Después de leer
esto, vas a querer invocarlo todos los días.
Como nos dice el evangelista
san Lucas, “cuando se cumplieron los ocho días para
circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de
ser concebido en el seno” (Lc 2,21).
Así, el santo nombre de Jesús fue dado por el cielo: por eso tiene poder.
Santa Juana de Arco murió en la hoguera repitiendo el nombre de Jesús. El
nombre de Jesús representa a la Persona divina del Verbo encarnado.
“Por lo cual
Dios le exaltó y le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre. Para que al
nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los
abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios
Padre” (Flp
2,9-11).
El ángel le dejó claro a san
José la razón de este nombre: “porque él salvará a
su pueblo de sus pecados” (Mt 1, 21). La palabra “Jesús” en hebreo quiere
decir “Dios salva” o Salvador. Entonces, pronunciar el nombre de Jesús con fe es tomarlo como divino salvador.
Es en el nombre de Jesús que los pecados son perdonados. “El
Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados” (Mc 2,10).
Él puede decirle al pecador: “tus pecados te son
perdonados” (Mc 2,5). Y él transmite ese poder a los hombres –los
apóstoles– (Jn 20, 21-23) para que lo ejerzan en su Nombre.
La Resurrección de Jesús
glorifica el nombre de Dios Salvador, pues a partir de ahora es el nombre de
Jesús el que manifiesta en plenitud el
poder supremo del “nombre sobre todo nombre”.
Los espíritus malos temen su nombre, y es en nombre de Él que los discípulos de Jesús realizan
milagros, pues todo lo que piden al Padre, en su nombre, el Padre se lo
concede.
Es en el nombre de Jesús que
los enfermos son curados, es en su nombre que los muertos resucitan, los cojos
andan, los sordos oyen, los leprosos quedan curados… Ese nombre bendito tiene poder.
Después de que el pecado
alcanzara a la humanidad, solamente el
nombre de Dios Redentor puede salvar al hombre. Y este nombre es Jesús.
Es por el nombre de Jesús que
los apóstoles realizan maravillas. “Estas son las
señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios,
hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban
veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán
bien” (Mc 16, 17-18).
Por lo tanto, el nombre santo
de Jesús tiene poder y debe ser
invocado con respeto, veneración y fe.
Los fariseos y doctores de la
ley quisieron impedirles a los apóstoles predicar en nombre de Jesús: “Les llamaron y les mandaron que de ninguna manera
hablasen o enseñasen en el nombre de Jesús” (Hch 4, 18).
Pero ellos se negaron a dejar
de pronunciar este santo nombre, porque sabían que no existe salvación en ningún otro. “Porque
no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos
salvarnos” (Hch 4, 12).
Jesucristo es el único nombre
divino que trae la salvación y a partir de ahora puede ser invocado por todos, pues se unió a todos los hombres por
la Encarnación.
El nombre de Dios Salvador era
invocado una sola vez al año por el sumo sacerdote para la expiación de los
pecados de Israel, después de asperjar el propiaciatorio del Santo de los
Santos con la sangre del sacrificio.
El propiciatorio era el lugar
de la presencia de Dios. Cuando san Pablo dice de Jesús que es “a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación
por su propia sangre” (Rm 3,25), quiere decir que “en Cristo estaba
Dios reconciliando al mundo consigo” (2Co 5,19).
El nombre de Jesús está en el corazón de la oración cristiana. Todas las
oraciones litúrgicas se concluyen con la fórmula “Por
Nuestro Señor Jesucristo…”.
El “Ave
María” culmina con “bendito es el fruto de
tu vientre, Jesús”. El nombre de Jesús está en el centro del Ave María;
el Rosario está centrado en el nombre de Jesús, por eso tiene poder.
Que podamos también hoy y
siempre pronunciar con fe y devoción este dulce nombre y santo que tiene poder,
como el ciego de Jericó que clamó con fe y quedó curado: “¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!” (Lc
18, 38).
Por Canção Nova
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