DEFINICIÓN DE LA
MARIOLOGÍA
La
ciencia que trata de Santa María Virgen ha sido designada, en el transcurso del
tiempo, con diversos nombres. Algunos, como San Alberto Magno, la llamaron
Mariale; otros prefirieron el nombre de Theología Mariana; otros la designaron
como Theotokología, que significa, tratado sobre la Madre de Dios; otros
simplemente la llaman Mariología, título más común y que ha prevalecido hasta
nuestros días.
DEFINICIÓN ETIMOLÓGICA
El
término Mariología está formado por las palabras griegas MIRIAM (María) y LOGOS
(tratado o ciencia), por lo que, etimológicamente, significa *`tratado o ciencia sobre la Virgen María”.
DEFINICIÓN REAL
Mariología
es aquella parte de la Teología que estudia a María como Madre de Dios y Madre
de los hombres, según los principios de la Revelación divina.
Decimos: “aquella parte de la Teología”, pues entre la
Mariología y la Teología media una relación como de la parte al todo. Lo cual
significa que se estudia a la Santísima Virgen María -dentro de la Teología- de
manera sistemática, en virtud del papel único y singular que le corresponde en
la realización y consumación de la Obra redentora de su Hijo.
El centro
de la Teología lo constituye Cristo -la Redención del género humano hecha por
Nuestro Señor Jesucristo-, Segunda Persona de la Santísima Trinidad, encarnado
en el seno virginal de María. Por éste motivo Ella queda vinculada al centro
mismo de la Teología, dando lugar a la Mariología, donde se estudia a María y
la función específica que desempeña en la Obra de la Redención.
Decimos
también “que estudia a María como Madre de Dios y
Madre de los hombres”, para expresar con ello el objeto mismo de la
Mariología; es decir, estudia a la Virgen como criatura singular y
privilegiada, asociada íntimamente a la persona y a la Obra de su Hijo y, a la
vez, por la relación espiritual que tiene con todos los hombres.
Finalmente
decimos “según los principios de la divina
Revelación”. Con esto se indica el método de estudio. La Mariología,
como parte de la ciencia teológica, toma también sus principios de la Fuente de
la Revelación; es decir, de la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición, las
cuales han sido entregadas y confiadas para su custodia y auténtica
interpretación al Magisterio de la Iglesia.
Se llama
método al camino o modo de proceder que tiene una ciencia para alcanzar su
objeto. El método de la Mariología es el mismo de la Teología; esto es, el modo
de proceder propio de la investigación y comprensión de la verdad revelada.
Este modo de proceder es triple: inductivo, deductivo y apologético.
IMPORTANCIA DEL ESTUDIO
TEOLÓGICO SOBRE MARÍA
Tres son
los motivos principales de la importancia del estudio teológico sobre María: a) Por la excelencia del objeto que estudia; b) por los efectos que produce y, c) por su relación con otros tratados de la Teología.
LA EXCELENCIA DEL
OBJETO DE LA MARIOLOGÍA
La
excelencia de una ciencia radica en la dignidad del objeto que estudia. Ahora
bien, si la Mariología estudia a María -que es la criatura más noble, más digna
y más santa, es lógico que la ciencia que la estudia tenga igualmente esa
nobleza y esa dignidad.
María
Santísima es, en efecto, la cumbre de la creación, el vértice de las maravillas
de Dios, la obra maestra de la sabiduría, del poder y de la bondad de Dios: una
obra maestra “sólo sobrepasada por su Artífice” (San
Epifanio, Oratio de laudibus S. Mariae Deiparae, PG. 43,478).
En
nuestros días, acorde con el sentir unánime de la Iglesia, el Venerable
Josemaría Escrivá de Balaguer escribió: -Canta ante la Virgen Inmaculada,
recordándole: Dios te salve, María, hija de Dios
Padre: Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo: Dios te salve, María, Esposa
de Dios Espíritu Santo… ¡Más que tú, sólo Dios!” (Camino n.496).
