Debemos reconocimiento a la generosidad de Dios.
Por eso los cristianos damos gracias por lo que
Dios nos da.
Antes y después de comer damos gracias a
Dios providente por los manjares que cada día recibimos de su bondad.
Tanto si estamos solos como si compartimos los
alimentos con otros hermanos.
Debes recordar, además, que el Señor Jesús unió
el sacramento de la Eucaristía al rito de un banquete.
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Y que una vez resucitado de entre los muertos, se manifestó a los discípulos al partir el pan.
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Y que una vez resucitado de entre los muertos, se manifestó a los discípulos al partir el pan.
El cristiano, cuando se sienta
a la mesa, reconoce en los manjares que
tiene a su disposición una señal de la bendición de Dios. Y no debe echar en olvido a los pobres
que posiblemente carecen del sustento del que él, quizás, disfruta en
abundancia.
¿Pero a donde realmente
dirigimos la bendición?
¿BENDECIMOS LOS ALIMENTOS O A
DIOS QUE NOS DA LOS ALIMENTOS?
¿Alguna vez nos hemos detenido a pensar lo que
realmente estamos orando en ese momento?
En el Nuevo Testamento, en realidad hay dos palabras que se utilizaron
cuando Jesús oró por una comida.
LA PRIMERA PALABRA
La primera es la palabra griega “eulogeo”. El
término significa “hablar bien de” o “alabar”.
La palabra aparece en Marcos
6:41 que dice:
“Entonces Él tomó los cinco panes y los dos pescados, y
levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición. Partió los panes y los fue entregando
a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados
entre la gente”.
Ten en cuenta que en el versículo que dice Jesús “pronunció la bendición”
antes que Él partiera el pan.
En otras palabras, Jesús
estaba hablando bien o alabando, pero ¿qué
alaba?
¿Estaba Jesús hablando de los alimentos o del Padre?
En el pasaje parece obvio (“levantando los ojos al cielo”) que Él no
estaba bendiciendo la comida, sino en su lugar, reconociendo a su Padre.
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O sea hablándole al Padre algo sobre esos alimentos.
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O sea hablándole al Padre algo sobre esos alimentos.
Curiosamente, el término eulogeo también
se traduce como “dar gracias”.
Por lo que Jesús, por tanto y probablemente,
estaba dando las gracias no a la comida, sino a su Padre en el cielo.
Según la tradición judía, antes de cada comida el hombre o mujer judío fiel ofrecían esta
bendición:
“Bendito seas, Señor, Dios nuestro, Rey
del mundo, que has creado el pan
que sale de la tierra”.
Y, antes de consumir el vino
que ofrecían esta bendición similar: “Bendito seas, Señor, Dios nuestro, Rey
del mundo, que has creado el fruto de
la vid”.
Jesús era un judío que
observaba las tradiciones y las oraciones judaicas.
Por lo tanto, la acción de
gracias o la bendición de Jesús probablemente hayan sido similares a esta
oración.
La que no está claramente dirigida hacia la comida, sino hacia Aquel que la
proporcionó.
LA SEGUNDA PALABRA
La segunda palabra que se usó cuando Jesús oró en una comida es el
término griego “eucharisteo”, de donde
obtenemos nuestra palabra eucaristía.
El término significa “dar gracias” u
“ofrecer gracias”, y Jesús usó esta palabra en la
última cena con sus discípulos.
En Mateo 26: 26-28 leemos:
“Mientras
comían, Jesús tomó el pan, pronunció la
bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Tomen y
coman, esto es mi Cuerpo». Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó,
diciendo: «Beban todos de ella, porque esta es mi Sangre, la Sangre de la
Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados»”.
La realidad de la época es que
era común para los judíos ofrecer una
bendición por cada alimento servido durante una comida.
Y de vuelta, Jesús estaba
probablemente ofreciendo las bendiciones tradicionales con el pan y el vino.
