El Señor de los Milagros de las Nazarenas, más comúnmente llamado Señor
de los Milagros, es una imagen de Jesucristo originalmente pintada en una pared
de adobe, ubicada tras el Altar Mayor del santuario de Las Nazarenas de Lima (Perú)
y venerada en Lima y diversas partes del mundo. La imagen fue pintada durante
el siglo XVII por un esclavo originario de Angola que
fue llevado al Perú. La festividad del Señor de los Milagros es la principal
celebración católica en el Perú y una de las procesiones más grandes del mundo.
Su procesión es una tradición peruana, considerada como la manifestación
religiosa católica periódica más numerosa del mundo. La imagen original del
cristo muro fue pintada por un esclavo de casta angoleña llamado Pedro Dalcón o
Benito, según Raúl Porras Barrenechea. Posteriormente
fueron añadidas las imágenes de Dios Padre, María y María Magdalena. Se le
conoce como Cristo Moreno debido a que, entre sus creyentes, predominaba la
gente negra. Podría estar relacionado, según explica la historiadora María Rostworowski, con el culto milenario al
dios Pachacámac, tan solo por haber sido pintado en el Barrio de Pachacamilla
en el centro de Lima.
Debido a los traficantes de esclavos, una parte importante de estos
inmigrantes venían de la costa atlántica de África occidental, que se
clasificaban por castas: congos, mandingas, caravelíes, mondongos, mozambiques,
terranovos, minas y angolas. Aproximadamente 10,000 habitantes de Lima se
organizaron de tal manera que construyeron sus toscas cabañas o callejones
divididos en aviva, es decir el bantú o el kimbundo, cantaban canciones
antiguas de sus tierras natales ya que provenían del África Occidental. También
se ocupaban de sus enfermos y se preocupaban de que todos tuvieran un entierro
decente, mediante pequeñas cuotas de cofrades.
Los africanos, tanto esclavizados como libres, encontraron en la
institución de las cofradías una válvula de escape para la condición de
opresión que sufrían en el Perú. Desde el siglo XVI se instituyen cofradías de
negros con aprobación eclesial. Eran agrupaciones de unos cien miembros en
promedio que estaban a cargo de un retablo o capilla en los templos de Lima,
dirigidas por un Mayordomo o Caporal, tenían una junta directiva llamada «los veinticuatro» por el número de personas que
lo conformaban.
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