El Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio
Fernández, explica en su carta semanal si la Iglesia Católica es “rica” y cuál
es el destino del dinero que recibe gracias a la campaña “Por tantos”.
“La Iglesia en cuestión de fe, esperanza y caridad
es riquísima”, asegura el Prelado y subraya que “lleva en su seno el tesoro más grande” que es “Jesucristo redentor del hombre, la Eucaristía, los
sacramentos, la Palabra de Dios, el testimonio de sus mejores hijos”.
Algo que según precisa Mons. Fernández “no
nos lo puede ofrecer nadie más” por lo que “nadie
es más rica que la Iglesia en este sentido: Rica en valores, rica en humanidad,
rica en bienhacer. Rica en caridad con los más pobres, a quienes nadie atiende,
rica en misioneros que entregan toda su vida para bien de los demás, rica en
voluntarios que ofrecen gratis su tiempo”.
Además la Iglesia también es rica “en
patrimonio cultural”. “En España, el 80% del patrimonio cultural material es
propiedad de la Iglesia Católica, que lo posee por legado histórico de sus
hijos y lo emplea para el culto y para disfrute cultural de todos en preciosas
exposiciones”, afirma.
Sin embargo, lejos de ser una riqueza material, esto “supone un gasto mayor que el ingreso que genera”,
ya que “restaurar un templo o tener a punto todo el
patrimonio mueble e inmueble es una preocupación constante desde hace siglos”, por
eso en algunas épocas se ha contado con “ayudas del
erario público”, porque “siendo propiedad de
la Iglesia, está al servicio de una gran mayoría de ciudadanos”.
Sin embargo, desde hace algunos años la Iglesia no recibe dinero público
para su sostenimiento en España.
En ese sentido, Mons. Fernández alerta de que “hay
dinero para el teatro, el cine, los toros”, pero “no lo hay para restaurar una ermita o un templo emblemático del
pueblo”, porque “la religión para los
planteamientos laicistas es como la peste, hay que evitarla”.
También recuerda que las ayudas que reciben los padres en la escuela
estatal o en la concertada para la educación de sus hijos, así como la atención
de ancianos en residencias públicas o de la Iglesia, “son
derechos, no privilegios” y “no es dinero
para la Iglesia sino para los ciudadanos”.
Por eso, “cuando nos piden marcar la X (en
la declaración de la Renta), es para recaudar una cantidad (no del Estado, sino
de los contribuyentes) para el sostenimiento de la Iglesia o para fines
sociales” y por eso el Prelado anima a “marcar
las dos”.
A través de la declaración de la renta, “van
a la Iglesia Católica algo más de 250 millones de euros al año, que dan para la
financiación del 30 % del presupuesto total de las diócesis”.
Por eso la campaña “Por tantos”, indica
Mons. Fernández, nos recuerda cada año “lo mucho
que hace la Iglesia en el culto, en la caridad con los pobres, en la
evangelización, en la conservación del patrimonio cultural y reclama nuestra
colaboración para sostenimiento de la Iglesia”.
Porque “aunque tenemos derecho como todo
ciudadano a recibir ayudas estatales, la Iglesia debemos mantenerla
principalmente entre todos los creyentes”.
Por eso subraya que cuando se dice que la Iglesia es rica “depende de qué aspecto se considere”, “riquísima en
obras de caridad y en esperanza, pues nos da la vida eterna”, pero “pobre, muy pobre en manejo de recursos”, ya que
sólo puede “hacer lo que hace gracias a tantos
voluntarios que generosamente trabajan (y no cobran) en las múltiples
actividades de la Iglesia”.
Redacción ACI
Prensa
LA CARTA COMPLETA
LOS DINEROS DE LA
IGLESIA. YO MARCO LA X
En estas semanas hasta final de junio es tiempo de presentar la
declaración de la renta en Hacienda. ¿Tú marcas la X para la Iglesia? Es una
forma de colaborar económicamente en el sostenimiento de la Iglesia católica,
sin que a ti te suponga ningún gasto añadido. Algunos jóvenes y adultos me han
preguntado: ¿Es rica la Iglesia católica? Hay que distinguir.
Primero, la Iglesia en cuestión de fe, esperanza y caridad es riquísima.
