Comenzó, por
supuesto, en nombre de la misericordia y el amor, porque a las cosas feas hay
que pintarlas con palabras bonitas.
Por: Andrés D' Angelo | Fuente: Catholic-link.com
Por: Andrés D' Angelo | Fuente: Catholic-link.com
La muerte de Charlie Gard, el año pasado fue un
aviso. La muerte de Alfie Evans, este año, fue un recordatorio. ¿Tendremos que
esperar otra muerte para comprender el mensaje? Quieren a nuestros hijos. Pero
no solo eso: quieren la vida de nuestros hijos.
¿Cómo
comienza esta locura? Con la regulación, por parte del estado, de
leyes que son contrarias a los intereses de las familias. Todas, por supuesto
en nombre de la misericordia y el amor, porque a las cosas feas hay que
pintarlas con palabras bonitas. Cuando comenzaron con la anticoncepción, lo
llamaron “salud reproductiva”, siendo que ni era salud, ni era reproductiva.
Era nada más que esterilización (medianamente) voluntaria de las mujeres.
Cuando pidieron el aborto lo llamaron “interrupción voluntaria del
embarazo” porque asesinato con
premeditación y alevosía de tus hijos sonaba un poco fuerte. Nos creímos que
este “derecho” era para que las mujeres
pudieran “decidir” sobre sus cuerpos, cuando
también, le estábamos dando derechos a los hombres para que siguieran
ejerciendo su derecho de sexo libre. Luego, vino la eutanasia, la muerte dulce.
Otro nombre bonito para lograr que pasara un trago amargo: la eliminación de
los más débiles que se convierten en una carga. Y no nos dábamos cuenta, porque
el lenguaje “con un poco de azúcar” nos
hacía pasar la píldora amarga.
Y nos creemos que nada de esto es orquestado o
adrede, cuando hay pruebas palmarias de que no solo es orquestado, sino que
además es un plan sistemático para reducirnos y dominarnos, un plan pensado
hace más de 40 años para reducir la población mundial, por las buenas, o por
las malas. Todo está relacionado. La “revolución sexual” de la década del ‘60
trajo muchos “embarazos inesperados” como si
fuera inesperado que un bebé surgiera luego de una relación sexual. Aprobaron el
aborto, y naturalmente, entre los químicos y los quirúrgicos, bajó la tasa de
natalidad. En los próximos años, los sistemas previsionales de todo el mundo
colapsaron, y por lo tanto necesitaban una herramienta para deshacerse de los viejitos, que hay
muchos y molestan a los pocos descendientes que tienen. Y claro, como se seguía
predicando la “revolución sexual”, se hizo
obligatoria la “educación sexual”, y con eso
la normalización del sexo entre los menores, porque si los niños comienzan a
tener sexo cuando aun no definieron su personalidad, y los podemos convencer de
que el sexo es “normal”, y hasta “cool”, entonces es mucho más fácil hacer
proselitismo pro-gay en las escuelas. ¿Dije que venían por nuestros niños?
¿Les
parece exagerado esto que cuento? Pueden hacer el seguimiento, desde el informe de
seguridad nacional de Kissinger, de 1974, Estados Unidos primero, y
luego todos los países desarrollados están abocados a la reducción de la
población mundial. Nunca han dicho que cambiaran su política exterior, ni nunca
la han cambiado. La enmienda Kemp – Kasten, creada durante el gobierno de
Reagan en 1985 pareció frenar el ímpetu abortista y esterilizador de los
gobiernos de Estados Unidos, pero los demócratas, cuando están en el gobierno,
no la respetan (véase el caso de Obama) y además, actualmente utilizan entidades
intermedias, como la IPPF para seguir con su política genocida cuando los republicanos no los dejan.
Los gobernantes de nuestros pobres países
pobres, son forzados a aprobar leyes contrarias al interés de sus
poblaciones, y a contrariar a sus electores en las promesas de campaña, a
cambio de créditos que hagan gobernables a los países. Parece una trampa de
hierro: los fondos que permiten la gobernabilidad provienen de entidades que
quieren reducir la población, aun contra el deseo de los propios ciudadanos. La
imagen de los gobiernos que quieren imponer estas agendas contrarias a los
intereses de sus poblaciones caen, y a veces caen los gobiernos, como el caso de Pedro Pablo Kuczynski en el Perú. Y los ciudadanos
vemos cómo nuestros gobernantes faltan a sus promesas electorales y no tenemos
alternativas válidas, porque los que no son corruptos dependen de los fondos
del exterior para financiar sus planes de gobierno, y no pueden entonces
ofrecer planes viables a sus pueblos.
