Desde que hace ya muchos años
conocí las apariciones de Garabandal creí en ellas. Este es un hecho requeté sabido
entre mis amigos e incluso más allá del circulo de mis amistades, porque he
hablado públicamente y he escrito en más de una ocasión de estas apariciones. Y
lo seguiré haciendo mientras la autoridad de la Iglesia me lo permita.
Naturalmente, que si algún día se manifestara en contra y dictaminara el
negativo consta de non supernaturalite cambiaré de actitud y obedeceré, pues soy de los
que prefieren —si esto fuera posible— equivocarse dentro de la Iglesia, que
acertar fuera de Ella.
Es más, mi participación como
actor en la película de Garabandal no ha tenido más intención que la de ayudar
a que se aclaren las cosas y difundir sus mensajes por el bien de las almas,
que por otra parte son los que siempre ha recomendado la Iglesia: que hay que
darle la importancia que se merece a la Eucaristía, que hay que hacer
penitencia por nuestros pecados y los del mundo entero, que hay que meditar con
frecuencia la Pasión del Señor, y como primera condición de todo esto que hay
que ser buenos.
Y me siento muy agradecido de
que me invitasen a participar en esta película, por el mucho bien que está
haciendo. Son muchos miles ya los espectadores que han pasado por los cines
para verla. Tantos, que los datos oficiales de la semana pasado del Ministerio
de Cultura la colocaban en el sexto lugar de las películas más vista en España.
Y lo que es más sorprendente la primera de España si se pone en relación el
número de espectadores por cine, lo que quiere decir que en los pocos cines
donde se ha proyectado se llenan, y digo pocos y debería decir poquísimos cines
donde se proyecta en comparación con las películas que tienen detrás toda una
cadena comercial. Porque nosotros por no tener, no tuvimos ni presupuesto. Pero
según mis noticias, puede que esta situación cambie, pues a la vista de los
buenos resultados, ya no hay que hacer mil y una gestiones para que la pongan
en las salas, porque son los cines los que ahora ya van detrás de los
responsables de la película para que se le permitan proyectar.
Y
naturalmente que todo esto me satisface, pero no deja de ser secundario cuando
conoces los frutos apostólicos que se están derivando de esta iniciativa,
porque la película llega al corazón e invita a ser mejor persona. Y como son
muchas las personas que se han dirigido a mí, que por desconocer lo que sucedió
en aquella aldea de Santander, me piden mayor ampliación me permito recomendar
aquí la magnífica síntesis que hace Santiago Lanús en su libro Madre de Dios y Madre Nuestra. Fátima, Ámsterdam y
Garabandal, un libro en el que el autor me honró
solicitándome el prólogo del mismo, en el que expongo lo que pienso del sentido
histórico de las apariciones marionas en la Edad Contemporánea.
Javier Paredes
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