El Pontífice se
encuentra con los monjes budistas en Myanmar. Francisco se ha quitado los zapatos
en uno de los templos más venerados del Asia Sur-Oriental.
El papa Francisco ha querido
tender un puente para el diálogo con los budistas, quienes intentan
sacudirse del nacionalismo exacerbado para ser parte activa en el proceso de
reconciliación que vive Myanmar. En su encuentro reflexionó con ellos sobre las
cosas en común entre cristianos y budistas.
“El gran desafío de nuestros días es el de
ayudar a las personas a que se abran a la trascendencia”, aseguró el Papa en su tercer
día en Myanmar y delante al Consejo Supremo “Sangha”
de los monjes budistas en el Centro Kaba Aye este miércoles 29 de
noviembre de 2017.
Después de presidir una horas
antes una misa ante 150.000 cristianos, el Papa invitó a los líderes
espirituales budistas a seguir en el compromiso del diálogo y el bien común de
la nación birmana de mayoría budista y que convive entre 135 diversas etnias.
De esta manera, destacó que
los cristianos y los budistas tienen la tarea común de ayudar a las personas
a “mirar en su interior y de conocerse a sí mismas de manera
que puedan reconocer la interconexión recíproca con los demás”.
Eso también significa “darse cuenta de que no podemos permanecer aislados los
unos de los otros. Si debemos estar unidos, como es nuestro propósito, es
necesario superar todas las formas de incomprensión, de intolerancia, de prejuicio y de odio”.
SAN FRANCISCO DE ASÍS
Y BUDA
En este sentido, el Papa
realizó un paralelismo entre las enseñanzas de san Francisco de Asís, religioso fundador de los franciscanos y
uno de los pioneros del diálogo interreligioso en la Iglesia Católica, y, por
otro lado, el asceta y sabio, Buda
Gautama, que fundó el budismo, siglo V a.C. en India.
El Papa invitó a la reflexión
a los monjes para ayudar a sus fieles a trabajar por la paz. Así, reconoció
como guía para todos las palabras de Buda: “Conquista al hombre airado mediante el amor;
conquista al hombre de mala voluntad mediante la bondad; conquista al avaro
mediante la generosidad; conquista al mentiroso mediante la verdad»
(Dhammapada, XVII, 223)”.
Y por otro lado, realizó un
paralelismo con las palabras del Santo ‘pobrecito’,
llamado hace 7 siglos a reconstruir la “Casa del
Padre”.
“Son
sentimientos parecidos a los que se expresan en la oración atribuida a san
Francisco de Asís: “Señor, hazme
instrumento de tu paz. Que donde hay odio, yo ponga el amor. Que donde hay
ofensa, yo ponga el perdón […]. Que donde hay tinieblas, yo ponga la luz. Que
donde hay tristeza, yo ponga la alegría”.
PACIENCIA Y
COMPRENSIÓN
El Papa cuando entró al Templo
budista más venerado del Asia Sur-Oriental, se quitó los zapatos negros
gastados ortopédicos. Ver la foto abajo.
En su mensaje, el Obispo de
Roma animó para que esta “sabiduría siga
animando todos los esfuerzos que se realizan para promover la paciencia y la comprensión, y para curar las heridas de los conflictos que a lo
largo de los años han dividido a personas de distintas culturas, etnias y
convicciones religiosas”.
El Papa reconoció que estos
esfuerzos por la paz y la reconciliación no son sólo “prerrogativas
de los líderes religiosos, ni competencia exclusiva del Estado”.
Al contrario, consideró la
tarea de superar el conflicto y la injusticia como un esfuerzo de toda “la sociedad en su conjunto”.
Al final el Papa indicó: “Queridos amigos,
que los budistas y los católicos caminemos juntos a lo largo de este sendero de
curación, y trabajemos hombro con hombro por el bien de cada uno de los
habitantes de esta tierra”.
El Papa saludó a los monjes
budistas birmanos “en nombre de mis hermanos y
hermanas católicos” y expresó la disponibilidad de todos los
cristianos “para seguir caminando” con los budistas y “sembrar
semillas de paz y de curación, de compasión y de esperanza en esta tierra”.
“Les doy las
gracias nuevamente por haberme invitado a estar hoy aquí con ustedes. Invoco
sobre todos la bendición divina de la alegría y de la paz”, finalizó el Pontífice.
El budismo es la cuarta
religión más importante del mundo con más de 500 millones de adeptos, es decir
el 7 % de la población mundial.
El Centro Aye Kaba alberga el
comité Sangha Suprema del estado, que incluye a 47 monjes budistas de alto
nivel, designados por cinco años por el Ministerio de Asuntos
Religiosos. Fue fundado en 1980 para controlar el clero budista en
Birmania.
Alrededor de 51 millones de
personas en Birmania, más del 87% son budistas, y se cuentan 500.000 monjes
budistas y novicios.
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