Pero fíjense que Jesús no bendice la comida o el
vino.
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En realidad Jesús, en ambos pasajes, bendice o le da gracias a su Padre.
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En realidad Jesús, en ambos pasajes, bendice o le da gracias a su Padre.
Pensemos en cuáles son las
alternativas de bendición:
– Bendecir a la comida en si misma ¿para qué?
Puede ser para que tenga buen sabor, te alimente, te fortalezca, te caiga bien,
se repita otras veces y llegue a otras personas.
– Bendecir al que preparó la comida ¿para que?. Puede
ser un agradecimiento por su trabajo, por la calidad que logró, una bendición
para su vida.
– Dar Gracias a Dios ¿por qué?. Porque permitió que llegara hasta tu
mesa la comida, porque te proporciona una comida con buen sabor, etc. como
decimos arriba; para que bendiga a quien la preparó como decimos arriba; y sobre todo dar gracias por Su generosidad.
Lo que puede también tener un pedido para que esta comida no te falte en el
futuro y llegue también a los que no tienen.
Si lo reflexionamos a fondo, dando Gracias a
Dios por su generosidad estamos cubriendo todas las bendiciones.
Por otro lado, la evidencia bíblica e histórica
es que debemos orar antes de nuestras comidas, pero deberíamos bendecir al
Padre no a la comida.
DE DONDE NACE LA CONFUSIÓN
¿Pero cómo los cristianos terminamos bendiciendo
la comida en vez de a nuestro Padre?
Para
la mayoría de nosotros es simplemente una cuestión de tradición o hábito arraigado, porque nunca hemos pensado en esta
diferencia.
La confusión sobre este
asunto en realidad comenzó con una mala traducción de Mateo 26:26 en la versión
King James de la Biblia (la que utilizan preferentemente los protestantes), que
luego siguió en muchas traducciones actuales de la Biblia.
En la
versión King James se lee:
“Mientras comían, Jesús
tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio a sus discípulos”.
Si comparamos ambas
versiones, la de arriba que dice “tomó el pan, pronunció la bendición” y
esta otra que dice “tomó el pan, lo bendijo”, vemos
claramente la confusión.
En la primera no dice
que Jesús bendijo el pan sino que Él simplemente “bendijo” o
“dio gracias”.
Realmente
es increíble que este pequeño error del
texto, haga que millones de personas recen antes de sus comidas algo que Jesús
aparentemente no tuvo la intención de hacer.
Cuando Jesús nos enseñó
a orar por nuestra comida, o cualquier otra cosa en esta materia, Él nos enseñó
a honrar al Padre en primer lugar.
Sus
instrucciones a nosotros en Mateo 6: 9 fueron. “ Ustedes oren
de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu
Nombre”
Así
que lo que Jesús modeló para nosotros
es que cuando oremos antes de una comida, nuestras oraciones de agradecimiento
se centren en Dios, en vez de centrarse en los alimentos.
Las dos versiones, de bendecir los alimentos o
bendecir a Dios por los alimentos que nos da, están en estas oraciones que son
las que se oran habitualmente.
ORACIONES DE BENDICIÓN POR LA COMIDA O A LA COMIDA
Señor
Dios, que nuestra mesa sea lugar de intercambio fraterno, de afecto humano, de
consuelo recíproco y de agradecimiento por todos tus dones. Tú estás presente
entre nosotros porque eres el Amor, bendito por los siglos de los siglos. Amén.
Señor,
bendice estos alimentos que recibimos de tu generosidad. Da pan a los que
tienen hambre y hambre de Dios a los que tienen pan.
Bendito
seas, Señor por esta comida que vamos a compartir y que es signo de paz, de
alegría y fraternidad. Amén.
Bendícenos,
Señor, y bendice estos alimentos que vamos a tomar. Haz que no les falte el pan
a los que pasan hambre. Amén.
