Los monjes de la Confederación Benedictina, en
ocasión al 125º aniversario de su fundación y de la puesta de la primera piedra
de la Abadía Primada de San Anselmo en roma, fueron recibidos por el Papa
Francisco en el Vaticano.
El Pontífice destacó que “en la vida
contemplativa, Dios a menudo anuncia su presencia de manera inesperada”. “Con
la meditación de la Palabra de Dios en la lectio divina, estamos llamados a
permanecer en una religiosa escucha de su voz para vivir en constante y
jubilosa obediencia”.
“La oración genera en nuestros corazones,
dispuestos a recibir los dones sorprendes que Dios está siempre preparado a
darnos, un espíritu de renovado favor que nos lleva, a través de nuestro
trabajo cotidiano, a buscar el compartir los dones de la sabiduría de Dios con
los otros: con la comunidad, con aquellos que vienen al monasterio para la
búsqueda de Dios, y con cuántos estudian en vuestras escuelas, colegios y
universidades”.
El Pontífice destacó también su “amor a la
liturgia” que es “fundamental” en la
vida monástica y “ante todo esencial para vosotros
mismos, permitiéndoos estar siempre en la viva presencia del Señor”.
“Es preciosa para toda la Iglesia, que en el curso
de los siglos nos ha beneficiado como agua de manantial que riega y fertiliza,
alimentando la capacidad de vivir, personalmente y comunitariamente, el encuentro
con el Señor resucitado”.
El Santo Padre, advirtió además que “en este
tiempo en el que las personas son indiferentes y no tienen tiempo suficiente
para escuchar la voz de Dios, vuestros monasterios y vuestros conventos se
transforman en oasis, donde hombres y mujeres de todas las edades,
proveniencia, cultura y religión pueden descubrir la belleza del silencio y
reencontrarse a sí mismos, en armonía con el creador, consintiendo a Dios
restablecer un justo orden en su vida”.
Redacción ACI
Prensa
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