¿Cómo
saber si estoy eligiendo un regalo bueno, bonito y barato para Navidad?
Por: María Belén Andrade | Fuente: Catholic-link.com
Por: María Belén Andrade | Fuente: Catholic-link.com
“¿Qué puedo regalar?” es la
pregunta que más nos repetimos en esta época. Celebramos el nacimiento de Jesús
y así como los Reyes Magos le llevaron ofrendas al Niño, nosotros
mostramos el amor hacia nuestros seres queridos con un regalo.
A continuación comparto algunos consejos, que a
mi parecer, pueden direccionarte a realizar
un regalo bueno, apropiado y que transmita la alegría y el cariño que queremos
compartir en estas fiestas.
1. PENSAR A QUIÉN VAS A REGALAR
¿A quién quieres dar el regalo? Piensa en eso,
piensa en esa persona: ¿qué le gusta?, ¿qué es importante para ella?, ¿qué le
hace gracia?, ¿qué recuerdo te viene a la mente cuando piensas en ella? Hazte
estas preguntas y otras similares y vas a dirigirte hacia el regalo ideal. Uno que sea un verdadero acto de amor, una
muestra de cuánto conoces a esta persona y una oportunidad para sacar
toda la creatividad que tienes escondida.
2. PENSAR EN ALGO ÚTIL
Quizás se pueda aprovechar el intercambio de
regalos para dar a alguien aquello que
necesita, que le será útil. Aunque esto no tiene por qué significar algo
grande o costoso, sino un detalle que a la otra persona le vendría muy bien.
Esto además, es una manera de estar pendiente de los gustos y las necesidades
de los demás, de estar presente en las cosas pequeñas de todos los días.
3. NO CAER EN EL CONSUMISMO
Dejarse llevar por las tendencias consumistas
que nos prometen “lucirnos” con “el mejor regalo”, puede cegar a muchos que
quieren quedar como el amigo, el tío o el papá más “cool”,
llevándoles a comprar algo muy costoso… y muy
impersonal. Personalmente, aprecio mucho más un regalo pequeño, que
refleje que mis seres queridos realmente me conocen, entienden de mis gustos,
están al tanto de alguna necesidad mía, y por esto me regalan algo que podría no ser lo más nuevo, lo más
caro o moderno, pero que tiene un altísimo valor sentimental.
4. EXPLOTAR TU TALENTO
Todos tienen una habilidad especial de la cual
pueden servirse para hacer un regalo personalizado, íntimo, sentido. ¿Sabes
dibujar?, ¿cantar?, ¿escribir?, ¿cocinar? Una buena idea puede ser entonces
realizar una tarjeta, personalizar algún objeto, escribir una carta, dedicar
una canción, cocinar un pan dulce. Si no estás familiarizado con ninguno de
estos talentos, ¡tranquilo! Piensa qué
tienes que te haga único, y cómo eso lo puedes compartir con quienes te
importan.
5. LLEVAR LA FE
¿Alguna vez se te ocurrió que puedes regalar algo que, al mismo tiempo sirva para
compartir la fe? Por ejemplo: pienso en mi abuela que todos los años nos
regala a cada familia –es decir, a mis tíos y a mis papás– un librito que
contiene el Evangelio diario de todo el año comentado. Pero, si bien puede
ser una buena idea regalar algún libro de espiritualidad a alguien a quien
quieras ayudar a profundizar su fe, para llevar la fe a tus amigos no es
necesario gastar. Simplemente hablándoles del verdadero sentido de la Navidad,
contándoles más sobre lo que sucedió hace más de 2000 años en una pequeña ciudad,
en un pesebre de Belén, les estarás haciendo un regalo invaluable.
6. REGALAR ALGO QUE NO SE PUEDE COMPRAR
Creo que el mercado puede ofrecernos un sinfín
de opciones para regalar, tanto así que es prácticamente imposible no encontrar
un regalo bueno, bonito e incluso barato. Pero puede ser que no atendamos
a lo más significativo que
podríamos entregar: aquello que no se encuentra en las tiendas. Por
ejemplo, ¿cuánto tiempo le puedo dedicar a mi familia estas fiestas?, ¿hace
cuánto no hablo con algún amigo? ¿Y si disculpo a las personas a quienes guardo
rencor? ¿O pido perdón a los que de alguna u otra forma ofendí o
lastimé? En síntesis, el mayor regalo que Dios nos hizo en la Navidad fue
el Amor. El mejor regalo que podemos hacer nosotros, es llevar un poco de
cariño a los demás, a los que queremos, y especialmente a los que
necesitan un poco de afecto.
LO MÁS IMPORTANTE… ¿QUÉ LE REGALAMOS A JESÚS?
Entre tanto “loquerío”,
en el vaivén de organizar la cena de Navidad, reunir a la familia, tener
listos los regalos, etc., podemos perder de vista que no estamos festejando
otra cosa sino el Nacimiento de Jesús. ¡Él
es el Cumpleañero! Y, lastimosamente, quizás sea el más olvidado de la
fiesta. Pero, este año todos podemos proponernos festejar la Navidad de
otra manera, recordando que Él es el
agasajado, y por tanto, a quien debemos llevar también algún regalo.
¿Qué, por
ejemplo?
Podemos aprovechar este tiempo para rezar un poquito más, al menos para
tener alguna oración especial adicional. Aunque sea breve, pero que nos ayude a
recordar a Quién estamos esperando. Según San Josemaría Escrivá, la
mortificación es la oración de los sentidos, entonces podríamos también ofrecer
a Dios algún pequeño sacrificio.
Todo esto podemos, al mismo tiempo que lo entregamos a Dios, ofrecerlo por la
paz que hoy más que nunca necesita de nuestras oraciones y sacrificios.
El servicio
a los demás también es un lindo obsequio que, además de poner contento a Jesús,
alegra a los demás contagiando la fe y la felicidad propia de la época.
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