En los últimos días
de vida, nuestra necesidades cambian, y dejando a un lado la parte médica, las
emociones juegan un rol fundamental.
Por: Por: Psic. Cl. María José Barredo S. | Fuente: Revista Vive!
Por: Por: Psic. Cl. María José Barredo S. | Fuente: Revista Vive!
Carmen es una de esas oncólogas con sala de
espera llena, respetada por sus colegas, admirada por sus pacientes. Siempre se
ha caracterizado por su buen ojo clínico y su sensibilidad en el trato con el
paciente. Ella, aunque siempre muy modesta, se considera a sí misma como una
gran profesional y buen ser humano. Es por esto que, cuando luego de muchas
semanas de exámenes, diferentes opiniones médicas y largas noches en vela no
logró dar con la razón por la que uno de sus pacientes no se estabilizaba, se preocupó y mucho.
TIPOS DE NECESIDADES
Las necesidades de los pacientes en fase terminal
dejan de ser cada vez mas médicas para pasar a ser más emocionales, espirituales y psicológicas. Claro está que
estos síntomas “del alma” no son tan
visibles pero si crean síntomas físicos sin razón aparente.
Se pueden encontrar
pacientes con diferentes tipos de reacciones y posturas, pero las necesidades
casi siempre suelen ser las mismas:
- Asumir y aceptar sus pérdidas, estas pueden
ser físicas, familiares, de su propia vida, etc.
- Asumir y aceptar el cambio de roles, en
especial cuando el paciente representa un rol de autoridad.
- Asumir y aceptar la posible
disfuncionalidad y falta de autonomía.
- Sentirse útil, buscando la forma de que,
pese a la enfermedad, existan ciertas cosas que pueda cumplir bajo un
propósito.
- Delegar
- Llevar a cabo asuntos pendientes, y esta
necesidad es la que más se puede percibir en los pacientes. El poder
finiquitar planes comenzados, el poder expresar a otros como se siente, si
necesita perdonar, ser personado, agradecer, etc.
- Que su equipo médico y cuidadores sean
fuente de descanso gracias al buen manejo de síntomas y buenos cuidados.
- Satisfacer sus necesidades espirituales.
Para esto, el paciente necesita ser escuchado.
Parece sencillo, es verdad, pero no es lo mismo escuchar, que escuchar
activamente. Es la capacidad de escuchar más
allá de las palabras, es poder ver gestos, percibir emociones, atender y
entender el lenguaje no verbal. Justo eso que, en ese momento, Carmen
necesitaba para poder entender que era lo que le pasaba a su paciente.
La idea está en poder acompañar (ya sea desde el
rol de profesional de la salud, de familiar o de cuidador) al paciente durante
su proceso de descubrir lo que necesita y de qué forma satisfacer estas necesidades. Es poder reducir las
sensaciones de soledad, ayudarlos a aumentar la sensación de control sobre el
entorno y su autonomía. A reducir esa percepción de amenaza que tienen hacia la
enfermedad o la incertidumbre en sí, a reducir niveles de tensión y
sentimientos de ansiedad, miedo o tristeza.
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