Si la enfermedad afectara a su
capacidad ministerial
El papa Pablo VI dejó escrito
su deseo de renunciar al pontificado en caso de enfermedad incurable o de otro «grave y prolongado impedimento», según una carta
inédita publicada por L'Osservatore Romano.
(Efe) El pontífice italiano contemplaba la renuncia en esos casos en una
misiva dirigida a su secretario de Estado el 2 de mayo de 1965, dos años después de su elección al cargo y
trece antes de fallecer, en 1978.
En el documento hasta ahora «inédito», Pablo VI declara su deseo de renunciar «en caso de
enfermedad, que se presuma incurable o de larga duración y que impida ejercitar
las funciones del ministerio apostólico, o en caso de otro grave y
prolongado impedimento, igualmente obstáculo».
En estos supuestos, Pablo VI estipuló
que debía hacerse efectiva su
renuncia «como obispo de Roma y como
jefe de la misma santa Iglesia católica», aunque dejaba en manos de los cardenales de la Curia «la
facultad de aceptar y operar» su dimisión.
Casi medio siglo después, en
febrero de 2013, Benedicto
XVI sorprendió al mundo al renunciar al pontificado, una decisión
de la que hay pocos referentes en la historia de la Iglesia, hasta remontarse
al abandono de Celestino V en 1294.
El papa Francisco ha leído «con estupor» el
documento de Pablo VI, que califica en «L'Osservatore» como
«un humilde y profético testimonio de amor a Cristo
y a su Iglesia y una prueba más de santidad» de este papa que será
canonizado previsiblemente este año.
«Ante la
tremenda misión que le fue confiada, ante las críticas y en una sociedad de
cambios vertiginosos, Pablo VI no
eludió sus responsabilidades. Lo que le importaba eran las necesidades
de la Iglesia y del mundo», señala Francisco.
El pontífice argentino
considera que «un Papa impedido por una grave enfermedad no podría ejercitar con
suficiente eficacia el ministerio apostólico».
La carta ha sido divulgada con
motivo de la presentación del libro «La barca di
Paolo», escrito por monseñor Leonardo Sapienza y que aborda la figura
del papa Montini, quien culminó el influyente Concilio Vaticano II impulsado
por su predecesor Juan XXIII.
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