Bendice,
Señor, a cuantos hoy comemos este pan; bendice a cuantos lo hicieron y a
cuantos no lo tendrán. Amén
Bendícenos,
Señor, y bendice los alimentos que vamos a tomar para mantenernos en tu santo
servicio. Amén.
Bendícenos,
Señor, y bendice nuestros alimentos. Bendice también a quienes nos los han
preparado, y da pan a los que no lo tienen.
Bendice,
Señor, a cuantos hoy comemos este pan Bendice a quienes lo hicieron y haz que
juntos lo comamos en la mesa celestial. Señor,
bendice estos alimentos que recibimos de tu generosidad
Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Bendícenos,
Señor, a nosotros y bendice estos alimentos que vamos a tomar y haznos
partícipes de la mesa celestial. Amen.
El
Niño Jesús que nació en Belén Nos bendiga la comida y a nosotros también
V.
Bendícenos, Señor, y bendice estos alimentos que por tu bondad vamos a tomar.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
V. El Rey de la Gloria nos haga partícipes de la mesa celestial.
R. Amén
R. Amén.
V. El Rey de la Gloria nos haga partícipes de la mesa celestial.
R. Amén
Padre,
siéntate con nosotros a la mesa, bendícenos
a todos y acompaña nuestro día.
Gracias Señor.
Gracias Señor.
Vivimos
contigo. Disfrutamos contigo.
Comemos contigo. Padre,
rodéanos con tu espíritu y enséñanos a contagiar tu amor.
Señor Jesús. Tú que eres
nuestro Pan de Vida, te pedimos que
derrames hoy tu bendición sobre esta mesa y estos alimentos que nos has querido dar en tu bondad. Tú que naciste en una familia humilde y trabajadora, que conociste la fatiga y la lucha por el sustento diario,
ayúdanos a confiar en la Providencia del Padre
para que seamos
capaces de compartir los bienes que nos
regalas con quienes más lo necesitan. Tú que te sentaste a la mesa de los pobres y de los pecadores, danos el don de la hospitalidad, para recibir en nuestras vidas a los más pequeños,
a los que tiene hambre y sed de justicia, de cariño y
de paz. Te damos gracias Señor por tantas
bendiciones, por confiarnos estos dones
que habremos de recibir en el Nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Padre, tú hiciste todas las cosas que son buenas.
Que ahora, que compartimos estos dones de la creación,
seamos conscientes de tu presencia constante en nuestras vidas. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Padre, tu nos llamas a estar juntos en esta mesa y has
proveído estos alimentos. Que
esta comida fortalezca nuestras mentes y cuerpos para
que podamos hacer tu trabajo eficientemente. Te
lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén
Bendice estos alimentos que por tu bondad vamos a recibir;
bendice las manos que los prepararon, da otro tanto a los que nada tienen y
concede tu paz y tu justicia a nuestra Patria. Amén.
Señor Dios, que nuestra mesa sea lugar de intercambio
fraterno, de afecto humano, de consuelo recíproco y de agradecimiento por todos
tus dones. Tú estás presente entre nosotros porque eres el Amor, bendito por
los siglos de los siglos. R. Amén.
ORACIÓN PARA BENDECIR LOS ALIMENTOS DEL PADRE
PÍO
Oh Jesús, tú que provees y alimentas a las aves del aire,
provee y aliméntanos también a nosotros, que no sabemos ni sembrar, ni segar ni
recoger. Ven, bendice nuestro
alimento y dáselo también a los que no lo tienen. Amén.
Fuentes:
- http://kentdelhousaye.com/2010/01/04/should-we-really-bless-the-food/
- http://forosdelavirgen.org/29781/oraciones-para-despues-de-comer/
- http://forosdelavirgen.org/29791/oraciones-para-cada-tiempo-liturgico-en-la-mesa/
- http://forosdelavirgen.org/29787/oraciones-para-cada-dia-de-la-semana-en-la-mesa/
- http://forosdelavirgen.org/29775/oraciones-de-accion-de-gracias-por-la-comida/
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