Después de encontrarse con el pueblo de Alessano,
el Papa Francisco visitó Molfetta y celebró una Misa en la que defendió que
cuando uno ha conocido a Cristo resucitado no tiene más remedio que anunciarlo
con valentía y humildad.
“La vida cristiana tiene que ser invertida en Jesús
y gastada por los otros. Después de haber encontrado al Resucitado no se puede
esperar, no se puede dejar para después; se necesita ir, salir, a pesar de
todos los problemas y las incertidumbres”.
“La Palabra de Dios hace así: libera, realza, hace
ir adelante, humildes y valientes al tiempo mismo. No hace de nosotros
protagonistas ni en campeones establecidos de nuestras propias bonanzas, sino
testimonios genuinos de Jesús en el mundo”, señaló.
La celebración se celebró en el Puerto de Molfetta y a ella asistieron
miles de fieles. En su homilía, habló de los “dos
elementos centrales de la vida cristiana; la Palabra y el Pan”.
“Para nuestra vida es esencial entrar en una
relación vital, personal con Él”, indicó. “La Eucaristía es esto: no es un rito bonito, sino la
comunión más íntima, más concreta, más sorprendente que se pueda imaginar con
Dios”.
“La vida cristiana recomienza cada vez desde aquí,
de esta mesa donde Dios nos sacia de amor. Sin Él, Pan de vida, todo esfuerzo
en la Iglesia es vano, como recordaba Don Tonino Bello”.
El Santo Padre explicó que Cristo “es el Pan
troceado por nosotros y quien lo recibe se convierte a su vez en pan troceado,
que no tiene levadura de orgullo, sino que se dona a los otros. Deja de vivir
para sí, para el propio éxito, para tener cualquier cosa o convertirse en
alguien. Vive por Jesús y como Jesús, es decir, para los otros”.
En este sentido, también aludió a que quien come este Pan “tiene la marca de fábrica del cristiano”.
Pero también el Pan es “Pan de paz” y
Francisco sostuvo que “nosotros, que compartimos
este Pan de unidad y de paz, estamos llamados a amar cada rostro, a reparar
cada lágrima, a ser, siempre y donde sea, constructores de paz”.
Sobre la Palabra, dijo que en ocasiones hay gente que está enseguida
preparada “para discutir las palabras de Jesús
antes que acoger el cambio de vida solicitado por Él”.
“Don Tonino, precisamente en el tiempo de Pascua,
deseaba acoger esta novedad de vida, pasando finalmente de las palabras a los
hechos”.
Redacción ACI
Prensa
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