Valledupar, 09 Nov. 17 / 05:35 pm (ACI).- La vida de un
sacerdote exorcista es una lucha constante contra la acción del demonio en la
que la oración es el medio fundamental de combate.
¿Qué reza un exorcista? A esta pregunta responde para ACI Prensa el P. Doriam Rocha Vergara, uno
de los sacerdotes más jóvenes del mundo dedicado a este ministerio y que tiene
en su haber más de 300 exorcismos realizados en poco más de 7 años.
El sacerdote de 37 años de edad, Párroco de la iglesia La Inmaculada
Concepción en la diócesis colombiana de Valledupar, contó que, en general, “recibo muchos ataques. Los días que no hago exorcismos
duermo bien y vivo bien. Sin embargo, los días que tengo sesiones son noches
difíciles. Primero, siento una pesadez física y mucho sueño. Enseguida tengo que ir al Santísimo.
Me cargo de tal manera que me pongo a la defensiva, el rostro se me desfigura
como si tuviera rabia, me quedo sin voz”.
P. Doriam Rocha Vergara. @Diodevalledupar
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— Diego López
Marina (@diego_lopezm) 9 de noviembre
de 2017
Ante la acción del demonio que obra tentando, provocando cambios de
ánimo, enfermedad e incluso moviendo objetos, el sacerdote explicó que a veces
le toca hacer “autoexorcismos”, que son oraciones que rezan los exorcistas
para protegerse.
“Me toca utilizar los sacramentales, cuidarme de no
recibir nada que me manden de la calle. En las noches no puedo dormir, me da
taquicardias, se encienden las luces y otra cantidad de cosas”, continuó.
El P. Rocha nació el 14 de agosto de 1980 en el pueblo de María Angola,
ubicado en el departamento del Cesar. Estudió el curso de liberación y
exorcismo en el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum en Roma, Italia, y luego
hizo una especialización en ángeles y demonios.
“Los exorcistas que conozco realizan un exorcismo
por semana. Yo los tengo permanentemente debido al sufrimiento de la gente”, relata.
“Si me preguntan ¿qué me llevó a ser sacerdote? Yo
respondo: el ver sufrimiento de la gente. Yo no podría dormir tranquilo
sabiendo que un alma se está perdiendo y el demonio está destruyéndola”, sostuvo.
SU VIDA ESPIRITUAL
El presbítero asegura que no ve televisión en su cuarto, no tiene
computadora, no bebe alcohol ni consume tabaco, y que las vestiduras clericales
lo ayudan siempre en su misión porque “un sacerdote no solo debe serlo, sino también
parecerlo, como dice el dicho”.
El exorcista de Valledupar se levanta a las 4:00 a.m. e inmediatamente
reza un Rosario, a las 5:00 a.m. lleva una rutina de ejercicio. A las 6:00 a.m.
reza el oficio solo o en compañía de otros sacerdotes; a las 6:30 a.m. reza
laudes e inmediatamente después celebra la Eucaristía.
“No hay
ningún solo día en mi vida que no celebre la Eucaristía, con el pueblo o
solo. Al lado de mi cuarto tengo una capilla, un oratorio donde está el
Santísimo y la presencia de la Santísima Virgen María”, precisó.
Luego del desayuno, el presbítero se dedica atender a las personas, “que pueden ser entre 14 y 20 diariamente”.
“A las 12:00 p.m. rezo el Ángelus, a las 3:00 p.m.
rezo la coronilla de la Divina Misericordia, a las 5:00 p.m. rezo las vísperas
y a las 6:00 p.m. celebro la Misa de nuevo. Luego de eso estoy con las
comunidades. Al finalizar rezo el Rosario nuevamente. Puedo rezar entre 3 a 4 rosarios diarios. Luego, voy directo al
Santísimo Sacramento”, indicó.
El P. Rocha especificó que esa rutina sucede en un día normal, “porque los jueves hay exposición al Santísimo tanto en
la mañana como en la tarde”.
“Cuando yo no puedo dormir en mi cuarto, duermo en
el Santísimo. Antes de dormir cada día rezo las completas”, concluyó.
UN LLAMADO
El sacerdote considera que Dios le ha concedido un don especial: cuando
era un seminarista, él oraba y “la gente caía y se
liberaba”. “A mí me daba miedo, primero que le vayan a decir al obispo, y
segundo que no sabía que pasaba. Dios me había concedido el don de la sanación
y la liberación”, aseguró.
Después de ese suceso, el entonces aspirante el sacerdocio habló con un
exorcista que le aseguró que Dios le estaba mostrando lo que quería para su
vida.
“Empecé a leer libros y prepararme. Luego,
nombraron un exorcista oficial en mi diócesis. Le dije al Obispo la experiencia
que había tenido en el pueblo y me dijo que lo primero que tenía que hacer era una carrera de santidad: que
ayude al padre, al exorcista y haga carrera en santidad. Hace 7 años me
concedió la gracia de ser exorcista y pertenezca a la Asociación Mundial de
Exorcistas”, relató el presbítero.
El P. Doriam dijo que, a los 30 años, se sentía muy joven para dedicarse
al ministerio del exorcismo pero que, si el Obispo le concedía esa facultad,
entonces debía hacerlo: “si Dios quiere que sea
instrumento de gracia, un instrumento de paz y de salvación, para liberar y
ayudar a tanta gente, allí donde muchos de mis hermanos sacerdotes no creen,
allí estaré”.
Para concluir, el sacerdote dijo que un buen exorcista necesita
concentrarse en cinco aspectos: lo primero, “que
sea humilde y que reconozca que no tiene ningún poder y todo viene de Dios.
Segundo, que sea obediente a su Iglesia, a su obispo, a sus superiores.
Tercero, que en su vida haya orden, vida de gracia, vida de oración, vida de
santidad. Cuarto, que en su vida haya disciplina para comer, hablar, hacer los
quehaceres cotidianos. Por último, el servicio que se presta. Si uno se dedica
a la cura de almas, cúrate tú primero, no vaya a ser que curar la de muchos te
terminas perdiendo”.
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