El
Padre Cipriano de Meo es exorcista desde el año 1952. Este fraile capuchino
explica algunas pistas que permiten reconocer a una persona poseída por el
demonio y un método para distinguir una enfermedad de una posesión demoniaca.
En
entrevista concedida a ACI Stampa –agencia en italiano del Grupo ACI– el P. De
Meo, afirma que “los casos de posesión
afortunadamente no son muchos o tan numerosos. Sin embargo existen en una
cantidad que con frecuencia es desconocida”.
“El método para discernir la posesión de la enfermedad es la oración de
parte del sacerdote (exorcista) y el fiel. Una oración prolongada, hasta el
punto que, si está el adversario presente, ocurre la reacción. Normalmente
quien está enfermo lo evidencia en su actitud general”, dice el sacerdote y expresidente de la Asociación
Internacional de Exorcistas.
El P de
Meo señala que “el poseído tiene varias actitudes
generales ante un exorcista, que es visto por el adversario como un enemigo
listo para combatirlo. No faltan expresiones atemorizantes en el rostro,
amenazas con palabras o gestos y otras cosas, pero sobre todo blasfemias contra
Dios y contra la Virgen”.
El
experto explica que “sin embargo, no todos los
casos son similares. Le toca al sacerdote que sirve en este ministerio saber
afrontar el caso al que se enfrenta, por voluntad de Dios, con amor y humildad”.
El fraile
capuchino nacido en 1924 afirma luego que “los
italianos viven un completo ayuno de la realidad demoniaca. Fácilmente dan
importancia a las habladurías de magos o ilusionistas, olvidando las armas que
el Señor pone a nuestra disposición”.
“La Iglesia, de hecho, quiere una vida de oración. No solo de parte del
sacerdote sino también del fiel que pide la intervención del exorcista, que se
beneficia de la ayuda de los familiares también”, explica el sacerdote.
El P. de
Meo considera que “la ignorancia de los italianos
(y no solo de ellos) se debe al silencio de los sacerdotes sobre la presencia
demoniaca (…). Con frecuencia nuestro pueblo da más importancia a dudas o a
incertidumbres en vez de dársela al pecado en el que viven”.
“Es absolutamente fundamental extirpar el pecado y vivir en gracia de
Dios”, precisó.
El
exorcista refiere que el ministerio que ofrece requiere una gran preparación
espiritual y práctica. “Por esa razón, con la
autorización de mi obispo, durante 13 años, he llevado adelante una escuela
para exorcistas. He buscado preparar sobre todo a los que comenzaban en este
ministerio”, dice el sacerdote a ACI Stampa.
Los
sacerdotes exorcistas, prosigue, requieren “conocer
las leyes de la Iglesia, es decir el ritual respectivo”.
“En lo que se refiere a la preparación espiritual, son necesarias la
humildad y la convicción que nosotros los exorcistas no somos quienes vamos a
cazar al demonio, que combate a Cristo. Nosotros estamos llamados a combatir en
favor de Cristo”, concluye.
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