A continuación la
Catequesis dada en la Plaza de San Pedro el 13-agosto-86 y ratificada por el
Catecismo de la Iglesia Católica, en la cual el Papa trataba de exponer el
Magisterio de la Iglesia frente a muchos errores que ha habido con relación a
este tema: Por una parte hay aquéllos que
niegan rotundamente la existencia de Satanás y del Infierno, y hay otros que,
aún aceptando su existencia, sostienen que al Infierno no va nadie, porque Dios
es infinitamente Misericordioso, olvidando que Dios también es infinitamente
Justo y de que el mismo Jesucristo nos advierte sobre la posibilidad de
condenarnos (cfr. Jn. 3, 17 - Lc. 3, 17 - Lc. 16, 19-31 - Mt. 25, 31-46).
Otros opinan que mencionándolo se asusta a la gente y que es mejor no poner el
acento en lo negativo. Otros piensan que al no mencionarlos se les tiene más
lejos o se les hace perder la influencia que indudablemente tienen sobre los
seres humanos y sobre el mundo entero (cfr. CIC #395). Otros consideran que el
Demonio no existe como un ser personal, sino más bien como un principio o una
idea, como el "mal" en oposición
al "bien"; o -más en la línea del "New Age"- que el "mal" es lo que cada uno quiera creer
que es.
Todas estas posturas se contradicen con lo que es la enseñanza de la
Iglesia Católica (cfr. CIC #391-395 y 413-415), según lo exponía el Papa Juan
Pablo II en esta Catequesis, basándose en la Sagrada Escritura (cfr. Jn. 5,
19 - Mt. 13-38-39 - Mt. 17, 21 - Mc. 9, 29 - 1aPe. 5, 8 ) y en la que
dejaba claramente sentadas, entre otras cosas, las siguientes:
1.
Satanás sigue
tratando de tentar al hombre a insubordinarse contra Dios como lo hizo con
nuestros primeros progenitores.
2.
Satanás y los
ángeles caídos tratan de ocultarse. Así pueden mejor actuar contra el hombre en
el mundo.
3.
El Padre Nuestro,
oración que Jesucristo nos enseñó, nos recuerda que estamos continuamente
expuestos al Maligno: "no nos dejes caer en tentación; líbranos del Mal
- del Maligno".
Decía textualmente el
Papa: "Veía yo caer a Satanás como un rayo", frase de Jesús (Lc. 10, 18) con la que el
Señor afirma que el anuncio del reino de Dios es siempre una victoria sobre el
Diablo ... Interesarse por esto quiere decir prepararse al estado de lucha que
es propio de la vida de la Iglesia en este tiempo final de la historia de la
salvación, así como afirma el Apocalipsis (cf. 12, 7) ... El espíritu
maligno trata de trasplantar en el hombre la actitud de rivalidad, de
insubordinación a Dios. "Seréis como Dios" o
"como
dioses", fueron las palabras
del tentador a los progenitores... Como efecto del pecado de los progenitores, este ángel caído que es Satanás ha
conquistado en cierta medida el dominio sobre el hombre. Esta doctrina
constantemente confesada y anunciada por la Iglesia, encuentra dramática
expresión en la Liturgia del Bautismo cuando se pide al bautizado que renuncie
al demonio y a sus seducciones ... En las Sagradas Escrituras Satanás es
llamado "el príncipe de este mundo" (Jn.
12, 31; 14, 30; 16, 11) e incluso el "dios
de este siglo" (2a Cor. 4 ,4). Encontramos muchos otros nombres que describen sus
nefastas relaciones con el hombre: "Belcebú"
o "Belial", "espíritu
inmundo", "tentador" "maligno", y, finalmente, "anticristo' (1ª Jn. 4, 3). Se le
compara a un "león" (1ª Pe. 5,
8), a un "dragón" (en el
Apocalipsis) y a una "serpiente" (Gen.
3). Muy frecuentemente para nombrarlo se ha usado el nombre de "diablo", del griego ... que quiere
decir: causar la destrucción, dividir, calumniar, engañar ... Y a decir verdad
todo esto sucede desde el comienzo por obra del espíritu maligno que es presentado en la Sagrada Escritura como una
persona, aunque afirma que no
está solo: "somos muchos", gritaban
los diablos a Jesús en la región de los gerasenos (Mc. 5, 9); "el diablo y sus
ángeles", dice Jesús en la
descripción del juicio futuro. (cf. Mt. 25, 41)... Según la Sagrada
Escritura y especialmente el Nuevo Testamento, el dominio y el influjo de Satanás y de los demás espíritus malignos se extienden
al mundo entero. Las impresionantes palabras del Apóstol Juan: "El mundo está todo bajo el maligno" (1a
Jn. 5, 19) aluden también a la presencia
de Satanás en la historia de la humanidad, una presencia que se hace más fuerte
a medida que el hombre y la sociedad se alejan de Dios... El espíritu
del maligno puede "ocultarse" de
forma más profunda y eficaz: pasar inadvertido corresponde a sus "intereses". La habilidad de Satanás en
el mundo es la de inducir a los hombres
a negar su existencia en nombre del racionalismo y de cualquier otro
sistema de pensamiento que busca todas las escapatorias con tal de no admitir
la obra del diablo... Se trata de un conflicto entre las fuerzas oscuras del
mal y las de la redención. Comprendemos así por qué Jesús en la plegaria que
nos ha enseñado, el "Padre Nuestro", termina
casi bruscamente, a diferencia de tantas otras oraciones de su tiempo,
recordándonos nuestra condición de expuestos
a las insidias del Mal - Maligno: No nos
dejes caer en la tentación, líbranos del Maligno."
(De la Catequesis del Papa Juan Pablo II en la Plaza San Pedro, 13-agosto-86)
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