Lleva en su seno el tesoro más grande, Jesucristo redentor del hombre, la
Eucaristía, los sacramentos, la Palabra de Dios, el testimonio de sus mejores
hijos. La Iglesia nos ayuda a alcanzar la meta del cielo, nos anima con la
esperanza de la vida eterna, nos enseña a perdonar. Todo eso no nos lo puede
ofrecer nadie más. Nadie es más rica que la Iglesia en este sentido. Rica en
valores, rica en humanidad, rica en bienhacer. Rica en caridad con los más
pobres, a quienes nadie atiende, rica en misioneros que entregan toda su vida
para bien de los demás, rica en voluntarios que ofrecen gratis su tiempo.
Segundo, la Iglesia, que recorre la historia hace veinte siglos, es rica
en patrimonio cultural: catedrales, iglesias, ermitas, imágenes en todos los
soportes (retablos, tallas, lienzos, esculturas, etc.), orfebrería en metales
preciosos (vasos sagrados, custodias, etc.), archivos, bibliotecas. En España,
el 80 % del patrimonio cultural material es propiedad de la Iglesia católica,
que lo posee por legado histórico de sus hijos y lo emplea para el culto y para
disfrute cultural de todos en preciosas exposiciones. Este capítulo supone un
gasto mayor que el ingreso que genera. Restaurar un templo o tener a punto todo
el patrimonio mueble e inmueble es una preocupación constante desde hace
siglos. Ha habido épocas en las que hemos contado con ayudas del erario
público, pues siendo propiedad de la Iglesia, está al servicio de una gran
mayoría de ciudadanos. Hoy, ni un euro (y ya hace años). Una postura laicista
contraria a la existencia de la religión no permite destinar nada del erario
público para muebles e inmuebles religiosos, propiedades de la Iglesia, aunque
de ello disfruten la inmensa mayoría de ciudadanos. Hay dinero para el teatro,
para el cine, para los toros, para la feria y el flamenco, para actividades
culturales de todo tipo, y me parece bien. No lo hay para restaurar una ermita
o el templo más emblemático del pueblo, porque la religión para los
planteamientos laicistas es como la peste, hay que evitarla.
Tercero, la Iglesia en su funcionamiento ordinario es pobre. Mucho más
pobre de lo que parece. Lo que pasa es que con poco, a veces con muy poco, hace
mucho, muchísimo. No hay ninguna partida en los presupuestos generales del
Estado para la Iglesia. Los padres reciben ayuda en la escuela estatal o en la
concertada para la educación de sus hijos. Los ancianos reciben la atención
merecida en residencias, algunas públicas otras de la Iglesia. En un caso y en
otro son derechos, no privilegios; y es dinero no para la Iglesia, sino para
los ciudadanos que tienen derecho a ello. Cuando nos piden marcar la X, es para
recaudar una cantidad (no del Estado, sino de los contribuyentes) para el
sostenimiento de la Iglesia o para fines sociales. Os recomiendo marcar las
dos.
Por esta vía, van a la Iglesia católica algo más de 250 millones de
euros al año, que dan para la financiación del 30 % del presupuesto total de
las diócesis. “Por tantos” es la campaña que nos recuerda cada año lo mucho que
hace la Iglesia en el culto, en la caridad con los pobres, en la
evangelización, en la conservación del patrimonio cultural, etc. y reclama
nuestra colaboración para sostenimiento de la Iglesia. Pues, aunque tenemos
derecho como todo ciudadano a recibir ayudas estatales, la Iglesia debemos
mantenerla principalmente entre todos los creyentes.
Aprovecho para dar las gracias a tantas personas que marcan la X en su
declaración de la renta. En Córdoba, llegamos al 45 %, una de las más altas de
España. No nos cobran nada por ello ni nos retienen más, y hacemos un gran
bien.
¿Es rica la Iglesia? Depende de qué aspecto se considere. Riquísima en
obras de caridad y en esperanza, pues nos da la vida eterna. Pobre, muy pobre
en manejo de recursos; puede hacer lo que hace gracias a tantos voluntarios que
generosamente trabajan (y no cobran) en las múltiples actividades de la
Iglesia. Ayuda a la Iglesia en sus necesidades, marca la X en tu declaración de
la renta. Dios te lo pagará.
Recibid mi afecto y mi bendición:
+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba
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