martes, 21 de noviembre de 2017

UNA FORTUNA SIN SABERLO


Un día bajó el Señor a la tierra en forma de mendigo y se acercó a casa de un zapatero pobre y le dijo: “Hermano, hace tiempo que no como y me siento muy cansado, aunque no tengo ni una sola moneda quisiera pedirte que me arreglaras mis sandalias para poder seguir caminando”.
El zapatero le respondió: “¡Yo soy muy pobre y ya estoy cansado que todo el mundo viene a pedir y nadie viene a dar!”.

El Señor le contestó: “Yo puedo darte lo que tú quieras”.

El zapatero le pregunto: “¿Dinero inclusive?”.

El Señor le respondió: “Yo puedo darte 10 millones de dólares, pero a cambio de tus piernas”. 

“¿Para qué quiero yo 10 millones de dólares si no voy a poder caminar, bailar, moverme libremente?”, dijo el zapatero.

Entonces el Señor replicó: “Está bien, te podría dar 100 millones de dólares, a cambio de tus brazos”. 

El zapatero le contestó: “¿Para qué quiero yo 100 millones de dólares si no voy a poder comer solo, trabajar, jugar con mis hijos?”.

Entonces el Señor le dijo: “En ese caso, yo te puedo dar 1000 millones de dólares a cambio de tus ojos”. 

El zapatero respondió asustado: “¿Para qué me sirven 1000 millones de dólares si no voy a poder ver el amanecer, ni a mi familia y mis amigos, ni todas las cosas que me rodean?”.


Entonces el Señor le dijo: “Ah hermano mío, ya ves qué fortuna tienes y no te das cuenta”.

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