fueron importantes para sumar elementos probatorios contra los acusados”,
reveló la fuente consultada.
EL LÍDER, ACUSADO DE HOMICIDIO
EN VENEZUELA
El gurú habría cometido un
homicidio años atrás en Venezuela, país del que es oriundo, según la
declaración de uno de los testigos. El dato trascendió el 6 de julio, poco
después de que, junto a los otros tres imputados, el hombre de 72 años se
negara a declarar ante el juez Santiago Inchausti.
Debido a que la divulgación
pública de su filiación identificaría indirectamente a las víctimas de la
secta, la Justicia mantuvo el secreto de sumario y no la ha proporcionado a los
medios de comunicación que la han solicitado.
El paso de los días y la
ampliación del expediente han servido para conocer con más precisión el alcance
de las actividades de la secta. Un ejemplo es que la primera persona que declaró ante la fiscalía a finales del año pasado
fue la hija del líder. Según pudo saberse, la mujer sólo pudo denunciar
cuando logró llevarse a su propia hija menor de edad, que era mantenida cautiva
dentro del ámbito de la secta.
Por otra parte, se investigan
si existieron abusos sexuales, ya sean esporádicos o como parte de la matriz
perversa de la organización. El fiscal y el juez intentan determinar en base a
los diferentes testimonios si las
mujeres captadas eran sometidas sexualmente por el líder y si a raíz de
esos actos sexuales hubo embarazos. También si alguna de esas víctimas fue
obligada a casarse con otros integrantes de la secta.
“SI PASA ALGO, QUE ME MATEN”
La fiscalía N°1, con la
colaboración de la DDI local, entregó a la Justicia Federal la causa en el mes
de marzo, después de que se confirmara que no se trataba de un caso aislado de
privación ilegal de la libertad sino de explotación
de personas, confinamiento y reducción a la servidumbre.
A esa altura ya se sabía que
los principales miembros de la secta tenían
una gran afición por las armas de fuego. “Se
la dan de yoguis pero les encanta tirar tiros”, dijo una fuente consultada por La Capital.
Esa información fue enviada
como advertencia a las autoridades federales y también el dato que circulaba en
cercanías de la secta. Decía que el
líder había ordenado que si alguna vez pasaba algo, que usaran las armas y que
lo mataran.
Por eso el operativo de la
Policía Federal desplegado el pasado 3 de julio se realizó bajo extremas
medidas de seguridad y con una irrupción coordinada que evitó cualquier tipo de
resistencia.
Secretaría RIES
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