Puntos para darnos cuenta si la relación que está comenzando valdrá o no la pena.
Cuando se trata
de vida de pareja debemos entender que hay mucho en juego y que nosotros somos
quienes decidimos estar con la persona que estamos.
Por: Alejandro Gutiérrez Rojas | Fuente: www.somosrc.mx
Por: Alejandro Gutiérrez Rojas | Fuente: www.somosrc.mx
Cada que comenzamos una nueva relación de pareja
surgen cualquier cantidad de preguntas. Muchos de los jóvenes que atiendo en
consulta me piden mi pronóstico sobre su relación de pareja, me preguntan en
qué deben fijarse para saber si la relación que están comenzando valdrá o no la
pena, si será una cosa seria o no. Claro que cada noviazgo presenta sus
particularidades y resulta imposible con una o dos premisas realizar un
pronóstico completamente atinado. Con la intención de ofrecer algún tipo de
respuesta a estas interrogantes, en las siguientes líneas se proponen 5
criterios que, sin ser exhaustivos, pueden servir para hacer un pronóstico
sobre una relación que va comenzando.
El primer aspecto son las pautas de comunicación que se establecen desde el inicio de la
relación. Es importante hablar de lo que se espera de la relación, estar
seguros que ambos esperan cosas similares del noviazgo que está comenzando y
para esto lo mejor es decir lo que se siente, se piensa, se quiere y se espera.
En la medida en que lo esperado por cada uno sea similar (tiempo, respeto,
seriedad en la relación, vida social, vida íntima, etc.), la relación tendrá un
mejor pronóstico.
En segundo lugar hay que valorar la sensación de riesgo, es decir, si terminara la
relación, qué pérdidas implicaría en mi vida, qué recursos se perderían con la
ruptura. Ciertamente tiene que existir un riesgo en algún momento, siempre que nos donamos a otra persona, en el
nivel que sea, existe cierta expectativa de reciprocidad que de no ser
satisfecha quedamos expuestos a la decepción. Pero ¿qué sucede cuando me
encuentro a mi mismo regateando esfuerzos y pensando en qué estrategia seguir
para cubrirme las espaldas? Ese sería un buen momento para cuestionar mi
actitud ante la relación y valorar el origen de esa desconfianza (¿desconfío
por experiencias pasadas o esta persona no me transmite seguridad?). Más
resumido, ¿lo que estoy sintiendo es ilusión o miedo?
Por otra parte es importante tener presente la postura que hay ante “las alternativas”.
No se trata de comparar a la pareja con alguien más, sino entender cómo
hago el planteamiento. Desde el momento
en que pienso en otras opciones, estamos hablando de un indicador negativo.
Si estoy pensando “lamentablemente no tengo mejores
opciones”, además de devaluar a mi pareja, es también una forma de
devaluarme ya que no me creo capaz de estar con quien realmente quiero estar,
lo cual tampoco trae un buen pronóstico. Si por el contrario no tengo necesidad
de revisar con demasiado detenimiento mis alternativas, es más probable que
esté con quien debo estar.
En cuarto lugar debemos “echar un ojo” al nivel de compromiso que tiene la pareja, es decir la
disposición para entregarse mutuamente, la capacidad de renuncia en beneficio
de la relación. Es importante también que tanto la entrega como la renuncia
vayan de acuerdo al momento de la relación y a la madurez de cada persona. No
se esperaría que dos adolescentes al mes de novios, decidiera uno de ellos
mudarse de ciudad para poder estar juntos, cuando por otro lado sí podría
esperarse lo mismo de una relación de mayor duración entre jóvenes o adultos. El punto clave es que el nivel de compromiso
no sólo sea alto sino adecuado a la etapa que está viviendo la relación.
Finalmente, para evaluar al noviazgo, se debe prestar atención a la sensación general que
provoca la relación. En otras palabras, es necesario valorar lo que me
hacen sentir las actividades, responsabilidades, compromisos, trato mutuo,
sentimientos y emociones que se viven en esos primeros días de relación. Esto nos va a dar un pronóstico acertado de
la relación ya que si la sensación generada al inicio de la relación es
negativa, cuando se espera todo sea más dulce y se disimulen al máximo los
problemas, estamos delante de un posible indicador de una relación tormentosa.
Aunque pueden haber muchos más aspectos que
revisar, estos podrían ser un buen inicio para saber si lo que estoy haciendo
es realmente lo que quiero. Cuando se trata de vida de pareja debemos entender
que hay mucho en juego y que nosotros somos quienes decidimos estar con la
persona que estamos. Es necesario
conocernos lo suficiente para poder entender mejor qué es lo que sentimos,
qué es lo que queremos y así tomar mejores decisiones.
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