(ACI).- Luego de su encuentro con sacerdotes, religiosos y
seminaristas, el Papa Francisco presidió una celebración mariana en la Plaza de
Armas de Trujillo en la que reconoció a la Virgen de la Puerta de Otuzco como “Madre de Misericordia y de la Esperanza”.
“Ella nos sigue defendiendo e indicando la Puerta
que nos abre el camino a la vida auténtica, a la Vida que no se marchita. Ella
es la que sabe acompañar a cada uno de sus hijos para que vuelvan a casa. Nos
acompaña y lleva hasta la Puerta que da Vida porque Jesús no quiere que nadie
se quede afuera, a la intemperie”, dijo el
Papa este sábado 20 de enero.
Iniciado el evento, el primero en tomar la palabra fue el Arzobispo de
Trujillo, Mons. Miguel Cabrejos, quien dio la bienvenida a Papa y expresó el
amor que, junto al pueblo, le tiene “a la Madre de
Jesús y Madre nuestra, en esta bendita advocación de la ‘Inmaculada Virgen de
la Puerta de Otuzco’”.
“Gracias por engalanar esta bendita imagen que
acompaña la fe de muchísimos fieles en Trujillo y en el Perú con el título de
‘Madre de Misericordia y de Esperanza’”, expresó
el Prelado.
Más adelante, en su discurso, el Papa Francisco calificó a la plaza como
“un santuario a cielo abierto en el que todos
queremos dejarnos mirar por la Madre, por su maternal y tierna mirada”.
Asimismo, hizo un repaso de todas las imágenes religiosas reunidas en la
plaza, provenientes desde diferentes ciudades de la región de La Libertad.
Entre estas se encontraban algunas como la Santísima Cruz de Chalpón de
Chiclayo, al Señor Cautivo de Ayabaca, la Virgen de las Mercedes de Paita, el
Divino Niño del Milagro de Eten o la Virgen Dolorosa de Cajamarca.
Luego, dijo que Dios busca “la forma de
acercarse a cada uno de la manera que pueda recibirlo y así nacen las más
distintas advocaciones”.
“Expresan el deseo de nuestro Dios por querer estar
cerca de cada corazón porque el idioma del amor de Dios siempre se pronuncia en
dialecto, no tiene otra forma de hacerlo, y además resulta esperanzador ver
cómo la Madre asume los rasgos de los hijos, la vestimenta, el dialecto de los
suyos para hacerlos parte de su bendición”, añadió.
En ese sentido, aseguró que “María siempre
será una Madre mestiza, porque en su corazón encuentran lugar todas las
sangres. Tras estas palabras declaró a la Inmaculada Virgen de la Puerta de
Otuzco como “Madre de Misericordia y de la Esperanza”.
“Ella nos indica el camino a casa, ella nos lleva a
Jesús que es la Puerta de la Misericordia”, prosiguió.
Antes de terminar su discurso, pidió pensar en las madres y abuelas, que
“son verdadera fuerza motora de la vida y de las
familias del Perú”.
“El amor a María nos tiene que ayudar a generar
actitudes de reconocimiento y gratitud frente a la mujer, frente a nuestras
madres y abuelas que son un bastión en las vidas de nuestras ciudades. Casi
siempre silenciosas llevan la vida adelante”, reconoció
el Pontífice.
En ese contexto, exhortó luchar contra la “plaga”
del feminicidio que afecta el continente americano.
Finalmente, el Papa dijo que la Virgen de la puerta “muestra el camino y nos señala la mejor defensa contra
el mal de la indiferencia y la insensibilidad”.
“Ella nos lleva a su Hijo y así nos invita a
promover e irradiar una cultura de la misericordia, basada en el
redescubrimiento del encuentro con los demás”, concluyó.
Al final del evento, el Santo Padre coronó a la Virgen de la Puerta como
Madre de la Misericordia y la Esperanza.
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