«El demonio estaba
allí», asegura.
La
Iglesia Católica en Sídney, Australia, está acostumbrada a hablar de
exorcismos, porque su anterior
exorcista oficial era ni más ni menos que su obispo auxiliar, Julian Porteous,
que comentaba el tema en la prensa, se dejaba fotografiar revestido para este
ministerio, advertía contra las prácticas esotéricas y de nueva era y en 2012 publicó un manual sobre exorcismos
menores (como los de los bautismos, y otros sacramentales) para que
fuesen más frecuentes en el servicio de los sacerdotes y un folleto de 40 páginas para laicos sobre
los peligros de lo sobrenatural. Y todo eso en un entorno de imagen
moderna y rejuvenecida por la Jornada Mundial de la Juventud de 2008 en esa
diócesis.
Toda esta
difusión no pareció perjudicar una carrera eclesial normal para Porteous,
colaborador del cardenal George Pell, y desde
julio de 2013 es el arzobispo de la isla de Tasmania (aunque es cierto
que para ser un arzobispado es pequeño: 25 parroquias y 90.000 católicos).
NUEVO EXORCISTA, NO
REVELA SU NOMBRE
Ahora
Sídney tiene nuevo exorcista, y también hace declaraciones, pero pide no
difundir su nombre para evitar llamadas de gente que necesitará acompañamiento,
escucha y terapia, pero no realmente un exorcista.
El
periodista Peter Munro, del The Sydney
Morning Herald se asombra al ver que el mecanismo de atención a
feligreses por acción demoníaca en Sídney está bien engrasado. “Los sacerdotes informan de
posibles casos de opresión espiritual o posesión al jefe de la oficina
archidiocesana, que envía por email los detalles al exorcista. Él remite cada
caso a un psicólogo para una evaluación
preliminar. Los casos que quedan sin explicar pueden requerir un exorcismo,
para el cual hay un proceso establecido”, escribe el periodista.
Por eso,
los casos serios llegan al exorcista, y él prefiere evitar los casos de enfermedad mental y ser “asediado
por llamadas todo el día y toda la noche”.
En una diócesis con 630.000 católicos y 2,3 millones de habitantes hay
mucha gente que necesita ayuda de un tipo u otro.
El nuevo
exorcista, de hecho, empezó su tarea ya
acompañando al anterior, al ser designado por el cardenal Pell en 2010
después de participar en un seminario de 4 días sobre la materia. Es un
sacerdote de edad avanzada.
EL CASO MÁS CLARO:
REIKI
Explica
que el caso en el que sintió que ha estado más cerca del demonio fue el
exorcismo de una mujer joven que estaba
“más bien comatosa” después de implicarse en
el reiki, una práctica espiritual que dice canalizar una energía
misteriosa e indetectable y que en ciertos niveles invoca entidades
espirituales o guías o nombres secretos en
japonés que en realidad pueden ser invocaciones a demonios. “El demonio
estaba allí, de alguna manera, probablemente no el mismo Lucifer sino
alguno de sus ángeles caídos”, asegura el exorcista de Sídney.
Otro
obispo australiano que habla del tema sin tapujos es Peter Elliot, obispo auxiliar de la gran diócesis de Melbourne, con más
de un millón de católicos. Dice que es un consultor en asuntos
exorcísticos, que discierne algunos casos y los remite al exorcista. Y cuenta
ejemplos de lo que se trata.
LA LUZ DEL PUEBLO SE
FUE
“Un amigo mío estaba haciendo un exorcismo y fue arrojado al otro lado del santuario y casi se rompe la espalda con la
barandilla de mármol del altar. En otro caso, en un pueblo donde
realizaban un exorcismo, cuando la entidad fue devuelta al lugar donde
pertenece –al abismo- se colgó el
sistema eléctrico del pueblo. Pero estos casos son raros. Cuando era un
cura joven, me enviaron algunos casos. Uno era un chico esquizofrénico, y me
enseñó a ser muy cuidadoso”.
Sobre el
tema de espíritus-guía y los “ángeles” de la
Nueva Era el obispo Elliot cuenta un caso: “Una mujer aseguraba que tenía un ángel que la
guiaba y que solía hablar a ese ángel. Al final la entidad demostró su
verdadero rostro y que era un ser mentiroso. Quería poder y control sobre ella. Iba de cabeza hacia la posesión,
diría que ya estaba a mitad de camino… pero recibió ayuda espiritual y hoy es
feliz”.
El obispo
Elliot recuerda que aunque la guerra contra el demonio ya está ganada por
Cristo, aún hay conflictos en la vida de los seres humanos “porque somos imperfectos y vivimos en un mundo
imperfecto”.
El
periodista Peter Munro, después de consultar a personalidades de ámbitos
protestantes que también trabajan el campo de lo demoníaco, habla también con
el padre Ken Barker, fundador en Canberra de los Misioneros Católicos del Amor
de Dios (http://mglpriestsandbrothers.org). Por un
lado, el padre Ken pide que no se vea al demonio detrás de cada mal, pero por
otra parte reconoce la fascinación que ejerce. Cuenta que estando en el
extranjero un joven de 18 años le contó
que había entregado su alma a Satán a cambio de que le hiciera famoso.
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