HOMILÍA DE LA MISA CELEBRADA EN LA CASA SANTA MARTA
Esto es lo que
debes hacer según el Papa Francisco.
Por: Álvaro de Juana | Fuente: ACI Prensa/ 27 septiembre 2017
Por: Álvaro de Juana | Fuente: ACI Prensa/ 27 septiembre 2017
¿Quiénes
son los enemigos de la esperanza? A esta pregunta trató dar respuesta el Papa Francisco
durante su catequesis en la Audiencia General del miércoles, en al que invitó a
combatir la tristeza y la melancolía.
El Santo Padre manifestó que “no es verdad que ‘mientras hay
vida hay esperanza’, como se suele decir. Es más bien al contrario: es la
esperanza la que mantiene en pie a la vida, la protege, la custodia y la hace
crecer. Si los hombres no hubiesen cultivado
nunca la esperanza, si no se hubiesen aferrado a esta virtud, no hubiesen
salido jamás de las cavernas y no hubieran dejado huella en la historia del
mundo”.
Francisco aludió al poeta francés Charles Péguy,
que “nos ha dejado páginas estupendas sobre la
esperanza” y afirma que “Dios no se sorprende tanto por la fe de los seres humanos, ni siquiera
por su caridad; sino que lo que realmente le llena de maravilla y le conmueve
es la esperanza”.
El Papa recordó a los "rostros
de tanta gente que han estado en este mundo –pobres obreros, inmigrantes en
busca de un futuro mejor– que han luchado tenazmente a pesar de la amargura de
un hoy difícil, colmo de tantas pruebas" pero animados "por la confianza de que los hijos habrían tenido
una vida más justa y más serena”.
“La esperanza es el empujón
en el corazón de quien parte dejando la casa, la tierra, a veces familiares y
parientes, para buscar una vida mejor, más digna para sí y para sus seres
queridos”.
Es además “el
empujón a compartir el viaje de la vida, como recuerda la campaña de Cáritas
que inauguramos hoy”, dijo. “¡No tengamos miedo de compartir el viaje!,
¡no tengamos miedo de compartir la esperanza!”, exclamó también.
El Obispo de Roma reconoció que la esperanza “no
es virtud para gente con el estómago lleno”, y esta es la razón por la
que “los pobres son los primeros portadores de la
esperanza”.
“A veces, haber tenido todo
en la vida es una mala suerte. Pensad en un joven al que no se le haya enseñado
la virtud misma de la espera y de la paciencia, que no ha tenido que sudar
nada, que ha ido quemando etapas y con 20 años sabe ya ‘cómo va el mundo’. Ha
sido destinado a la peor condena: la de no desear nada. Parece un joven, sin
embargo, el otoño ya ha llegado a su corazón”.
“Tener un alma vacía es el peor obstáculo para la esperanza. Es un
riesgo del cual ninguno puede darse por excluido, porque ser tentados contra la
esperanza puede suceder también cuando se recorre el camino de la vida
cristiana”.
Francisco también denunció la tentación de caer
en “jornadas que se convierten en monótonas y
aburridas" en las que "ningún
valor es merecedor de ser puesto en práctica. Es la acidia, como la definían
los Padres”.
Y cuando esto sucede, “el
cristiano sabe que esa condición debe ser combatida, nunca aceptada
pasivamente”. “Dios nos ha creado para la alegría y la felicidad, y no para que
nos quedemos en pensamientos melancólicos”, añadió.
El Papa invitó entonces a “cuidar el propio corazón” para oponerse “a
las tentaciones de infelicidad, que seguramente no provienen de Dios”.
Y cuando “nuestras
fuerzas parezcan flaquear y la batalla contra la angustia sea particularmente
dura, podemos siempre recurrir al nombre de Jesús. Podemos repetir la oración
simple de la que podemos encontrar huellas en el Evangelio y que se convirtió
en el centro de tantas tradiciones espirituales cristianas: ‘¡Señor Jesucristo,
Hijo de Dios, ten piedad de mí que soy un pecador!”.
“No estamos solos para
combatir la desesperación. Si Jesús ha vencido al mundo, es capaz de vencer en
nosotros todo aquello que se opone al bien. Si Dios está con nosotros, ninguno
nos robará la virtud de la que tenemos absolutamente necesidad de vivir.
Ninguno nos robará la esperanza”.
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