EL PAPA FRANCISCO DENUNCIÓ
ESTE ESTADO DE SITUACIÓN DICIENDO:
«Las colonizaciones
ideológicas y culturales sólo ven el presente, reniegan el pasado y no ven el
futuro. Viven en el momento, no en el tiempo, y por esto no pueden prometernos
nada […] con esta actitud de que todos sean iguales y borrar las diferencias
cometen el pecado malísimo de la blasfemia contra Dios creador. Cada vez que se
produce una colonización cultural e ideológica se peca contra Dios creador
porque se quiere cambiar la Creación como la ha hecho Él».
¿No queda esperanza? ¡por supuesto que sí! ¡la
esperanza es lo último que se pierde! ¿Qué es lo que debemos hacer?
1. INVOLUCRARNOS
Hay que formarse,
profundizar y generar conciencia. Hay que formar redes de padres,
aliarse con las escuelas que promuevan una educación sana y denunciar a las que
no lo sean, denunciar las posturas ideológicas equivocadas y presentar recursos
judiciales para detener cualquier intento de avance sobre nuestra patria
potestad.
2. LA LUCHA ES NUESTRA, LA VICTORIA DE ÉL
Está claro que tenemos que luchar. Puede ser que
nosotros no veamos el final del partido. Tal vez nuestros hijos tampoco… pero
no importa. Juan Pablo II comenzó a luchar contra el comunismo siendo un
anónimo curita polaco en Cracovia. 40 años más tarde, pudo ver a su enemigo
derrotado ceder en todas sus pretensiones sobre Polonia. Nosotros tenemos que
luchar y ofrecerle nuestra lucha al
Señor, que es finalmente el Señor de la historia y nos dará la victoria…
si quiere.
3. RECUPERAR LA PATERNIDAD Y LA MATERNIDAD. EJERCERLAS SIN
COMPLEJOS
¡Hay que plantarse y recuperar a nuestros hijos!
No ceder ante las presiones. Los padres de Alfie estaban solos, con 20 y 21
años, y pudieron hacer frente… si unos pocos padres del mundo pusieran la mitad
del esfuerzo de Tom y Katie Evans, los poderosos del mundo temblarían
inmediatamente. Hay que ser buenos
padres, que comienza siendo buenos esposos y buenos cristianos. ¿No
rezan? ¡comiencen a rezar! ¿rezan? ¡recen más! ¿Tienen dificultades conyugales?
¡esfuércense en resolverlas! A los varones: ejerzan un liderazgo positivo en el
hogar. A las mujeres: ayuden a los hombres en ese liderazgo positivo. Numerosos
estudios demuestran que la falta de padre es devastadora para la familia y la
sociedad. Los hijos en hogares sin presencia paterna tienen cuatro veces más
posibilidades de ser pobres, tienen un riesgo dramáticamente más grave de caer
en abuso de alcohol y drogas y representan El 71% del abandono escolar.
4. DEJAR QUE LOS NIÑOS SEAN NIÑOS, Y LAS NIÑAS, NIÑAS
No solo que sigan sus inclinaciones naturales,
sino fomenten, desde una paternidad
responsable y presente, las actividades propias de los niños y de las niñas.
Es un error promover a los “drag kids” o
a las “niñas modelo”. ¡Déjenlos que jueguen,
que se ensucien, que hagan campamentos y que se diviertan con juguetes (y no
con consolas o pantallas). Una niñez con juegos, con padres presentes y que
muestran sus roles naturales con alegría y entrega son el mejor antídoto contra
toda esta “colonización cultural” que denuncia el Papa Francisco.
Esta batalla no puede encontrarnos indiferentes.
Tenemos que ser parte, y parte activa. Tenemos que dejarnos guiar por el
ejemplo de feminidad y masculinidad, de la nueva Eva y el nuevo Adán: María y por Jesús. Y la victoria está garantizada…
si Ellos quieren.
No hay comentarios:
Publicar un comentario