El famoso sacerdote
y teólogo español José Antonio Fortea responde.
Por: David Ramos | Fuente: ACI Prensa
Por: David Ramos | Fuente: ACI Prensa
El famoso sacerdote y teólogo español José
Antonio Fortea reflexionó en un reciente artículo sobre la confesión, y la
frecuencia con la que un cristiano debería recurrir al sacramento de la
reconciliación.
En su texto, publicado en su blog con el título
de “La frecuencia de la confesión”, el P. Fortea
recordó que “en la época de San Agustín, por ejemplo,
la confesión era algo que se hacía cada mucho tiempo, sin que se pueda precisar
con seguridad cada cuanto tiempo”.
“Pero cuando un cristiano
recibía el perdón de parte de un presbítero en nombre de Dios, recibía esa
absolución con gran arrepentimiento, con gran consciencia de estar recibiendo
un misterio muy sagrado”, señaló.
En esas ocasiones “uno
se preparaba mucho y después cumplía una penitencia que no era pequeña”.
El sacerdote español señaló que “la frecuencia ideal si uno no tiene sobre su conciencia pecados graves” y “para una persona que lucha por la santidad y tiene un
horario regular de oración mental, la frecuencia ideal sería una vez a la semana”.
“Pero hay que evitar que esta práctica se convierta en algo
rutinario que no se valora”, advirtió.
El P. Fortea indicó además que “si alguien no tiene pecados graves y considera que
prefiere hacer una confesión al mes, para hacerla con mayor preparación y mayor arrepentimiento, tampoco hay
nada reprobable en ello”.
“En cualquier caso, todos los
cristianos como mínimo conviene que se confiesen una vez al año”. Pero,
precisó, “estoy hablando de la frecuencia más
pequeña posible”.
“Lo normal para cristianos
que viven en gracia de Dios será confesarse varias veces al año”.
En
caso de un pecado grave, indicó, “entonces
uno debe confesarse cuanto antes. Lo mejor es ese mismo día o al día
siguiente”.
“Hay que evitar que los pecados echen raíces. Hay que evitar
que el alma se acostumbre a vivir en pecado ni un solo día”, dijo.
El presbítero español se refirió también a los
casos en los que “los pecados graves ocurren con
demasiada frecuencia”. Para estas situaciones “es
preferible que la confesión no se repita más de una vez a la semana, sin
comulgar mientras tanto”.
“De lo contrario, el
penitente puede acostumbrarse a recibir un misterio tan sagrado cada dos o tres
días. Lo cual es una frecuencia que indica que uno no tiene un propósito de
enmienda fuerte sino débil”.
El P. Fortea señaló que “podemos
pedir perdón a Dios cada día por nuestras faltas. Pero la confesión es un misterio muy grandioso para repetirlo
continuamente”.
“Como excepción uno sí que
puede confesarse varias veces a la semana. Pero como norma, para toda la vida,
no conviene”, advirtió, pues “significaría
devaluar el sacramento”.
“Si una persona sólo
resiste un par de días antes de pecar gravemente, tiene que hacer más oración y más penitencia
antes de acercarse a este misterio sacramental”, concluyó.
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