lunes, 9 de octubre de 2017

EL CARÁCTER SOBRENATURAL DE LA BIBLIA


¿Quiere esto decir que la Biblia es un objeto con poderes mágicos?

Por: Maleni Grider | Fuente: www.somosrc.mx
En efecto, la palabra de Dios es viva y eficaz, más penetrante que espada de doble filo, y penetra hasta donde se dividen el alma y el espíritu, los huesos y los tuétanos, haciendo un discernimiento de los deseos y los pensamientos más íntimos. Hebreos 4:12

De todos los libros del mundo, la Biblia es el único sobrenatural. ¿Quiere esto decir que la Biblia es un objeto con poderes mágicos? No. El carácter sobrenatural, poderoso de la Biblia reside en que es la Palabra de Dios. Es decir, es el mensaje que Dios tiene para los hombres, es fuente de revelación, es el libro que habla sobre todo lo que Dios es y ha hecho a través de los siglos, incluyendo la llegada de Jesús al mundo, y el inicio de la cristiandad sobre la tierra.

¿Por qué es sobrenatural? Porque proviene de Dios, que es un ser supremo, todopoderoso y eterno. Dios no es un ser terrenal sino celestial. De su boca salió la orden para crear nuestro planeta y la vida humana. Él con su poder lo creó todo, y al hacerlo tenía un propósito. Dios, a través de sus profetas, siervos y apóstoles ha revelado mensajes para la humanidad, los cuales están contenidos en los muchos libros que conforman la Biblia (término derivado del griego que significa “conjunto de libros”).

La Escritura es inspirada por Dios, a través del Espíritu Santo, y sólo por el Espíritu Santo puede ser revelada e interpretada. “Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar, rebatir, corregir y guiar en el bien.” (2 Timoteo 3:16) La Biblia es un canal abierto por medio del cual podemos conocer el carácter y los designios y los planes de Dios para la humanidad y para nosotros mismos. Todo aquel que sigue los mandamientos y todo lo que está contenido en la Ley de Dios y los profetas, en los evangelios y en las cartas paulinas o de los demás apóstoles, podrá experimentar una transformación en su vida. Por eso, la Biblia tiene un poder sobrenatural para cambiar vidas, pues contiene la revelación y el poder del Dios verdadero, el único Dios.

En la Biblia encontramos todos los misterios sobre Cristo y la obra del Espíritu Santo, en comunión con el amor y el plan de Dios. Ahí podemos comprobar la veracidad de un Dios santo, perfecto, bueno, misericordioso y eterno, el cual nos creó por amor y nos amó con amor eterno hasta dar a su propio Hijo en propiciación por nuestros pecados. Su plan para nuestra vida no es otro, sino que le conozcamos. No sólo que creamos que Él existe, sino que le conozcamos, que nos acerquemos a Él, que tengamos una relación cercana, íntima con Él, y que andemos en sus caminos para que Él pueda bendecirnos y darnos toda la felicidad y la abundancia y la prosperidad espiritual posibles.

Los libros de la Biblia fueron escritos en diferentes siglos. Alrededor de cuarenta hombres (profetas, sacerdotes, reyes, pescadores, discípulos, un médico, etcétera), en un periodo de mil quinientos años, recibieron la unción y la revelación de parte de Dios para escribir estos libros que hoy conforman la Biblia. Tomó mucho tiempo traducir los textos originales en hebreo, arameo y griego, a los idiomas contemporáneos. Pero hoy tenemos a la mano diversas ediciones. Todos podemos acceder a la Palabra de Dios en nuestra casa, y conocer a ese Dios verdadero cuyo mensaje guarda unidad a través de todos los libros que conforman la Biblia.

La unidad del plan de Dios para la humanidad se encuentra en todos estos libros, con una congruencia que sólo puede ser explicada por la inspiración del Espíritu de Dios como autor principal de estos libros, el cual obró a través de todos estos hombres que vivieron en tan diferentes épocas, bajo diferentes reinos y circunstancias.

Gracias a Dios por su Palabra, que es lumbrera a nuestro camino. Gracias a Dios por la sabiduría de su Escritura, que es la guía para nuestra vida. Gracias a Dios por su Palabra, que es nuestro alimento espiritual, nuestro sustento, nuestro consejo y nuestra luz.


Que Dios bendiga su Palabra por los siglos de los siglos. Amén.

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