¡Orar es tan
importante para nuestras almas como lo es el aire para nuestro cuerpo!
Necesitamos la oración para permanecer conectados a Dios.
Por: Aaron Hostetter | Fuente: Lifeteen.com // Píldoras de Fe
Por: Aaron Hostetter | Fuente: Lifeteen.com // Píldoras de Fe
Así que ¿quieres orar, pero no estás seguro por
dónde comenzar? Déjame que te cuente primero una historia acerca de un monje
que casi ahoga a un seminarista...
¿CUÁN
IMPORTANTE ES ORAR?
Hubo una vez un joven seminarista comenzando su
viaje hacia el sacerdocio. Él era un poco sabelotodo y quería ser el mejor en
todo cuanto hacía. Escuchó acerca de un monje muy santo que era considerado un
maestro espiritual en cuanto a oración y contemplación se refiere.
El seminarista lo buscó y le pidió al viejo
monje que le enseñara todos sus secretos para la oración. El monje lo envió de
regreso. El seminarista era testarudo y regresó nuevamente al poco tiempo,
pidiendo otra vez conocer los secretos para orar. El monje le dijo que
regresara en una semana.
Cuando llegó a la semana siguiente, el monje lo
llevó con él a un cuerpo de agua detrás del monasterio. El monje aún sin decir
ni una palabra. Mientras entraban al agua, con ésta llegándoles un poco arriba
de la cintura, la impaciencia del seminarista para con el monje creció, pero
éste permanecía en silencio.
De pronto, el monje tomó al seminarista y hundió
su cabeza debajo del agua. El seminarista luchaba y se retorcía, pero con la
fuerza de un buey el viejo monje lo mantenía bajo el agua. Cuando el monje
finalmente lo dejó ir, el seminarista se levantó buscando aliento, avergonzado,
molesto y confundido. El monje lo miró y dijo: ‘Hasta
que ores con la misma desesperación que tienes por aire, aún no has orado’.
¡Orar es tan importante
para nuestras almas como lo es el aire para nuestro cuerpo! Necesitamos
la oración para permanecer conectados a Dios quien nos ha creado con un plan en
mente. Veamos algunas maneras como se puede profundizar en la oración en
nuestra vida diaria.
¿CÓMO ORAR?
1)
¡DI HOLA!
Cuando un amigo entra al salón, lo primero que
la mayoría de las personas hacen es decir hola o saludan con la mano o con un
movimiento de cabeza. En muchas maneras, este es el comienzo de la oración: un
reconocimiento de la presencia de Dios. Cuando entramos a la Iglesia, hacemos
una genuflexión delante del tabernáculo para humillarnos mientras reconocemos y
reverenciamos la presencia real de Jesús en la Eucaristía dentro. Cuando
inicies a orar, ya sea que estés caminando hacia algún lugar durante tu día, en
una capilla o en tu cuarto, tómate un momento para reconocer en la presencia de
Quién estás. “Paren y reconozcan que soy Dios” (Sal 46,11)
2)
SE TÚ MISMO.
Tantas personas piensan que la santidad es
inalcanzable, y que para orar necesitamos vernos como una estatua de San
Francisco con las manos juntas piadosamente. La realidad es que fuimos creados
en comunión con Dios y Él desea tener una relación con nosotros. No quiere que
seamos una copia al carbón de un santo del pasado. Él te creó con tus propios
dones y pasiones y quiere brillar a través de ti y de forma única en ellos. ¡Ven a Él como eres y deja que te transforme en el santo
que Él quiere que seas!
3)
“ENSÉÑANOS A ORAR” (LC 11,1).
Los apóstoles de Jesús le pidieron con estas
palabras y la conversación resultante es lo que nosotros conocemos como la
oración del “Padre Nuestro”. Si sus propios
discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar, ¡cuánto más debemos
pedirle nosotros que nos enseñe a orar! Pídele a Dios que te ayude y estate
seguro de que Él te escucha. “Pidan y se les dará;
busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta.” (Mt 7,7)
4)
¡FRENA!
El mundo en el que vivimos nos abruma con los
medios de comunicación y el ruido proveniente de todas las direcciones a
diario, desde mensajes de texto hasta la música, la televisión o el internet.
Estas cosas no son malas, pero mucho de ellas puede distraernos de nuestra
relación y conversación con Dios.
"Hace falta silencio
en este mundo que es a menudo muy bullicioso, lo que no es favorable para el
recogimiento y para escuchar la voz de Dios” (Papa
Benedicto XVI).
Toma 10 minutos de tu tiempo cada día y en lugar
de dedicar ese tiempo a Facebook o a la televisión, úsalo para orar. Pon a Dios
nuevamente en el centro de tu corazón y de tu mente.
5)
MANTENLA VIVA.
Una vida de oración que no se mantiene viva es
como un estanque sin agua fluyendo dentro y fuera de él. Se estanca. No entra
oxígeno y se convierte en inhabitable. Todo lo que se podrá encontrar es
suciedad y mosquitos. A nadie le gustan los mosquitos, no seas esa persona.
Pero una persona que cultiva su relación con Dios por medio de la oración
encuentra una imagen muy diferente. Hay agua fresca corriendo dentro y fuera
del estanque. ¡Da vida! Hay flores y árboles creciendo a su alrededor. Tu vida
de oración afectará otras áreas de tu vida. “Dichoso
el hombre que no va a reuniones de malvados, ni sigue el camino de los
pecadores ni se sienta en la junta de burlones, más le agrada la Ley del Señor y
medita su Ley de noche y día. Es como árbol plantado junto al río que da fruto
a su tiempo y tiene su follaje siempre verde. Todo lo que él hace le resulta” (Sal 1,1-3)
6)
DEJA QUE TE TRANSFORME.
La práctica hace al maestro. Toda la vida
cristiana, incluyendo la oración, es algo en lo que debemos trabajar para
mejorar y perseverar en ella. ¡Dios puede hacer cosas maravillosas en nosotros
si llegamos a Él en la oración!
“Las virtudes se forman por
la oración. La oración preserva la templanza. La oración suprime la ira. La
oración evita emociones de orgullo y envidia. La oración lleva al alma al
Espíritu Santo, y eleva al hombre al Cielo”. (San
Efrén el Sirio)
¡HAZ
LA PRUEBA!
Como católicos, tenemos acceso a la más grande
forma de oración cada domingo (y cada día si está disponible) en la Misa,
finalizando al recibir a Jesús mismo en la Eucaristía. ¡Alimento
para el alma! Introdúcete en ella de una manera más profunda cada vez y
escucha a Dios que te habla en ella.
Puedes también comenzar rezando el Rosario.
Nuestra madre María es maravillosa y es el modelo perfecto de cómo amar a su
Hijo.
La oración a San Miguel Arcángel es también una
excelente oración. Satanás está tratando siempre de separarnos de Dios. San
Miguel vence a Satanás, así que, créeme, quieres a San Miguel en tu equipo.
Ora por tu familia, tu cónyuge, tus hijos, los
ministros, sacerdotes, y si eres soltero(a) por tu futuro (a) esposo (a), y
agradécele a Dios por todas las personas que Él ha puesto en tu vida y que te
han ayudado a ser quien eres.
Yo estoy orando para que en tu recorrido hacia
la oración te enamores de Dios, quien estará contigo en las buenas y en las
malas y en incontables aventuras a lo largo de toda tu vida. Todos sus santos y
ángeles, ¡oren por nosotros!
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