La sencillez nos da
fortaleza interior, así como encanto profundo y perdurable.
Fuente: encuentra.com
Fuente: encuentra.com
UNA
PERSONALIDAD SENCILLA A VECES PUEDE PASAR INICIALMENTE DESAPERCIBIDA, PERO SU
FORTALEZA INTERIOR Y SU ENCANTO ES MUCHO MÁS PROFUNDO Y PERDURABLE.
Probablemente no hay nada más chocante que una
personalidad "inflada" o quienes
se vanaglorian constantemente de sus propios logros, cualidades y
posibilidades. Una personalidad sencilla a veces puede pasar inicialmente
desapercibida, pero su fortaleza interior y su encanto es mucho más profundo y
perdurable.
La personalidad sencilla es única, recia, sin
adornos ni artificios, no le hace falta mostrar y poner en un escaparate sus
posesiones y cualidades porque son evidentes y naturales. La sencillez nos
enseña a saber quiénes somos y lo que
podemos.
Durante una conversación escuchamos en una
ocasión a una persona que decía "detesto a las
personas "sofisticadas". Lo había dicho una persona
inmensamente rica, con grandes dotes intelectuales, con una posición social
privilegiada y con una familia notable durante muchas generaciones. Esa persona
era probablemente la que más derecho habría tenido a mostrar la sofisticación
de ropa de diseñador, varios automóviles exóticos, una conversación plagada de
términos rimbombantes derivada de su profunda cultura, una altivez propia de la
dignidad de una familia importante. Y sin embargo decía "detesto a ls personas "sofisticadas". Y las
detestaba porque precisamente en su medio social veía lo peor de la miseria
humana: altivez injustificada, grosería constante ante la servidumbre, orgullo
de una cultura superficial.
LA
CULTURA DE HOY NOS LLEVA AL VACÍO INTERIOR QUE POSEE NUESTRA SOCIEDAD
La cultura de hoy a veces quiere hacernos creer
que valemos por nuestra ropa, por nuestros autos, por estar a la moda, porque
somos poderosos, porque podemos humillar. Pero precisamente toda esa cultura es
la llave al gran vacío interior que comienza a caracterizar a nuestra sociedad.
Es fácil caer en la tentación de "lucir" en cualquier circunstancia: al
entrar a un restaurant, al asistir a una fiesta importante… A veces podemos
pasar muchísimo tiempo tratando de encontrar la ropa, accesorios adecuados, y
podemos caer en la afectación en nuestra postura y tratar de cuidar cada
palabra. Esto también con frecuencia puede quitarnos totalmente la
espontaneidad y la frescura haciéndonos francamente insoportables y logramos
exactamente el efecto contrario de lo que queríamos, en lugar de agradar
desagradamos.
EL
PROGRESO INTERNO ES LO IMPORTANTE
La persona humana está dotada de inteligencia, cualidades y habilidades. Pero ¿Para
qué convertir nuestra vida en una eterna competencia? ¿De qué sirve estarme
comparando constantemente con los demás? El progreso interno, donde nosotros
crecemos es en verdad lo importante.
No debemos centrar nuestra vida en querer
impresionar a los demás por estar "a la
última" en electrónica, moda, autos, muebles, y peor aún es cuando
nuestras posibilidades nos permiten llegar al punto de la ostentación. La
postura de altivez y menosprecio son un efecto directo de estas ostentaciones.
Por otra parte, con frecuencia se desvirtúa la
imagen de las personas sencillas, haciéndolos sinónimo de timidez e ingenuidad
-en el mejor de los casos-, aunque en otras ocasiones se relaciona la idea a la
pobreza y la suciedad. Ni lo uno, ni lo otro. La sencillez no es pobreza ni
mendicidad, es tener lo que se necesita pero sin caprichos superficiales. La
sencillez no es suciedad, la pulcritud no está reñida con la humildad del
corazón.
AHORA
BIEN, EL VALOR DE LA SENCILLEZ TIENE DISTINTAS MANIFESTACIONES ¿QUÉ HACE UNA
PERSONA PARA SER SENCILLA? EN EL CASO DE NUESTRA FORMA DE HABLAR PODEMOS CITAR
VARIOS EJEMPLOS. UNA PERSONA SENCILLA…
- Utiliza con mesura la palabra, evitando
acaparar las conversaciones para convertirse en el centro de atención; del
mismo modo su lenguaje es apropiado, sin recurrir a palabras altisonantes, de
mal gusto o frases corrientes para hacerse notar.