LOS EFECTOS QUE PRODUCE
Si la
Mariología es excelente por su objeto, no lo es menos por los efectos que
produce. Estos efectos son principalmente tres: lo)
Conduce al conocimiento y al amor de Dios; 2o) al de Cristo y, 3o) al de María.
lo) La Mariología conduce y facilita el conocimiento y
el amor de Dios. En efecto, la escala para subir a Dios, para conocerlo y
amarlo, son las criaturas. San Pablo dice: “Lo
invisible de Dios, su eterno poder y divinidad, son conocidos mediante sus
obras (las criaturas)” (Rom. 1,20; cfr. también Sab. 3,20). María es una
criatura perfectísima en la que resplandecen de modo singular la bondad, la
gracia y el amor divinos, pues en Ella se complació el Todopoderoso (cfr. Lc.
1,49). Por tanto, conociendo y amando a María conoceremos y amaremos más a
Dios.
2o)
La Virgen Santísima nos configura
con su Hijo y nos conduce a Él. Tengamos presente que Ella sostuvo la fe
vacilante de los Apóstoles antes de Pentecostés; Ella nos fue entregada, por su
Hijo, como Madre; Ella señaló en las bodas de Caná: “Haced
lo que Él os diga” (Jn. 2,5). Por todo ello, María es ayuda valiosísima
para el cristiano en su camino hacia Jesucristo. La Iglesia expresa la verdad
de esta afirmación con esta pequeña jaculatoria: “Ad
Iesum per Mariam”.
3o) Por último, sabiendo que no hay criatura más
excelsa que María, ni quien más íntimamente esté unida a Dios, la Iglesia le
aplica estas palabras de la Escritura: “Quien me
hallare, hallará la vida y obtendrá el favor del Señor” (Prov. 8,35).
La
ciencia mariológica tiene ya un lugar propio en la Teología. Este lugar propio
no significa autonomía, puesto que está siempre estrechamente relacionada con
los restantes tratados teológicos. Así, por ejemplo, con relación al Tratado de
la Santísima Trinidad basta decir que Santa María es hija predilecta de Dios
Padre, Madre verdadera de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo.
Con la
Cristología y la Soteriología guarda una especialísima relación por cuanto la
Encarnación se llevó a cabo en sus entrañas purísimas; María refuerza la verdad
de la Humanidad de Cristo; fortalece las relaciones Padre-hijo por cuanto Jesús
estuvo sujeto a María y José (cfr, Lc. 2, 51); colabora con su Hijo como
Corredentora, Mediadora y Dispensadora universal de todas las gracias.
Se
relaciona con la Eclesiología en tanto que Ella es tipo y figura de la Iglesia;
en María la Iglesia ha alcanzado su perfección, es Madre de la misma Iglesia y
colabora activamente en su origen y en su crecimiento (cfr. Const. dogm. Lumen
gentium, cap.8).
También
se relaciona con la Escatología o tratado de las postrimerías, porque su
Asunción a los cielos es anticipo y prenda cierta de la resurrección de los
cuerpos de todos los hombres (cfr. Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, n.15).
El
estudio de la Mariología ha servido además, para profundizar en el método
teológico y ahondar en las relaciones que hay entre la Sagrada Escritura y la
Tradición. Por ejemplo, el Dogma de la Inmaculada Concepción fue precedido por
la fe del pueblo cristiano, y el Dogma de la Asunción de María asentado
firmemente, también, principalmente en argumentos de la Tradición. En otras
Palabras, el “sentido de la fe” de todos los
fieles ha impulsado a los teólogos a profundizar en sus argumentos.
Como
puede verse, el estudio teológico sobre la Virgen María está lleno de
virtualidades y consecuencias. Estas se manifiestan no sólo en los Tratados de
la Teología, sino también en el interés creciente y universal de los fieles que
han sabido descubrir en la Santísima Virgen el camino hacedero y fácil para
llegar a Jesucristo y, prenda segura de ortodoxia en la doctrina y para la
propia salvación.
Juan Gustavo Ruiz Ruiz
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