Se trata de darte
libremente y por completo a la otra persona, por amor.
Por: Cinthya Arcega de Montalvo | Fuente: Por tu matrimonio
Por: Cinthya Arcega de Montalvo | Fuente: Por tu matrimonio
Es posible que ante esta pregunta tu primera
reacción sea contestar: ¡“Por supuesto que todo”! Y
ciertamente esta es la repuesta correcta de quien está pensando seriamente en
contraer matrimonio. Sin embargo, es muy importante que te asegures de que has
entendido lo que realmente implica “entregarlo
todo” y que tu respuesta no sea sólo el impulso romántico, pero tal vez
ciego o insensato, que las emociones de tu amor, o la proximidad de tu boda
puedan producirte.
De hecho, tu matrimonio será el mayor compromiso que adquieras en tu vida.
Es decir, te vas a “comprometer” a unir tu
vida a otra persona compartiéndole, no sólo tus bienes y riquezas sino también
lo que te es más íntimo, tu vida emotiva, tus sentimientos, tus sueños, tus
proyectos para el fututo, tus valores, etc. Mejor dicho, se trata de darte
libremente y por completo a la otra persona.
Esta entrega supone igualmente, recibir la donación del otro. Es decir, la
aceptación del otro tal cual es, de tal manera que encuentre en mí comprensión,
tolerancia, respeto. Y esto debe ser recíproco, es decir la entrega debe ser
generosa y de ambos lados, de tal manera que ninguno quede engañado o se sienta
minusvalorado. Por eso al casarte te comprometes también a tener la suficiente
delicadeza para agradecer todos los detalles y gestos de amor que te entregan,
por insignificante que parezcan, y a estar atento a lo que dices o haces, de
tal forma que tu amado no se ofenda.
Esta capacidad de entrega va a ser lo que
haga de tu vida de pareja una relación feliz, donde cada uno pueda seguir
creciendo como persona, como pareja y, cuando lleguen los hijos, como familia.
Entre más puedas compartir con tu pareja lo que
eres, lo que tienes, tus ideas e ideales, así como lo que sientes y deseas, la
unión indisoluble que esperas tener al contraer matrimonio, será cada vez más
fuerte.
Si le entregas el don de la confianza a tu
pareja y estás dispuesto a dialogar abiertamente con ella, la otra
persona te conocerá mejor y este conocimiento profundo se convertirá en
la base para que te comprenda mejor, para que te acepte más profundamente y
para que su amor sea más íntimo. De otra manera ustedes pueden volverse
como extraños que, aunque vivan juntos, cada uno ignore lo que el otro piensa,
quiere o siente.
RESUMIENDO,
PODEMOS DECIR QUE EN EL MATRIMONIO COMPARTIMOS:
- Por el hecho de estar basado en una alianza
irrompible, en el matrimonio se crea la confianza necesaria donde cada
cual se debe sentir libre de compartir desde sus más profundos y sinceros
anhelos hasta los mas excéntricos sueños.
- Debemos poder compartir nuestros
ideales, ilusiones, deseos, problemas, limitaciones, frustraciones,
fracasos, triunfos.
- Se comparte el mismo espacio (casa) y
el tiempo extra que el trabajo nos deja.
- También se debe tener una economía en
común.
- Se da la libertad y confianza para
compartir nuestros cuerpos en la relación íntima propia del
matrimonio;
- Debemos poder compartir con nuestra
pareja los gustos que tengamos en común como canciones, artículos de
periódico, programas de televisión, etc.
En fin, todo lo que rodea nuestras vidas es
digno de compartirse y de ser recibido con respeto y gratitud.
RESPONSABILIDADES
COMPARTIDAS:
Otro aspecto muy importante es entender las
responsabilidades que se adquieren en común y a las cuales deben contribuir los
dos.
- Compartimos
las actividades, labores y responsabilidades que suponen el mantenimiento
de una casa tales como la limpieza, el orden, la administración, y la
cocina. Estas actividades debe por tanto repartirse de común acuerdo
evitando que la carga caiga sobre una sola de las personas.
- Compartimos la responsabilidad de
manejar con respeto y responsabilidad el don de la fertilidad.
- Compartimos la responsabilidad de la
crianza y formación humana y religiosa de los hijos
¿SIENTES
QUE NO ESTÁS LISTO PARA ESTA ENTREGA?
Si sentiste miedo al tratar de contestar la
pregunta acerca de lo que estás dispuesto a compartir, o sentiste que sólo
estás dispuesto a compartir algunas cosas, es bueno que examines cuál es la
raíz de tu reacción:
- Si
tu pareja no te inspira la confianza necesaria para darlo todo por
ella, entonces, no están listos. La confianza no se puede inventar. O se
siente o no se siente.
- Es posible que esta falta de
confianza provenga del hecho que tu pareja “no es de confiar”, o que tú,
por razones emocionales que vale la pena averiguar, sufres de celos, te
cuesta confiar, o te cuesta compartir.
Cualquiera de estas razones son suficientemente
serias como para que las tomes en cuenta antes de apresurarte a asumir un
compromiso ante la otra persona y ante Dios. Quizás sea cuestión de tiempo, o
valga la pena examinar si has escogido la persona correcta. Recuerda que nada
debe obligarte. Tu entrega debe nacer
de una decisión consciente, feliz y libre.
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