- Tiene un lenguaje comprensible y adecuado a la
ocasión, sin caer en el uso de palabras cultas o rimbombantes, para formar una
imagen erudita y de vasto conocimiento, lo cual no siempre está de acuerdo a nuestra realidad.
- En una conversación que gira alrededor de su
competencia profesional, nunca aprovechará el momento para “dar una cátedra” sobre el tema; es de muy mal
gusto, sobre todo si en ningún momento se ha pedido la opinión profesional.
- Evita hablar en todo momento de sus logros,
aciertos y reconocimientos alcanzados. Si bien es molesto escuchar hablar “de la buena fortuna” presente, llega al punto de
intolerable, exaltar las glorias pasadas (yo hice, yo tuve…), que en nada
concuerdan con la situación actual. Lo más digno, es omitir toda manifestación
ostentosa de nuestra inteligencia, habilidades y bienes materiales.
PODEMOS
DECIR QUE INTERNAMENTE, NUESTRAS IDEAS Y PENSAMIENTOS DEBEN ESTAR LIBRES DE
TODO REBUSCAMIENTO Y COMPLICACIÓN.
- Se debe evitar a toda costa hacer preguntas y
comentarios que sólo redundan y reafirman lo expuesto, queriendo encontrar
problemas y dificultades donde no los hay. Es fácil reconocer esta actitud
cuando se requiere tomar una decisión o llevar a cabo una actividad;
normalmente la persona pretende sobresalir en la reunión de trabajo, mostrando
equivocadamente su interés atención, comprensión y conocimiento del asunto.
- No perder el tiempo buscando una segunda
intención o significado en las actitudes y palabras en los demás.
POSIBLEMENTE,
LA MANIFESTACIÓN MÁS CLARA DE LA SENCILLEZ SE ENCUENTRA EN EL ASPECTO EXTERIOR
DE LA PERSONA:
- Porque viste con decoro, sin llegar a ser
estrafalario, de acuerdo a la ocasión y procurando usar aquellas prendas que
están más de acuerdo a su persona, sin dejarse seducir por la exageración
caprichosa de la moda, las joyas o los colores llamativos.
- Los modales distan mucho de ser artificiosos y
estudiados especialmente para cada situación concreta, desde la forma de
saludar, utilizar los cubiertos, leer la carta, ordenar un platillo o una
bebida especial… La sencillez es cortesía, la altivez grosería.
- Siempre puede contarse con su apoyo, no tiene
miedo a prestar un Servicio porque no existen actividades de “segunda categoría”, todo es importante y
necesario.
ES
DE IGUAL IMPORTANCIA LA FORMA EN LA QUE SE APRECIAN LOS BIENES MATERIALES,
PORQUE LA SENCILLEZ NOS HACE:
- Adquirir, poseer y utilizar aquellos bienes
que son necesarios, evitando el lujo inútil o el capricho. Es bueno comprar
cosas de buena calidad que duren y que nos presten el servicio que se desea
durante más tiempo y con más eficiencia, pero no por la presunción y la
manifestación de una desahogada posición económica.
- Nuestra forma de ser, de vestir debe ser
acorde con nuestra circunstancia personal. Un estudiante debe vestirse como
estudiante y no como ejecutivo. Nada sería más ridículo que un ejecutivo
vestido como estudiante.
- Todos debemos luchar por superarnos, tener una
forma de vida más digna, superarnos profesionalmente, pero siempre con
sencillez.
La persona sencilla no se exalta ni menosprecia,
aprecia a las personas por lo que son, lo cual permite un diálogo amable y una
amistad sincera. Todos sus bienes y posesiones están a disposición de los
demás.
El valor de la sencillez nos ayuda a superar el
deseo desmedido por sobresalir, sentirnos distinguidos y admirados sólo por la
apariencia externa. Nuestro interior, nuestro corazón es lo que verdaderamente
cuenta. Una persona sencilla gana más corazones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario