Radio Vaticano | Oct 13,
2017
Homilía hoy en
Casa Santa Marta
Solo Cristo crucificado nos
salvará de los demonios que nos hacen “deslizar lentamente
hacia la mundanalidad”, salvándonos también de la “necedad” – de la que habla san Pablo a los
Gálatas – y “de la seducción”.
Así lo dijo hoy Papa Francisco
en la Misa en Casa Santa Marta, reflexionando sobre el evangelio del día, en el
que Jesús dice: “Si yo expulso los demonios con el
dedo de Dios, entonces ha llegado a ustedes el Reino de Dios”. El
Pontífice exhorta a hacer examen de conciencia, a las obras de caridad, “las que cuestan”, pero que “nos llevarán a estar más atentos” y vigilantes
para que no entren “astutos” personajes, o
sea, los demonios.
El Señor, explica, “nos pide estar vigilantes”, para no caer en
tentación. Por eso el cristiano está siempre “vigilando,
está atento”, como un “centinela”. El
evangelio habla de la lucha entre Jesús y el demonio, de “algunos” que decían que Cristo tenía el “permiso de Belcebú” para hacerlo.
Jesús no cuenta una parábola,
sino que “dice una verdad”: cuando el
espíritu impuro “sale del hombre”, vaga “por lugares desiertos”, buscando alivio y, al no
encontrarlo, decide volver de donde había venido, donde vive el hombre “libre”. Entonces el demonio decide tomar “otros siete espíritus peores que él”, de manera
que la condición del hombre sea “peor que antes”. Justo
la palabra “peor”, subraya el Papa, tiene “mucha fuerza” en el pasaje, porque los demonios
entran “en sordina”.
“Empiezan a
formar parte de la vida. También con sus ideas y aspiraciones – aclara el Papa
– ayudan a ese hombre a vivir mejor… y entran en la vida del hombre, entran en
su corazón y desde dentro empiezan a cambiar a ese hombre, pero tranquilamente,
sin hacer barullo. Es distinto, este modo es distinto del de la posesión
diabólica que es fuerte: esta es una posesión diabólica un poco ‘de salón’,
digamos así”.
“Esto es lo que
el diablo hace lentamente, en nuestra vida, para cambiar los criterios, para
llevarnos a la mundanalidad. Se mimetiza en nuestra manera de actuar, y
nosotros difícilmente nos damos cuenta. Y así, ese hombre, liberado de un
demonio, se vuelve un hombre malo, un hombre oprimido por la mundanalidad. Esto
es lo que quiere el diablo: la mundanalidad”.
La mundanalidad, por otra
parte, es “un más en la ‘posesión’ del demonio”, añade
Francisco. Es un “encantamiento”, es la “seducción”. Porque es el “padre
de la seducción”. Y cuando el demonio entra “tan
suavemente, educadamente y toma posesión de nuestras actitudes”, explica
el Papa, nuestros valores “van del servicio de Dios
a la mundanalidad”.
Así se vuelven “cristianos tibios, cristianos mundanos”, con una “mezcla” – que el Pontífice define “macedonia” – entre “el
espíritu del mundo y el espíritu de Dios”. Todo ello “aleja del Señor”. Francisco responde entonces a
la pregunta de cómo se puede hacer para “no caer” y
para salir de esta situación. Reafirma el tema de la “vigilancia”,
sin “asustarse”, con “calma”.
“Vigilar significa comprender lo que pasa en
mi corazón, significa detenerme y poco y examinar mi vida. ¿Soy
cristiano? ¿Educo más o menos bien a mis hijos? ¿Mi vida es cristiana o es
mundana? ¿Y cómo puedo entender esto? La misma receta de Pablo: mirar a Cristo crucificado. La
mundanalidad sólo se entiende dónde está y se destruye ante la cruz del Señor.
Y este es el objetivo del Crucificado ante nosotros: no es un adorno; es justo
lo que nos salva de estos encantamiento, de estas seducciones que te llevan a
la mundanalidad”.
El Pontífice exhorta a
preguntarnos si miramos a “Cristo crucificado”, si
hacemos el “Via Crucis para ver el precio de la
salvación” no sólo de los pecados “sino
también de la mundanalidad”.
“Después, como
dije, el examen de conciencia. Pero siempre ante el Cristo Crucificado. La
oración. Y después, hará bien una fractura, pero no de los huesos: una fractura
en las actitudes cómodas: las obras de
caridad. Yo estoy cómodo, pero haré esto, que me cuesta. Visitar a un
enfermo, ayudar a alguien que lo necesita… no sé, una obra de caridad. Y esto
rompe la armonía que intenta crear este demonio, estos siete demonios con su
jefe, para hacer la mundanalidad espiritual”.
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